Los ataques de los hutíes a los buques en el Mar Rojo, junto con el aumento de la piratería frente a las costas de Somalia, están perturbando el comercio mundial.
En el «Shipping Number of the Week» de BIMCO de esta semana, el analista naviero Filipe Gouveia examina la amenaza que se cierne sobre el transporte marítimo en el Mar Rojo y el Golfo de Adén, así como frente a las costas de Somalia.
Los ataques interrumpen el comercio mundial y provocan distancias de navegación más largas que causan un retraso en la carga, una oferta más ajustada y un aumento de las tarifas de flete.
«Los ataques de los hutíes a los buques en el Mar Rojo, junto con el aumento de la piratería frente a las costas de Somalia, están perturbando el comercio mundial. Se calcula que en 2023 el 13% del comercio marítimo mundial transitó por estas zonas».
«Sin embargo, los ataques han reducido en un 50% el número de buques que transitan por la zona», afirma Filipe Gouveia, analista naviero de BIMCO.
Desde noviembre de 2023, la amenaza para el transporte marítimo ha aumentado, ya que los hutíes empezaron a atacar buques en el Mar Rojo y el Golfo de Adén.
Simultáneamente, ha aumentado la actividad de la piratería frente a la costa oriental de Somalia y, desde diciembre, han sido secuestrados dos graneleros y varios buques pesqueros. Se trata del primer secuestro con éxito de piratas somalíes en seis años.
Como consecuencia, se ha producido una reducción significativa de buques en la región desde enero de 2024. En las tres primeras semanas de marzo, el número de buques en tránsito por el Canal de Suez descendió un 51% interanual, lo que supone una caída del tonelaje bruto del 63% interanual.
«Los buques evitan cada vez más las zonas afectadas y recorren distancias más largas alrededor del Cabo de Buena Esperanza, lo que retrasa la carga, restringe la oferta y aumenta los fletes».
«Las distancias más largas también aumentan el consumo de combustible, lo que eleva los gastos de viaje y las emisiones de carbono», afirma Gouveia.
Los buques que siguen navegando por las zonas afectadas también se enfrentan a mayores costos. Corren el riesgo de perder vidas humanas y sufrir daños en los buques, y deben pagar primas de seguro más elevadas.
En consecuencia, el aumento de la amenaza para los buques incrementa los gastos comerciales sea cual sea la ruta elegida.
Para eludir el mayor gasto y limitar los retrasos, los cargadores pueden tratar de limitar la carga a través de la zona y aumentar el comercio desde las no afectadas. Sin embargo, es probable que esto sólo sea parcial y se limite a determinadas mercancías.
Además, para los países de las zonas afectadas, eludir el conflicto es difícil y su capacidad de importar y exportar mercancías se ha debilitado.
Los Estados nacionales están trabajando para reducir el nivel de amenaza en el Mar Rojo, el Golfo de Adén y frente a las costas de Somalia.
Una coalición liderada por Estados Unidos y una operación marítima de la UE intentan mejorar la seguridad de los buques en el Mar Rojo, hasta ahora con un éxito limitado.
Mientras tanto, la Armada india ha participado activamente en la lucha contra la piratería somalí, recuperando recientemente uno de los graneleros secuestrados.
«A pesar de los esfuerzos por mejorar la seguridad, ambos grupos siguen activos, y los hutíes han amenazado con ampliar sus ataques a los buques en el océano Índico. A menos que la seguridad en la zona mejore significativamente, los buques no podrán volver a sus rutas normales. Dado que el transporte marítimo es responsable de alrededor del 80% del comercio mundial, se espera que continúen los retrasos y el aumento de los costos», afirma Gouveia.
