Tan grandes como las reservas de petróleo de Irán, sus reservas de gas son aún mayores, con unas reservas oficiales probadas de gas natural estimadas en 33,78 billones de metros cúbicos (Tcm), sólo superadas por Rusia, el 17% del total mundial y más de un tercio de las de la OPEP.
Si se añaden las nuevas reservas del yacimiento de Chalous -como reveló en exclusiva OilPrice.com-, Irán tendría una cifra total de reservas de gas natural de 40,9 Tcm (mayor que la de Rusia, dados los ajustes necesarios en esa cifra).
Junto con sus principales aliados -Rusia y China-, con los que mantiene acuerdos de cooperación de larga duración, Irán se dispone a aumentar su producción de gas natural en un mercado mundial que sigue registrando precios récord.
El primer impulso de esta nueva iniciativa se centrará en la inversión de 11.000 millones de dólares para aumentar la capacidad de producción de gas en 240 millones de metros cúbicos diarios (mcm/d) en 2022, según una declaración del director general de la Compañía Nacional de Petróleo de Irán, Mohsen Khojastehmehr.
Uno de los puntos clave de esta ambición será el gigantesco yacimiento de gas no asociado de Irán, South Pars, y en particular la fase 11. Con una estimación de 14,2 Tcm de reservas de gas y 18.000 millones de barriles de condensado de gas, South Pars representa ya alrededor del 40% de las reservas totales de gas estimadas de Irán -ubicadas en su mayor parte en las regiones meridionales de Fars, Bushehr y Hormozgan- y aproximadamente el 80% de su producción de gas.
El sector de South Pars, de 3.700 kilómetros cuadrados, de la cuenca de 9.700 kilómetros cuadrados que comparte con Qatar (en forma de la Cúpula Norte, de 6.000 kilómetros cuadrados), es también fundamental para la estrategia global de Irán de mantener una producción de gas natural en todo el país de al menos 1.000 millones de metros cúbicos al día (Bcm/d), siendo la capacidad de producción objetivo de la fase 11 de 57 millones de metros cúbicos al día (mcm/d).
También es vital para los planes de Irán de convertirse en un líder mundial en el mercado del gas natural licuado (GNL).
Sin embargo, la Fase 11 ha sido el principal foco de una lucha de poder entre Estados Unidos, por un lado, y China y Rusia, por otro, con Europa atrapada en el medio.
En 2018, Estados Unidos presionó al gigante petrolero francés, TotalEnergies, para que se retirara de su participación del 50,1 por ciento en la Fase 11, de 4.800 millones de dólares, lo que hizo que la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC) se hiciera automáticamente con la parte de la empresa francesa para añadirla a su participación actual del 30 por ciento (con el 19,9 por ciento restante en manos de la iraní Petropars).
CNPC estaba dispuesta a continuar con el desarrollo del yacimiento, dadas las condiciones enormemente beneficiosas que le ofreció China como parte del acuerdo de 25 años que cambia el juego y que se analiza en profundidad en mi nuevo libro sobre los mercados mundiales del petróleo, pero a medida que Estados Unidos aumentaba la presión sobre China en la Guerra Comercial, Pekín tomó la decisión política de adoptar un perfil público más bajo en el trabajo de proyectos en los yacimientos de petróleo y gas de alto perfil de Irán siempre que fuera posible.
En lo alto de esta lista estaba la fase 11 de South Pars, por lo que CNPC se retiró públicamente del proyecto en octubre de 2019, habiendo supuestamente suspendido más inversiones en él en diciembre de 2018.
En realidad, sin embargo, las actividades de China en la Fase 11 -y en otros lugares de Irán e Irak- no cesaron, sino que simplemente cambiaron de aspecto a una forma menos destacada y, por tanto, menos sancionable por Estados Unidos.
En consecuencia, China pasó a desarrollar los yacimientos de petróleo y gas de Irán -incluidos los campos petrolíferos de South Azadegan, North Yaran y South Yaran, y el yacimiento de gas de South Pars- participando en una serie de proyectos “sólo por contrato”, como los de sólo perforación, sólo mantenimiento de yacimientos, sólo sustitución de piezas, sólo almacenamiento, sólo tecnología, etc.
La mayoría de estos proyectos se llevan a cabo a través de empresas aparentemente más pequeñas y menos conocidas que los grandes actores estatales, que atraen poca o ninguna publicidad, pero como todas las empresas de China forman parte del Estado y están legalmente obligadas a trabajar para conseguir lo que les ordena el Partido Comunista, no hay ninguna diferencia en el resultado final. El hecho de que Petropars sea también el socio de los diversos proyectos chinos “sólo por contrato” que se están llevando a cabo en el sur de Azadegan cierra el círculo de la participación continua de China en la fase 11.
Cualquiera de las dificultades bancarias prácticas -en concreto, no poder utilizar dólares estadounidenses- con las que amenaza Washington a las empresas que intentan eludir sus actuales sanciones puede ser resuelta por CNPC, como ha declarado públicamente en más de una ocasión, mediante el uso de su unidad bancaria “especial” -el Banco de Kunlun- como vehículo de financiación y compensación.
El Banco de Kunlun tenía -y sigue teniendo- una considerable experiencia operativa en este sentido, ya que se utilizó para liquidar decenas de miles de millones de dólares de importaciones de petróleo durante las sanciones de las Naciones Unidas contra Teherán entre 2012 y 2015. La mayoría de las liquidaciones del banco durante ese tiempo fueron en euros y renminbi chinos y en 2012 fue sancionado por el Tesoro de Estados Unidos por realizar negocios con Irán.
Más información en: OilPrice / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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