Los altos funcionarios de México inaugurarán la refinería Olmeca de 340.000 b/d en Dos Bocas, Tabasco, pero no se sabe cuándo saldrán los primeros galones de gasolina de la esperada instalación.
La ceremonia de corte de cinta que encabezará el presidente Andrés Manuel López Obrador el viernes de 11 a 13 horas, hora del este, marcará el inicio de los recorridos de prueba de crudo a través de la instalación. Sin embargo, el evento se produce después de que el 24 de junio la Secretaría de Energía (Sener) informara de los avances en la construcción de la unidad principal de craqueo catalítico fluido (FCC) de 184 metros. Según el informe de la Sener, hasta el 17 de junio seguían llegando equipos críticos a las instalaciones.
El gobierno ha prometido que Olmeca producirá el primer lote comercial de gasolina a principios de 2023, unos seis meses después del inicio de las pruebas, dando un paso hacia el objetivo del presidente de hacer que México sea autosuficiente en combustibles. Pero los analistas no gubernamentales predicen que la producción comercial podría no producirse hasta finales de 2023 o incluso hasta 2024.
Las limitaciones en el suministro de crudo son una de las principales razones del retraso. La refinería está cerca de un puerto capaz de recibir crudo, pero las ampliaciones de las carreteras, las líneas ferroviarias y los oleoductos van con mucho retraso, dijo Gonzalo Monroy, de la consultora GMEC.
Las obras de una línea ferroviaria de 300 millones de dólares y 93 kilómetros de longitud que conectará Olmeca con el sistema ferroviario nacional no han comenzado, según el resumen ejecutivo del proyecto. López Obrador dijo esta semana que la línea ferroviaria no es vital para las operaciones de la refinería, ya que la mayor parte del crudo y los productos se enviarán a través del puerto de Dos Bocas.
Pero un estudio de costo-beneficio de la Secretaría de Energía dice que para 2023 sólo podrán llegar a la refinería 240,000 b/d de crudo, 267,000 b/d para 2025, y 340,000 b/d para 2026 – poniendo la capacidad total cuatro años en el futuro.
Dejando los barriles a la vista
Aunque el corte de cinta permitirá al presidente cumplir con su prometida fecha de finalización, al descuidar sus refinerías existentes México está dejando sobre la mesa aproximadamente 785.000 b/d de capacidad nominal -más de dos refinerías de Olmeca- de capacidad de procesamiento de crudo existente.
Las seis refinerías nacionales actuales de Pemex procesaron una media de 830.000 b/d entre enero y mayo, sólo el 51% de su capacidad nominal de 1.615 millones de b/d.
El sistema de refino alcanzó su máximo en el cuarto trimestre de 1994, con un máximo de 1,385 millones de b/d, según los datos de la Sener, mostrando una disminución casi continua de la capacidad de procesamiento desde los años 90.
El procesamiento de crudo en el sistema promedió 612,000 b/d en 2018 -el último año de la administración del ex presidente Enrique Peña Nieto, antes de que López Obrador asumiera el cargo en diciembre de 2018-.
El procesamiento de crudo ha aumentado en promedio a 640,000 b/d en lo que va de los casi tres años de la administración de López Obrador, quien ha impulsado el gasto en programas de mantenimiento para mejorar la capacidad. Pero los accidentes han seguido impidiendo mayores tasas de procesamiento. Los accidentes industriales de Pemex aumentaron un 56% en el primer trimestre de este año respecto al mismo primer trimestre de 2021, incluyendo incendios y explosiones en las refinerías.
La falta de coqueras también ha impedido a Pemex procesar un exceso de fuel oil con alto contenido de azufre (HSFO), un producto de menor valor y más difícil de vender en los mercados internacionales, tras la entrada en vigor en 2020 de la regulación del tope de azufre de la Organización Marítima Internacional. Los elevados inventarios de fueloil han cerrado en ocasiones las refinerías, ya que el producto ocupa el almacenamiento que se necesita para productos más valiosos como la gasolina y el diésel.
Pemex también ha desviado a Olmeca dinero que podría haberse destinado al mantenimiento de las refinerías existentes y a los hornos. El presupuesto oficial de Olmeca se ha disparado hasta los 8.900 millones de dólares, frente a los 8.000 originales, pero Pemex ha indicado que el coste final podría acercarse a los 12.400 millones de dólares, y estimaciones independientes lo sitúan entre los 14.000 y 16.000 millones de dólares.
Además del coste y el ajustado calendario de construcción, los estudios medioambientales realizados antes del inicio de la obra también advertían de los elevados riesgos de inundación. El presidente descartó en gran medida estos riesgos en un esfuerzo por entregar la prometida refinería a su estado natal de Tabasco.
Es la primera vez que México inaugura una nueva refinería desde la de Salina Cruz, de 330.000 b/d, en 1979.
La compra de la refinería de Deer Park (Texas), de 340.000 b/d, a su socio de la empresa conjunta Shell a principios de este año, amplió la capacidad dedicada de Pemex, pero ese acuerdo palidece en comparación con el punto de orgullo que supone la nueva instalación.
Sin embargo, la inauguración se produce en un momento en que el objetivo de refinación de López Obrador parece aún más quijotesco que en 2018, cuando muchos países consideraron la reducción de la capacidad como parte del movimiento global hacia combustibles más limpios. Desde el inicio de la pandemia se perdieron cerca de 3 millones de barriles diarios de capacidad de refinación a nivel mundial, a lo que siguió un aumento de la demanda y las sanciones a Rusia. Estas condiciones han presionado al alza los precios de la gasolina y el gasóleo, e incluso han llevado al presidente de EE.UU., Joe Biden, defensor de las energías limpias, a pedir un aumento de la producción de refino.
Noticia tomada de: Argus Media / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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