Es casi siete veces más caro que el cobre, se destaca por ser un “superconductor” resistente a la corrosión y más del 80% de las reservas mundiales se encuentran en el gigante latinoamericano.
Lunes 15 de Abril de 2019.- En 2016, un entonces precandidato a la Presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro, revelaba su especial interés por explotar un mineral más bien desconocido, pero que, según él, en un futuro sería “más importante que el petróleo” y un factor clave para la economía del país: el Niobio.
De hecho, el ultranacionalista tiene más que claro que el territorio que gobierna cuenta con el yacimiento de Niobio más grande del mundo y que las industrias eléctrica, tecnológica, automovilística y aeroespacial podrían verse “significativamente beneficiadas con un aumento en la producción” del metal.
Al respecto, entre el Niobio y Bolsonaro hay una importante barrera: la zona que posee las mayores cantidades del mineral -y de oro, diamantes, cobre, molibdeno y bauxita- se encuentra en los 1,7 millones de hectáreas de la reserva Raposa Serra do Sol, cerca de la frontera con Venezuela. Considerada una de las áreas indígenas protegidas más grandes del mundo, con 25 mil nativos que se dedican a la cría de ganado, y donde abunda la selva tropical densa y las altas montañas.
¿Qué es el Niobio y para qué sirve?
Se trata de un metal que se encuentra en el mineral niobita y que recibe su nombre en honor a la diosa griega Níobe. “Su gracia” consiste en que puede convertirse en un “superconductor” y es resistente a la corrosión.
Sin embargo, su principal “virtud” es que sirve para producir acero más fuertes y más ligeros. “Como uso práctico, lo que tiene el Niobio es que es un aditivo de los metales. Entonces el acero, por ejemplo, al agregarle Niobio lo hace mucho más resistente”, explicó a Emol el académico de la Facultad de Química de la Universidad de Chile, Fernando Valenzuela.
Así, destacó que el que haga más resistente a otros metales no sólo es beneficioso por un tema de dureza, sino que “un acero más resistente, significa que se puede usar menos de ese metal para lograr el mismo objetivo”.
Y ejemplificó: “En un auto, si al acero que ocupas para el chasis y la estructura le agregas 300 gramos de Niobio, eso implica que el peso total del auto puede reducirse en 200 kilos de acero. Eso conlleva a que el auto consuma menos, porque es más liviano. En ese sentido ayuda a aumentar en cerca de un 5% la eficiencia energética, porque al consumir menos, contamina menos”.
Es más, se estima que la adición de 200 gramos de Niobio a una tonelada de acero pueden hacer aumentar su resistencia hasta en un 30%. Cualidad que ha hecho que agencias internacionales como Reuters lo consideren “el mineral que todo el mundo quiere, pero que nadie conoce”.
Las escasas reservas
Dadas sus cualidades, las industrias de las grandes economías son las que más demandan Niobio. “Sobre todo los países más desarrollados tecnológicamente, en especial Estados Unidos, Alemania, China y Japón”, comentó Guajardo.
¿El problema? Es muy escaso y, de hecho, más del 80% de las reservas del mundo se encuentran en Brasil, seguido por el casi 10% de Canadá y los pequeños porcentajes registrados en Rusia y Nigeria.
Y así como las reservas son pocas, las compañías que lo explotan se cuentan con los dedos de una mano. De hecho casi el 85% de la producción mundial del mineral viene de la compañía brasilera CBMM, algo que complica el tema de los precios debido a la falta de oferta y la alta demanda.
De todas formas, “la moda del Niobio” se disparó hace poco, cuando Estados Unidos lo clasificó como “metal estratégico” y proyectó que su uso aumentaría un 25% entre 2018 y 2024. Razón por la cual Bolsonaro pretende más que duplicar la producción del país.
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