La semana pasada entró en vigencia un mecanismo de limitación de precios ideado por Estados Unidos y adoptado por el G7 y la Unión Europea, destinado a mantener el flujo de petróleo ruso en los mercados internacionales, pero reduciendo los ingresos de Rusia procedentes de ese petróleo.
El tope de precios comenzó a aplicarse en compañía de un embargo casi total de las importaciones de petróleo ruso en la Unión Europea, dando a los comerciantes de Europa al menos una oportunidad teórica de comprar y vender crudo ruso. Pero los autores del tope no pensaron en los comerciantes de petróleo.
El mayor problema de prohibir el petróleo ruso
Para empezar, cerca de la mitad del G7, incluidos Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, ya han prohibido las importaciones de petróleo ruso, por lo que el límite no afectará a su suministro de petróleo extranjero. Japón, aunque apoya el tope, ha quedado exento porque depende totalmente de los hidrocarburos importados.
Luego viene el problema mayor, y es que el crudo no se comercializa a precios fijos, lo que ya está causando serios problemas en el sector. De hecho, el petróleo se negocia de tal manera que a menudo podría ser imposible cumplir el tope, incluso suponiendo que Rusia vendiera a los partidarios del mismo.
Bloomberg citó la semana pasada a operadores que afirmaban que muchos de ellos corrían el riesgo de quedarse atascados con cargamentos de cpetróleo ruso que costaran más que el tope de 60 dólares por barril, sin poder acceder por ello a seguros y petroleros occidentales. Y eso, a su vez, amenazaría el lado de la oferta de la ecuación mundial del petróleo.
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John Driscoll, estratega jefe de JTD Energy Services, explicó a Bloomberg que “los operadores físicos rara vez operan con un precio fijo”. “Se trata de un espacio mucho más complejo en el que se negocian fórmulas y diferenciales al contado con respecto a un crudo de referencia para el comercio de cargas reales, así como para la cobertura posterior”.
El informe continúa explicando que las tres principales mezclas de petróleo ruso -Urals, Sokol y ESPO- se cotizan mediante contratos a plazo o flotantes, lo que significa que el precio final de un cargamento sólo se determina varias semanas después de la compra del mismo.
Bloomberg da un ejemplo de estos modelos de fijación de precios con una reciente compra china de un cargamento de ESPO ruso. El precio del cargamento, según el contrato, es un descuento sobre la media de los futuros del crudo Brent del primer mes y esta media no se calculará hasta finales de este mes.
No hay forma de saber si el precio de un cargamento se mantendrá por debajo del tope en el momento en que haya que pagarlo, suponiendo que Rusia no cumpla su promesa de dejar de vender petróleo a las partes que aplican el tope.
Atascados en aguas de Turquía
La forma en que esto puede crear problemas en el mercado físico del petróleo -el mercado que más importa- es obvia. Los cargamentos podrían retrasarse o no llegar nunca a su destino si el acuerdo se cancela por haber infringido el límite. Y ya hay una perturbación en el mercado físico, gracias a Turquía.
Tras la introducción del tope de precios, Turquía empezó a pedir pruebas de seguro a todos los petroleros que pasaban por el Bósforo y los Dardanelos. Como las aseguradoras se han negado hasta ahora a facilitar los documentos alegando que nunca antes habían necesitado hacerlo, hay más de 20 petroleros atascados en los estrechos turcos con más de 20 millones de barriles de crudo.
Todos los petroleros menos uno, transporta crudo kazajo, que llega por oleoducto a los puertos rusos y de allí a los mercados internacionales. Al único petrolero que transportaba crudo ruso se le permitió pasar el estrecho a principios de esta semana.
“Estos cargamentos no estarían sujetos al tope de precios bajo ningún escenario, y no debería haber ningún cambio en la situación de su seguro respecto a los cargamentos kazajos de semanas o meses anteriores”, declaró un funcionario del gobierno estadounidense al que la CNBC llamó “funcionario del tope de precios”.
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Sin embargo, Turquía parece insistir en ver pruebas del seguro, y el club de las grandes aseguradoras, el International Group of P&I Clubs, insiste en que no puede ofrecer una garantía de cobertura de seguro en caso de que un buque con dicha cobertura viole el tope de precios y arrastre a su aseguradora con él.
Los funcionarios occidentales se han apresurado a criticar a Turquía por sus exigencias de pruebas de seguro adicionales, y el mismo funcionario anónimo de la limitación de precios ha declarado al Financial Times que “la política de limitación de precios no exige que los buques busquen garantías de seguro únicas para cada viaje individual, como exige la norma de Turquía. Estas interrupciones son el resultado de la norma de Turquía, no de la política de precios máximos”.
Si esos petroleros siguen atascados una semana más, la ausencia de esos 20 millones de barriles empezará a notarse, según los analistas. Y si la confusión de precios en los mercados físicos persiste -y no hay razón para que no lo haga-, más cargamentos podrían quedar varados y sin entregar.
Esto ocurrirá en un mercado que, a pesar de la reciente evolución de los precios, sigue teniendo una oferta insuficiente.
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