El presidente Vladimir Putin firmó un decreto para hacerse cargo total del proyecto de gas y petróleo Sakhalin-2 en el extremo oriente de Rusia, con lo cual ha subido las apuestas en una guerra económica con Occidente.
Esta medida de toma de control por parte del estado ruso podría forzar la salida de Shell y los inversores japoneses Mitsui y Mitsubishi.
La orden, firmada el jueves, crea una nueva empresa que se hará cargo de todos los derechos y obligaciones de Sakhalin Energy Investment Co, en la que Shell y dos empresas comerciales japonesas, Mitsui y Mitsubishi, poseen algo menos del 50%.
“El decreto ruso expropia efectivamente las participaciones extranjeras en la Sakhalin Energy Investment Company, lo que supone una nueva escalada de las tensiones actuales”, declaró Lucy Cullen, analista principal de la consultora Wood Mackenzie.
Muchas empresas occidentales ya se han ido, mientras que otras tienen planes de retirarse, pero la medida de Putin añade dificultad a un proceso ya complejo para quienes buscan la salida.
Moscú ha estado preparando una ley, que se espera que se apruebe pronto, para permitir que el Estado pueda incautar los activos de las empresas occidentales que decidan marcharse.
Shell, que ya ha amortizado el valor de sus activos rusos, dejó claro hace meses su intención de abandonar Sakhalin-2 y ha mantenido conversaciones con posibles compradores. El viernes dijo que estaba evaluando el decreto ruso.
Fuentes han dicho que Shell creía que existía el riesgo de que Rusia nacionalizara los activos en manos de extranjeros, mientras que Putin ha dicho en repetidas ocasiones que Moscú tomaría represalias contra Estados Unidos y sus aliados por la congelación de activos rusos y otras sanciones.
Sakhalin-2, en el que Shell tiene una participación del 27,5% menos una acción, es uno de los mayores proyectos de GNL del mundo, con una producción de 12 millones de toneladas.
Sus cargamentos se dirigen principalmente a Japón, Corea del Sur, China, India y otros países asiáticos.
Los intereses de Japón en Sakhalin-2
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que Rusia no veía motivos para detener las entregas de GNL de Sakhalin-2 y afirmó que el futuro de otros proyectos o inversiones se determinaría caso por caso. “No puede haber una regla general en este sentido”, dijo.
Japón, que depende en gran medida de la energía importada, ha dicho que no renunciará a sus intereses en Sakhalin-2, en la que la japonesa Mitsui tiene una participación del 12,5% y Mitsubishi del 10%.
El primer ministro japonés, Fumio Kishida, dijo el viernes que la decisión de Rusia no detendría inmediatamente las importaciones de GNL del desarrollo, mientras que el ministro de Industria japonés, Koichi Hagiuda, dijo que el gobierno no consideraba el decreto como una requisición.
“El decreto no significa que las importaciones de GNL de Japón se vuelvan inmediatamente imposibles, pero es necesario tomar todas las medidas posibles en preparación para circunstancias imprevistas”, dijo Hagiuda a los periodistas.
Figura 1. Sakhalin-2 es uno de los mayores proyectos de GNL del mundo, con una producción de 12 millones de toneladas.
Japón cuenta con reservas de GNL para 2 o 3 semanas en manos de las empresas de servicios públicos y los proveedores de gas de las ciudades, y Hagiuda ha pedido a sus homólogos de energía de Estados Unidos y Australia que le proporcionen suministros alternativos.
Según el decreto, Gazprom mantiene su participación, pero otros deben solicitar al gobierno ruso una participación en la nueva empresa en el plazo de un mes. El gobierno decidirá si aprueba cualquier solicitud.
Un portavoz de Mitsubishi dijo que la empresa estaba discutiendo con sus socios en Sakhalin-2 y el gobierno de Japón sobre cómo responder al decreto. Mitsui no hizo comentarios inmediatamente.
Las acciones de Mitsui & Co y Mitsubishi Corp cayeron un 6% en las operaciones del viernes por la preocupación de las pérdidas por deterioro. Su rendimiento fue inferior al del índice Nikkei, que cayó un 1,9%.
El director ejecutivo de Shell, Ben van Beurden, declaró el miércoles que la empresa estaba “avanzando a buen ritmo” en su plan de salida de la empresa conjunta Sakhalin Energy, sin dar más detalles.
La producción rusa de GNL de proyectos como Sakhalin-2 podría verse afectada por la falta de experiencia y piezas extranjeras, según Saul Kavonic, jefe de Investigación de Energía y Recursos Integrados de Credit Suisse.
“Esto hará que el mercado del GNL se restrinja sustancialmente en esta década”, afirmó.
Por el lado de la demanda, cualquier aumento de la participación del Gobierno ruso sólo dificultará la adquisición de estos proyectos para muchos compradores.
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