Los nuevos experimentos llevados a cabo por un grupo de científicos en Minnesota (Estados Unidos) podrían ayudar a controlar la degradación provocada por los derrames de petróleo.
En agosto de 1979, un oleoducto reventó cerca de Bemidji, Minnesota, derramando 1,7 millones de litros de crudo sobre el suelo. Tras la limpieza, quedaron 400.000 litros que se habían filtrado en los sedimentos. Reconociendo una oportunidad única, los grupos de investigación comenzaron a estudiar el lugar para obtener nuevos conocimientos sobre la dinámica a largo plazo producida por los derrames de petróleo.
Desde entonces, algunos estudios han observado cambios en las propiedades magnéticas de los sedimentos contaminados en lo que ahora se conoce como National Crude Oil Spill Fate and Natural Attenuation Research Site, gestionado por el U.S. Geological Survey. Estos cambios magnéticos pueden reflejar -y por tanto ayudar a controlar- la degradación del petróleo derramado.
En 2014, los científicos informaron por primera vez de una fuerte respuesta magnética dentro de la capa de petróleo. Sin embargo, a finales de 2015, la magnetización había desaparecido casi por completo. Ahora, Ohenhen et al. informa de nuevas observaciones que explican los procesos probablemente responsables de los cambios en el magnetismo en el sitio de Bemidji. En concreto, un mineral magnético que contiene hierro conocido como magnetita en el sedimento parece estar tanto disolviéndose como experimentando una conversión en el mineral menos magnético maghemita, y los microbios pueden estar impulsando gran parte de esta conversión.
Entre 2016 y 2019, se tomaron muestras de núcleos de sedimentos de varias partes del lugar del vertido, y los investigadores midieron sus propiedades magnéticas y minerales en el Institute for Rock Magnetism. Los científicos también instalaron paquetes de magnetita por debajo del nivel freático en el lugar del vertido y los muestrearon periódicamente para captar cualquier cambio.
En consonancia con datos anteriores, los experimentos mostraron que la magnetización de los sedimentos disminuyó con el tiempo. Sin embargo, los datos apuntan a algunos procesos potenciales subyacentes a la disminución de la magnetización, que pueden variar dependiendo de la ubicación precisa en el lugar del derrame.
En los sedimentos situados fuera de la capa de petróleo subterránea, los datos sugieren que la magnetización disminuyó en menor medida debido a la conversión de magnetita en maghemita mediante un proceso químico no biológico que depende del oxígeno. Mientras que en el interior de la capa, los investigadores hallaron indicios, como la disminución del tamaño de los granos de los sedimentos, de una combinación de disolución de magnetita y conversión en maghemita.
Cabe destacar que la conversión en maghemita dentro de la capa se produce en una zona que se sabe que contiene muy poco oxígeno. Sin embargo, la conversión no biológica suele estar impulsada por el oxígeno. Por lo tanto, los investigadores plantean la hipótesis de que la conversión dentro de la capa puede producirse como resultado de los procesos biológicos de mantenimiento de la vida de los microbios anaeróbicos en esta zona.
Estos hallazgos se suman a un conjunto de pruebas que sugieren que los microbios pueden alterar el magnetismo de los materiales terrestres. Futuras investigaciones podrían ayudar a identificar los microbios específicos que pueden convertir la magnetita en maghemita en el yacimiento de Bemidji.
Noticia tomada de: Eos / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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