Ante la parálisis de la economía de Venezuela así como de su industria petrolera, quedan pocas opciones para que el país latinoamericano de un giro a su economía y comience a salir de la crisis.
Una de esas oportunidades sería que la nación ceda el control parcial de las operaciones de su industria petrolera a empresas extranjeras, que inclusive ya tiene presencia importante en el país. Ya hay insistentes rumores de que Venezuela está considerando una medida tan drástica.
Tiempos drásticos, medidas drásticas

Vender la principal fuente de ingresos del país puede parecer un mal juicio. Sin embargo, a Venezuela le quedan pocas opciones como consecuencia de tener una Empresa petrolera nacional al borde de la ruina, y que Estados Unidos sofocó la poca actividad generadora de ingresos petroleros que quedaba.
La producción de PDVSA ha caído a un mínimo de 75 años, a menos de 1 millón de bpd. La deuda de PDVSA se ha mantenido hasta finales de 2019 en US$ 34.5 mil millones, la empresa mantiene una moratoria de pago en sus bonos, en parte porque no puede exportar petróleo de manera directa o indirecta debido al temor de los compradores y otras compañías petroleras a entrar en conflicto con las sanciones de Estados Unidos.
Debido al panorama actual de caída de la producción, y parálisis operacional de la principal industria de la nación, no está a la vista un final claro para el destino de la compañía petrolera nacional, y como PDVSA, así va Venezuela.
Opción difícil pero no imposible
Aun cuando la estrategia de ceder las operaciones petroleras tiene el potencial de ser una solución exitosa a la situación venezolana, ésta no está exenta de desafíos.
Las sanciones de los Estados Unidos que han afectado toda la economía de Venezuela al restringir las exportaciones de petróleo harían increíblemente desafiante un acuerdo de esta naturaleza.
Las sanciones de Estados Unidos a Venezuela son de largo alcance y se extienden a casi todos los participantes en cualquier exportación de petróleo crudo fuera de Venezuela, incluso a las compañías navieras. La amenaza es real; Estados Unidos incluso ha amenazado con congelar los activos estadounidenses de cualquier persona o compañía que se determine que ha “asistido materialmente” al gobierno venezolano.
Otro desafío que enfrenta este gran esquema está en la constitución de la república de Venezuela la cual restringe la propiedad extranjera. Entonces, para que la propiedad se transfiera a una entidad extranjera, su constitución tendría que ser ajustada a los requerimientos.
Todo el proceso debe hacerse con licitaciones, no hay posibilidad legal que el presidente de la república asigne los contratos ya que esto conduciría a que quienes reciban la adjudicación quedarían desprotegidos jurídicamente. Por lo tanto no luce factible que alguna empresa esté dispuesta a realizar las grandes inversiones que están por medio y correr los riesgos de que puedan ser desconocidas por no cumplir los pasos previstos en la constitución de la nación. De nuevo, es difícil, pero no imposible.
Los posibles candidatos a aceptar las ofertas
Aun cuando no es la primera vez que ocurre, Venezuela ha estado en conversaciones sobre el posible acuerdo con empresas como Rosneft, Eni SpA y Repsol, según Bloomberg.
La Rusa Rosneft: Como el mayor productor de petróleo de Rusia y el mayor patrocinador de Venezuela después de China, Rosneft es una opción lógica para hacerse cargo de algunos activos de PDVSA. Tienen las habilidades y probablemente pueden considerar cubrir parte de la deuda de US$ 800 millones que Venezuela tiene, a cambio de algunos activos importantes. Se ha especulado que Rosneft y PDVSA han conversado antes en torno a esta idea, y aparentemente PDVSA ha ofrecido intereses de propiedad de Rosneft en hasta nueve de los proyectos petroleros más prolíficos de PDVSA.
Y ya tienen una relación de trabajo en cinco proyectos conjuntos que colectivamente produjeron 59 mil millones de barriles de petróleo en 2017. Rosneft ya está en estrechamente asociada con PDVSA, y no parece lógico que permita que PDVSA o Venezuela, y en consecuencia sus intereses se vengan abajo.
Rosneft ya ha realizado movimientos para aislarse de las sanciones de Estados Unidos, en octubre de 2019, con el objetivo de alejarse de las transacciones en dólares americanos, cambió todos sus contratos de exportación a euros. Esto luego de que Estados Unidos amenazó con sancionar a Rosneft por sus tratos con Venezuela. La empresa petrolera estatal de Rusia exportó US$ 89 mil millones en petróleo y productos derivados del petróleo en 2018.
La española Repsol: Venezuela también está en conversaciones con Repsol, que también ha otorgado préstamos a PDVSA bajo un acuerdo de petróleo crudo por deuda, aunque Repsol también, como Rosneft, ha reducido su exposición a la deuda venezolana. A partir de julio de 2019, su exposición había caído a US$ 447 millones. Los envíos de petróleo crudo continuaron en su mayor parte en 2019, protegidos de las sanciones de Estados Unidos, que no se aplican a los canjes de crudo por deuda.

La italiana ENI: El último en la lista es Eni que, al igual que las 2 anteriores, ha entregado efectivo a PDVSA a cambio de despachos de crudo, y ya tiene una relación de trabajo establecida con el país latinoamericano que viene desde 1998, esto incluye intereses en el campo de gas Perla, el campo petrolero Junin 5, y el campo petrolero Corocoro. También tiene participación en una empresa conjunta de refinación con PDVSA.
El país que falta en la lista es China. Nación de la cual PDVSA ha obtenido en préstamos más que cualquier otro país. Y al igual que Rusia, China ha sido de extraordinario apoyo para Venezuela.
Pero a diferencia de Rosneft, CNPC, uno de los gigantes petroleros estatales de China, ha actuado activamente para evitar enfrentarse a las sanciones estadounidenses, suspendiendo las cargas de petróleo crudo de Venezuela en agosto cuando no estaba claro cómo se aplicarían las sanciones impuestas por EE.UU. la empresa CNPC ha prestado miles de millones de dólares a Venezuela, los cuales han sido cubiertos paulatinamente a través de envíos de petróleo crudo.
Si bien es realmente una posibilidad que Venezuela ceda el control de las operaciones, ya sea total o parcial, de las operaciones de la industria petrolera nacional, incluso a países amigos, la apertura a la participación de empresas internacionales en algunos de los activos de PDVSA puede ser el único medio de supervivencia del país.
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