El aceite negro, pegajoso y grasiento es el material de partida para algo más que el combustible de transporte. También es la fuente de docenas de productos petroquímicos que las empresas transforman en materiales versátiles y valiosos para la vida moderna.
Los combustibles fósiles no son solo la materia prima para esas reacciones; también proporcionan el calor y la presión que los impulsan. Como resultado, el uso de la química industrial del petróleo representa el 14 % de todas las emisiones de gases de efecto invernadero.
Las compañías piensan que se podrían obtener los mismos compuestos finales aprovechando la energía renovable en lugar de desenterrar y reorganizar los hidrocarburos y arrojar dióxido de carbono al aire.
Primero, la electricidad renovable dividiría abundantes moléculas como el CO2, el agua, el oxígeno y el nitrógeno en fragmentos reactivos. Entonces, más electricidad renovable ayudaría a unir esas piezas químicas para crear los productos de los que depende la sociedad moderna y que es poco probable que renuncie.
Los químicos en la academia, en las startups e incluso en gigantes industriales están probando procesos, incluso plantas prototipo, que utilizan energía solar y eólica, además de aire y agua, como materia prima. “Estamos convirtiendo electrones en químicos“, dice Nicholas Flanders, CEO de un competidor, una startup llamada Opus 12.
La compañía, ubicada en un parque de oficinas de baja altura en Berkeley, ha diseñado un dispositivo del tamaño de una lavadora que usa electricidad para convertir agua y CO2 del aire en combustibles y otras moléculas, sin necesidad de petróleo.
En el otro extremo de la escala comercial se encuentra Siemens, el conglomerado de fabricación con sede en Munich, Alemania. Esa compañía está vendiendo electrolizadores a gran escala que usan electricidad para dividir el agua en oxígeno e hidrógeno, que puede servir como combustible o materia prima química. Incluso las compañías petroleras como Shell y Chevron están buscando formas de convertir la energía renovable en combustibles.
Cambiar la sangre de la química industrial de los combustibles fósiles a la electricidad renovable “no sucederá en 1 o 2 años”, dice Maximilian Fleischer, experto jefe en tecnología energética de Siemens. La energía renovable todavía es demasiado escasa e intermitente por ahora. Sin embargo, agrega, “es una tendencia general, aceptada por todos en la industria química”.
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