El sector británico del petróleo y el gas en el Mar del Norte se enfrenta a la perspectiva cada vez mayor de una escasez de liquidez, y es probable que los últimos intentos del Tesoro por atraer de nuevo a los prestamistas sean infructuosos.
El Tesoro británico ha invitado a algunos de los principales bancos del mundo a una reunión este viernes en la que participarán múltiples prestamistas, entre ellos británicos como Barclays, Nat West y Lloyds, junto a bancos europeos como BNP Paribas, Deutsche Bank, DNB, ING y Societe Generale y la institución financiera estadounidense Wells Fargo.
Sin embargo, se espera que sólo unos pocos asistan a la reunión, ya que docenas de bancos ya han dejado de invertir en combustibles fósiles nacionales debido a la preocupación por el mal clima de inversión en el Reino Unido y la creciente presión para cumplir con las obligaciones ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG)
Entre los más recientes se encuentra BNP Paribas, que el año pasado siguió los pasos de HSBC, que se comprometió a dejar de financiar nuevos proyectos de petróleo y gas recién aprobados.
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La disminución del número de prestamistas en el Mar del Norte se ve aún más afectada por las expectativas de una victoria laborista en las próximas elecciones británicas, así como por el mayor énfasis en el cumplimiento de los criterios financieros del cambio climático.
Mientras que Shell y BP cuentan con recursos suficientes para financiar proyectos con sus propios flujos de caja, la gran mayoría de los productores, que en realidad constituyen la mayor parte de la producción del Mar del Norte, son más pequeños y dependen de las condiciones favorables de los bancos para financiar sus proyectos.
Sin embargo, la decisión del Gobierno de endurecer el impuesto sobre las ganancias inesperadas el año pasado para que tenga una vigencia de seis años ha debilitado la confianza de los inversores en el Mar del Norte, ya que los bancos consideran que el gravamen supone un cambio de política, al endurecer sus condiciones de financiamiento de las exploraciones de petróleo y gas para los productores.
La introducción de un precio mínimo para el petróleo y el gas por parte del Tesoro británico no ha sido suficiente para aumentar la confianza, ya que el gobierno ni siquiera espera que el mecanismo se active durante la vigencia del gravamen sobre los beneficios de la energía.
Mientras tanto, los planes recientemente desvelados de consultar al sector sobre el régimen fiscal no incluirán el impuesto sobre los beneficios extraordinarios.
Para empeorar la estabilidad, el sector espera cada vez más que el partido laborista gane las próximas elecciones, que probablemente tendrán lugar el próximo invierno.
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El líder de la oposición, Keir Starmer, quiere mantener de facto el impuesto del 75% sobre el sector del petróleo y el gas del Mar del Norte y prohibir nuevas rondas de concesión de licencias para nuevos proyectos.
Esto ha contribuido a que sólo queden unos pocos prestamistas activos en el Mar del Norte, junto con la presión por conseguir financiamiento para cumplir los criterios del cambio climático en torno a las emisiones de carbono.
Esto sigue a las proyecciones de principios de este año de la Autoridad de Transición del Mar del Norte, que exponen que el gasto de capital en la industria se reducirá de 5.420 millones de libras a 2.500 millones de libras en un período de diez años, de 2019 a 2028.
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