El gigante energético italiano Enel SpA confirmó el lunes que ha suspendido la venta de su filial distribuidora de energía Edesur en Argentina, mientras los ejecutivos de la compañía se muestran esperanzados con el impulso del presidente Javier Milei para desregular el sector.
El presidente Milei ha apostado por una terapia de choque en su intento de dar un vuelco a la economía argentina y esa terapia incluye desregular el mercado eléctrico y eliminar los subsidios y controles de precios que mantenían la electricidad asequible para los argentinos, pero producían pérdidas a Edesur.
Enel modifica su estrategia
Enel se convierte en la primera gran multinacional que modifica su estrategia en Argentina basándose principalmente en el plan económico de terapia de choque de Milei.
La empresa ya había vendido dos filiales antes de decidir aplazar la venta de Edesur cuando el presidente se comprometió a eliminar las generosas subvenciones y los controles de precios que se traducían en pérdidas para la empresa.
Varios funcionarios de la compañía eléctrica italiana aplaudieron la decisión del presidente del país, que aún debe ser aprobada por el Parlamento argentino.
Milei promulgó un decreto para desregular el mercado eléctrico en diciembre y, aunque el Senado ha votado a favor de anularlo, el decreto se mantiene hasta que la Cámara Baja del Parlamento lo vote. Aún no se ha fijado una fecha para esa votación.
La estrategia del presidente Milei implica algunas medidas bastante radicales, como la devaluación de la moneda local y la eliminación de todas las subvenciones a la industria energética.
A principios de año, el presidente, muy favorable al mercado, enfureció a varias provincias productoras de petróleo cuando amenazó con retener miles de millones de dólares de los ingresos fiscales federales como compensación por la deuda impagada. En respuesta a la amenaza, los dirigentes de las provincias amenazaron con suspender el suministro de petróleo.
El presidente Milei también tenía la idea de privatizar 41 empresas estatales, entre ellas YPF, la empresa de energía nuclear del país, y la entidad estatal de infraestructuras energéticas, Energía Argentina.
YPF fue nacionalizada en 2012 después de que la española Repsol fuera acusada por el gobierno de Argentina de negligencia. Con unos 760.000 barriles de petróleo al día, YPF iba a liderar el desarrollo del esquisto bituminoso en Argentina, que alberga la que se considera la segunda mayor formación de gas y petróleo de esquisto bituminoso del mundo, Vaca Muerta.
Sin embargo, su crecimiento a este respecto se ha visto constantemente mermado por la galopante inflación y los controles de precios del gobierno. La propuesta de privatización fue rechazada por el Parlamento.