Shell ha anunciado que amortizará entre 4.000 y 5.000 millones de dólares del valor de sus activos después de retirarse de Rusia tras la invasión sin precedentes del país en Ucrania.
El anuncio del jueves ofrece un primer vistazo al posible impacto financiero para las grandes petroleras occidentales de la salida de Rusia.
“Para los resultados del primer trimestre de 2022, se espera que el impacto después de impuestos por el deterioro de los activos no corrientes y los cargos adicionales (por ejemplo, las rebajas de las cuentas por cobrar, las pérdidas crediticias esperadas y los contratos onerosos) relacionados con las actividades en Rusia sean de 4.000 a 5.000 millones de dólares”, dijo Shell en un comunicado el jueves.
“Se espera que estos cargos sean identificados y, por lo tanto, no afectarán a los beneficios ajustados”.
Shell había estimado previamente que las amortizaciones en Rusia alcanzarían los 3.400 millones de dólares.
En el informe de resultados del primer trimestre de Shell, que se publicará el 5 de mayo, se ofrecerán más detalles sobre el impacto de los acontecimientos en curso en Ucrania, según la compañía.
Shell se vio obligada a disculparse el 8 de marzo por haber comprado una partida de petróleo ruso con grandes descuentos dos semanas después de la invasión rusa. Posteriormente anunció que se retiraba de su participación en todos los hidrocarburos rusos.
La empresa dijo que no volvería a comprar crudo ruso y que cerraría sus estaciones de servicio, combustibles de aviación y operaciones de lubricantes en Rusia. La empresa ya se había comprometido a abandonar sus empresas conjuntas con el gigante ruso del gas Gazprom y sus entidades relacionadas.
En la actualización del jueves, Shell también dijo que se espera que su flujo de caja se vea afectado por “salidas de capital circulante muy significativas, ya que los aumentos de precios que afectan a las existencias han provocado una salida de caja de unos 7.000 millones de dólares”.
La desinversión “compensa el daño a la reputación
El precio de las acciones de Shell cayó un 1,8% en las primeras operaciones, junto con el del también gigante petrolero BP.
“A pesar de los costes tan elevados, el precio de las acciones debería seguir siendo razonablemente resistente, ya que la desinversión compensa con creces el daño a la reputación que podría causar si no se hubiera retirado”, dijo Susannah Streeter, analista senior de inversiones y mercados de Hargreaves Lansdown.
Russ Mould, director de inversiones del corredor de bolsa digital británico AJ Bell, dijo que la modesta caída de Shell “refleja el hecho de que la empresa también está apuntando a un gran beneficio del aumento de los precios de la energía”.
Añadió que la caída de BP se produjo “probablemente en una lectura cruzada, ya que los inversores miraron lo que podría implicar para su huella rusa mucho más grande”.
Poco después de que Rusia invadiera Ucrania, BP anunció que se desharía de su participación del 19,75% en la petrolera rusa controlada por el Estado, Rosneft, tras 30 años de operaciones en el país.
Las compañías petroleras occidentales se han enfrentado a la presión de los accionistas y los gobiernos para que rompan sus lazos con Rusia, pero el director general de TotalEnergies, Patrick Pouyanne, declaró a la CNBC a finales de marzo que la compañía francesa no daría por perdidos sus activos en Rusia, ya que significaría en la práctica dárselos a Putin “gratis”.
Noticia tomada de: CNBC / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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