El pasado mes de octubre, un transformador explotó en el campus de Flatirons del Laboratorio Nacional de Energías Renovables (National Renewable Energy Laboratory, NREL, por sus siglas en inglés), en Colorado, cortando la conexión del laboratorio a la red eléctrica y dejando fuera de servicio las oficinas, los servidores y los equipos de investigación del NREL.
Pero el laboratorio estaba rodeado de los paneles solares, turbinas eólicas y baterías que estudia. Sólo le faltaba un controlador que hubiera coordinado esos activos para producir una microrred fiable.
“Cuando el campus de Flatirons se quedó sin electricidad, no teníamos un controlador de microrred capaz de arrancar y gestionar todos los activos de la microrred, y construir un controlador desde cero era poco práctico con tan poco tiempo de antelación”, explica Przemyslaw Koralewicz, investigador del NREL.
En lugar de utilizar un controlador para conectar los componentes, los investigadores programaron cada uno por separado para promover la estabilidad.
“Desarrollamos un esquema sin comunicación que aprovechaba los controles de frecuencia estándar de los activos renovables y que podía programarse de forma expeditiva sin necesidad de una supervisión o personalización significativa”, dijo Koralewicz.
Este esquema improvisado demostró tener una serie de ventajas sobre los controladores de microrredes, dijo.
“Por un lado, las amenazas de ciberseguridad dirigidas a los recursos distribuidos pasan a ser efectivamente nulas, porque no es necesario el intercambio de datos entre dispositivos. Además, el enfoque es “plug and play” para los dispositivos, de modo que los activos renovables pueden añadirse o eliminarse sin problemas”.
Según el NREL, esto lo hace escalable a aplicaciones mucho más grandes, como las islas hawaianas o la interconexión occidental, que abarca los estados continentales del oeste.
El apagón cambió la forma en que los investigadores abordan el programa de Investigación Avanzada sobre Sistemas Energéticos Integrados (Advanced Research on Integrated Energy Systems, ARIES, por sus siglas en inglés), diseñado para adaptarse a la complejidad del sistema energético mundial. Desde entonces, han utilizado una turbina eólica de 1,5 megavatios, un conjunto de paneles solares de 450 kilovatios y una batería de iones de litio de 1 MW para mantener el laboratorio en funcionamiento -de forma fiable- durante 72 horas.
Para los investigadores, su experiencia ha resuelto las dudas sobre la resistencia de un sistema 100% renovable.
“Nuestros resultados con ARIES demuestran que no hay nada que temer de una red totalmente renovable”, afirma el laboratorio.
Noticia tomada de: Forbes / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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