El mundo está enfrentando, quizás una situación sin precedentes en términos de la confluencia de factores negativos, la pandemia del COVID-19, la baja demanda de energía y la guerra de precios de Arabia Saudita, han llevado a la economía y a la industria mundial al borde del colapso.
El mercado petrolero mundial ha sido impactado por el doble golpe de una caída de la demanda y un aumento notable de la oferta a consecuencia de la decisión de Arabia Saudita y Rusia de librar una guerra de precios, esto ha conducido a un superávit de hasta el 20% del consumo mundial.
Las consecuencias han sido devastadoras, los precios han llegado a niveles lo suficientemente bajos como para forzar una suspensión generalizada de la producción o un cierre como se conoce en la industria. Para aquellos países que libran la guerra de precios, esto cuenta como una victoria, claro siempre y cuando los cierres aun ocurran en otros lugares.
Desde ya en sitios apartados de EE.UU., Canadá, Rusia y China, los precios del petróleo en la boca del pozo se están derrumbando bajo el peso de un exceso de producción y una caída de demanda, ambas sin precedentes.
El mercado de los precios reales del crudo
El Brent y el West Texas Intermediate, los referenciales seguidos de cerca en Wall Street, rondan los US$ 25 por barril. Sin embargo, en el mundo real, el del petróleo físico, donde los barriles de crudo cambian de manos, los productores obtienen mucho menores precios.
El Wyoming Sweet, un crudo circunscrito a un pequeño mercado, con pocos puntos de venta además de las refinerías estadounidenses como Coffeyville, es un paradigma de cómo la dinámica del mercado petrolero está obligando a recortar la producción.
Hay otros como el North Dakota Light Sweet que se cotizó a US$ 9.97 por barril. Al otro lado de la frontera estadounidense, el crudo Western Canadian Select se ha desplomado a US$ 6.45. En Siberia, el crudo ruso se ha tranzado por menos de US$ 10 y los precios internos chinos han caído a un solo dígito.
Los de mayor costo son los primeros en cerrar
Los precios ultra bajos del petróleo están comenzando a causar bajas, Petrobras, el productor estatal brasileño, está reduciendo la producción en 100,000 barriles por día desde plataformas costa afuera de alto costo. Glencore Plc., El gigante de los productos básicos, está cerrando sus campos petroleros en Chad. En Canadá, Suncor Energy Inc. ha cerrado parcialmente su mina de arenas petrolíferas Fort Hills.
En la medida que continúe extendiéndose esta guerra de precios, los ejecutivos de la industria aseguran que muchas otras compañías frenarán la producción en los próximos días.
Se requiere una reducción drástica de la producción
La última vez que la industria petrolera enfrentó cierres generalizados fue en 1986, cuando Arabia Saudita también devastó el mercado en una guerra de precios. Durante las batallas de precios de 1998-99 y 2015-16, la industria también experimentó recortes, pero no a gran escala.
Las condiciones actuales del mercado energético global requieren que se deje de bombear al nivel actual de aproximadamente 100 millones de barriles por día, ya que la demanda ha llegado a ser hasta un 20% menor. El excedente de crudo colapsaría en pocas semanas la capacidad de almacenamiento global.
En algunos mercados emergentes, donde la infraestructura está menos desarrollada, ya está sucediendo este colapso de almacenamiento, Pakistán ha dicho a las refinerías que dejen de importar gasolina y diésel ya que los tanques están a su máxima capacidad.
En los mercados interiores sin fácil acceso al mar, la falta de capacidad de almacenamiento puede convertirse en un factor decisivo para cerrar producción.
Cuando los sitios de almacenamiento onshore se llenan, los comerciantes usan buques petroleros para almacenar petróleo en el mar, esperando que los precios suban. Sin embargo, los productores que no tienen una ruta de salida al mar dependen de que refinerías locales adquieran su producción.
El aumento en el inventario que se producirá en las próximas semanas inevitablemente saturará la infraestructura local, y en opinión de Damien Courvalin, analista de petróleo de Goldman Sachs, esto forzará a muchos productores de regiones del interior a cerrar pozos.
Algunos productores preferirán asimilar el golpe de los precios negativos (pagarle a alguien para que se lleve el petróleo) respecto a los costos a largo plazo de cerrar un pozo. A raíz de la última recesión importante, un crudo sour de Dakota del Norte bajó a 50 centavos negativos.
En la medida que el almacenamiento comience alcanzar niveles máximos, la producción tendrá que responder en consecuencia. IHS Markit Ltd., estima que la provincia canadiense de Alberta tiene tanques continentales capaces de almacenar el equivalente de solo 3.2 días de producción diaria. El centro de EE.UU., que incluye Wyoming, tiene espacio para una producción de solo 12.8 días.
Bajo estas circunstancias, la producción tendrá que reducirse o incluso cerrarse, las interrogantes serían donde ocurrirá y por cuanto tiempo.
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