Wintershall Dea, la empresa independiente de gas y petróleo más importante de Europa, colabora con la Universidad de Ciencias Aplicadas OTH de Ratisbona para estudiar cómo pueden utilizarse los gasoductos de gas natural existentes en el sur del Mar del Norte para el futuro transporte de CO2.
Los primeros cálculos arrojan un panorama positivo. Los resultados obtenidos hasta ahora sugieren que los gasoductos de alta mar podrían reutilizarse de forma segura y eficiente para el transporte de CO2 líquido.
A medida que avance el estudio, se comprobará la viabilidad técnica y se procederá a la certificación.
Hay más de 4.800 kilómetros de oleoductos en el sur del Mar del Norte, de los cuales 1.200 kilómetros son explotados por Wintershall Noordzee, una empresa conjunta al 50% entre Wintershall Dea AG y Gazprom EP International B.V. Parte de esta red podría utilizarse para el transporte de CO2. Wintershall Noordzee también explota numerosos yacimientos agotados.
Estos son potencialmente adecuados para el almacenamiento de CO2, que puede desempeñar un papel importante en la protección del clima. La plataforma continental holandesa ofrece un enorme potencial: los expertos estiman que podrían almacenarse allí unos 800 millones de toneladas de CO2.
Eso es suficiente para almacenar treinta veces la totalidad de las emisiones anuales de toda la industria holandesa o, en comparación, ocho años de emisiones industriales alemanas, según las cifras de 2018(2).
“Somos optimistas respecto a las investigaciones posteriores. Nuestros cálculos ya muestran que las tuberías marinas existentes podrían ser muy adecuadas para el transporte de CO2 líquido”, afirma Klaus Langemann, Vicepresidente Senior de Gestión de Carbono e Hidrógeno de Wintershall Dea. Junto con la industria y los socios de investigación, Wintershall Dea ha desarrollado modelos de cálculo innovadores que permiten una visión completamente nueva en este campo tecnológico.
El siguiente paso será demostrar la fiabilidad del proceso de evaluación y probar la viabilidad experimentalmente.
Las empresas con emisiones de proceso inevitables -por ejemplo, las de la industria siderúrgica, cementera o química- pronto dependerán de los almacenes subterráneos en alta mar para la captura y el almacenamiento seguro de sus emisiones de CO2 (CCS – Carbon Capture and Storage). Además, el CO2 producido durante la producción de “hidrógeno azul” a partir de gas natural también puede almacenarse de forma segura de esta manera.
“Wintershall Dea invierte en CCS porque estamos convencidos de que es una tecnología segura y asequible para la descarbonización. Disponemos de los conocimientos tecnológicos y de los yacimientos marinos agotados necesarios para la CAC, así como del acceso a la red de gasoductos para su transporte”, afirma Klaus Langemann.
Si los gasoductos de gas natural existentes pueden utilizarse para este fin, no sólo se mejora la economía de los proyectos de CAC, sino que también se contribuye a la sostenibilidad de muchos sectores industriales y sus productos.
Para Wintershall Dea, el estudio con OTH Regensburg forma parte de las medidas de gran alcance de la empresa para impulsar la transición energética. En noviembre de 2020, Wintershall Dea se fijó objetivos climáticos. Estos incluyen la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de alcance 1 y 2 en todas las actividades de exploración y producción propias y no propias (sobre la base de la participación en el capital) para 2030. Más allá de 2030, la empresa pretende reducir de forma significativa su intensidad neta de carbono, incluidas las emisiones de Alcance 3. En este caso, la CAC y el hidrógeno serán tecnologías clave.
Te puede interesar:
- El ranking de las 6 Big Oil que están camino de transformación a “cero emisiones”
- Los 5 factores limitantes para la producción de shale oil de EE. UU.
- Las 10 predicciones del 2021 para el sector de la energía