Europa ha intensificado este año sus esfuerzos para proteger sus industrias de fabricación de energías limpias y reducir la dependencia de China en su despliegue de energías renovables.
Varias propuestas de ley de la UE pretenden impulsar la competitividad de Europa en la cadena mundial de suministro de energías limpias y minimizar los riesgos para la seguridad de las infraestructuras energéticas.
El sector eólico europeo, que representa en torno al 16% del consumo de electricidad de la UE, ha pasado apuros en los dos últimos años debido a la lentitud de los procesos de concesión de permisos, las interrupciones de la cadena de suministro, el aumento de los costes y los tipos de interés, y la mayor presión de los competidores internacionales, especialmente China.
También han aumentado los riesgos de seguridad en las infraestructuras energéticas europeas en alta mar, tras los daños sufridos por el gasoducto Balticconnector entre Estonia y Finlandia en el mar Báltico a principios de octubre.
La Oficina Nacional de Investigación finlandesa declaró que creía que los daños habían sido causados por “una fuerza externa” “mecánica, no una explosión”, y más tarde reveló que se había encontrado cerca del gasoducto un ancla de gran tamaño -que se cree pertenecía al barco, de 169 metros de eslora- que probablemente se rompió al ser arrastrada por el fondo marino.
“Estos incidentes son alarmantes porque Occidente depende en gran medida de estas infraestructuras marítimas: oleoductos y gasoductos, cables submarinos que transportan los datos de nuestras modernas economías digitales y energía eólica marina para impulsar la transición energética”, escribe en el Financial Times Elisabeth Braw, investigadora asociada de la Red Europea de Liderazgo.
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Según Braw, los operadores de energía eólica deben intensificar la supervisión de sus infraestructuras en alta mar, y Europa también debe fomentar la fabricación nacional de energías limpias para reducir la dependencia de los componentes chinos.
En el último año, la UE ha intentado mantener la fabricación nacional en la cadena de suministro de energía verde, pero no ha tenido éxito, ya que los productos chinos de bajo costo y la Ley de Reducción de la Inflación de EE. UU. podrían restar competitividad a Europa.
La asociación WindEurope, por ejemplo, afirmó en septiembre que, a menos que la UE cambie sus políticas, podría perder la fabricación europea.
“Y las dificultades de la cadena europea de suministro eólico hacen que los fabricantes chinos de turbinas empiecen a ganar pedidos aquí. Ofrecen turbinas más baratas, normas menos estrictas y condiciones financieras poco convencionales”, afirma WindEurope.
Existe un riesgo muy real de que la expansión de la energía eólica se haga en China, no en Europa.
China también desempeña un papel preponderante en la cadena mundial de suministro de tecnología de energías limpias, lo que plantea otra serie de problemas de seguridad energética debido a la gran concentración geográfica de las cadenas de suministro tanto de tecnología como de minerales críticos, como reconoce la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Según las previsiones de la agencia en el World Energy Outlook, China tendrá una cuota del 79% de la cadena de suministro de energía solar fotovoltaica en 2030, del 64% en energía eólica, del 68% en baterías, del 54% en productos químicos de litio y del 72% en cobalto refinado.
En un intento por mantener la competitividad europea, la Comisión Europea presentó el mes pasado el llamado Plan de Acción Europeo de la Energía Eólica, “para garantizar que la transición hacia una energía limpia vaya de la mano de la competitividad industrial y que la energía eólica siga siendo un éxito europeo”.
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Kadri Simson, Comisario Europeo de Energía, ha declarado: “En el espacio de dos años, Europa ha perdido su liderazgo como mayor mercado mundial de energía eólica en favor de la región Asia-Pacífico. Ahora esta tendencia empieza a ser visible también en la UE”.
“Esto ocurre porque la presión de los competidores internacionales es cada vez mayor. Estos actores pueden aprovechar la ventaja de operar en mercados nacionales más grandes y beneficiarse de diversas formas de ayuda gubernamental”, añadió Simson.
Esta semana, el Parlamento Europeo respaldó los planes para impulsar la producción de tecnología neta cero en Europa. La propuesta de Ley de Industria Neto Cero establece el objetivo de que Europa produzca el 40% de sus necesidades anuales de despliegue de tecnologías netas cero para 2030, y capte el 25% del valor del mercado mundial de estas tecnologías.
El Parlamento y el Consejo de la UE tienen ahora que iniciar las conversaciones sobre la forma definitiva de la nueva ley.
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