Una combinación de soluciones locales complementarias generará una transición energética socialmente justa y competitiva.
El cumplimiento de los objetivos climáticos requiere transiciones rápidas y de gran alcance en los sistemas de energía. El acceso a la electricidad ha transformado el mundo ayudando a los países a desarrollar sus economías y sacando a millones de la pobreza.
Sin embargo, este éxito ha tenido un gran costo. El sector energético, que depende en gran medida de los combustibles fósiles, es responsable de aproximadamente el 40 % de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, uno de los llamados gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera y calientan la Tierra.
A pesar de que las Naciones Unidas piden urgentemente el fin de los combustibles fósiles, todavía se están construyendo cientos de nuevas centrales eléctricas de carbón, y decenas más están en proceso. ¿Está preparado el mundo para una nueva era de energía limpia, barata y accesible para todos?
El único camino a seguir es que la industria, la sociedad civil y los formuladores de políticas trabajen juntos en trayectorias ambiciosas y dirigidas por la comunidad hacia la neutralidad climática. Reconocer los beneficios de todas las tecnologías limpias pondrá fin a las divisiones inútiles y creará una armonía que hará que la transición energética sea irresistible.
¿Cómo acelerar la transición energética?
El tiempo se acaba para poder cumplir con el Acuerdo de París y alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 7 de las Naciones Unidas sobre energía sostenible: garantizar el acceso a energía asequible, confiable, sostenible y moderna para todos.
Es necesario acelerar, pero ¿con qué rapidez y a qué precio? Cuanto más se espere, mayor será el costo ambiental, económico y social. Pero las soluciones que permitirán la transición energética sostenible están listas. Ahora, todo se reduce a la escala y la velocidad de la acción.
El mundo atraviesa por una verdadera crisis global y la emergencia climática es únicamente uno de sus elementos, así como la pérdida de biodiversidad, agotamiento de los combustibles fósiles, erosión de suelos, escasez de agua. Hoy es más imprescindible que nunca luchar por una transición Justa que ayude a construir un mejor punto de partida para la resistencia y la transformación de nuestras sociedades.
Esta transición no puede limitarse a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), tiene que abordar un profundo cambio en lo económico, en lo político y en lo relativo a los modos de vida, hoy hegemónicos.
La eficiencia energética es la solución más rentable. Es la única fuente de energía que cada país posee en abundancia y un medio universal para desacoplar el crecimiento económico de la demanda de energía. Por sí sola puede contribuir al 44 % de las reducciones de emisiones de CO2 necesarias para 2050. A continuación, se esbozan ejemplos que pudieran acelerar el paso:
Integración: energías renovables y eficiencia energética
Trabajando en conjunto, las energías renovables y la eficiencia energética proporcionan alrededor del 90 % de las reducciones de emisiones de CO2 relacionadas con las energías necesarias para alcanzar los objetivos climáticos. La última pieza del rompecabezas es garantizar el llamado “acoplamiento de sectores”, veamos un ejemplo de ello.
Los supermercados, son un recurso energético sin explotar que puede suministrar calefacción y refrigeración e incluso electricidad para el sector de movilidad electrónica. Hay miles de estos negocios en las ciudades y mantener los alimentos fríos o congelados en todos estos sitios requiere mucha energía.
El calor extraído en el proceso de enfriamiento, que actualmente se desperdicia, podría reciclarse como parte de una solución de energía inteligente y utilizarse para calentar la tienda o proporcionar agua caliente del grifo de forma gratuita. Los supermercados también podrían vender el calor a una planta de calefacción local y distribuirlo a través de los sistemas de energía.
De esta forma, las soluciones de recuperación de calor pueden ahorrar energía para otros usos y reducir la presión sobre el sistema energético. Además, los edificios conectados, como los supermercados o los centros de datos, pueden ofrecer un exceso de capacidad en un sistema basado en energía cada vez más renovable, proporcionando flexibilidad cuando el sol no brilla o el viento no sopla.
Liberar el potencial – El tiempo avanza
Ambiciosas empresas con visión de futuro, gobiernos e instituciones públicas y privadas están avanzando para desarrollar e implementar soluciones a prueba de futuro. A pesar de este ritmo veloz, la transición energética no es lo suficientemente rápida. Las previsiones de DNV GL dan la voz de alarma sobre que, para un límite de calentamiento de 1.5 °C, el presupuesto de carbono restante se habrá agotado ya en 2028, con un exceso de 770 Gt de CO2 en 2050.
Investigaciones realizadas muestran que la tecnología puede cerrar la brecha de las emisiones y crear un futuro energético limpio, pero el tiempo juega en contra. Estas iniciativas tecnológicas solo pueden tener éxito si están respaldadas por medidas políticas extraordinarias.
Es necesario que las políticas públicas amplíen y adapten las redes eléctricas para abordar el aumento de las renovables, aplicar medidas de estímulo de la eficiencia energética y acometer una reforma normativa para acelerar la electrificación del transporte. Los gobiernos, las empresas y la sociedad en su conjunto deben cambiar la actitud predominante por otra más excepcional con un objetivo en común: acelerar la transición energética.
La transición energética es económica: el mundo gastará una proporción cada vez menor del PIB en energía. El gasto mundial equivale actualmente al 3,6 % del PIB, pero se reducirá a un 1.9 % en 2050. La razón estriba en la reducción de los costes de las renovables y otras eficiencias que permitirán invertir más para acelerar la transición.
Conclusión – Palabras sin acciones
Con la disminución del carbón y el crecimiento en el uso de energías renovables, la transición a la energía limpia no se lleva a cabo lo suficientemente rápido, y todavía hay una gran brecha entre los compromisos climáticos de los países y su producción planificada de combustibles fósiles, como lo demuestra un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y los científicos.
La ONU lanza una Década de Acción con el fin de impulsar los esfuerzos por alcanzar los objetivos que conforman la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Cuando se trata de energía, el objetivo es garantizarla de forma asequible, sostenible y moderna para todos. El desafío para la ONU y el mundo es acelerar rápidamente el avance hacia las energías renovables y dejar el hábito del carbón de una vez por todas.
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