A pesar de la retórica ambientalista, el dinero sigue dirigiéndose en grandes cantidades a las industrias de los combustibles fósiles, por ejemplo, al sector de la aviación y del automóvil desde el comienzo de la pandemia.
Los países que componen el G7 han invertido miles de millones de dólares más en combustibles fósiles que en energías limpias desde la pandemia de Covid-19, a pesar de sus promesas de recuperación ecológica.
Mientras el Reino Unido se prepara para acoger la cumbre del G7, un nuevo análisis revela que los países asistentes comprometieron US$ 189.000 millones para apoyar el petróleo, el carbón y el gas entre enero de 2020 y marzo de 2021.
En comparación, los mismos países: Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Italia, Francia, Alemania y Japón, gastaron US$ 147.000 millones en formas de energía limpia.
El apoyo a los combustibles fósiles por parte de siete de las naciones más ricas del mundo incluía medidas para eliminar o rebajar la normativa medioambiental, así como la financiación directa del petróleo, el gas y el carbón.
El alcance y algunos hallazgos del análisis
El análisis de la organización benéfica para el desarrollo Tearfund, el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible y el Instituto de Desarrollo de Ultramar mostró que los países perdieron oportunidades de hacer más ecológica su respuesta a la pandemia.
El informe analizó el apoyo que las siete naciones, más las otras cuatro invitadas a la cumbre del G7 a realizarse el 11 de junio en Cornwall, dieron a cinco áreas energéticas:
- Las energías más limpias, como la eólica y la solar
- Las energías limpias que aún pueden depender de la energía de los combustibles fósiles, como los vehículos eléctricos
- La energía de los combustibles fósiles con condiciones
- La energía de los combustibles fósiles sin condiciones
- Otros sectores energéticos, incluidos los biocombustibles y la nuclear.
El mayor apoyo dado por los países del G7 fue al transporte. Se concedieron rescates a empresas como Air France, British Airways, Ryanair, easyJet, Lufthansa, Japan Airlines, Alitalia, Renault y Honda.
Según los autores, el apoyo financiero acabaría sosteniendo a industrias altamente contaminantes durante décadas, con muy poca presión para “volverse verdes”.
Desde los rescates, algunos países del G7 han aumentado sus compromisos con las energías más limpias, como el ferrocarril y los vehículos eléctricos. Pero el informe dice: “Las inversiones en el sector del transporte siguen estando significativamente sesgadas hacia los combustibles fósiles y son contrarias a los compromisos del G7 de reconstruir mejor”.
El apoyo a los sectores del petróleo y el gas fue especialmente evidente en Canadá y Estados Unidos, ambos grandes productores de petróleo y gas. Además de las ayudas directas, ambos países redujeron la normativa medioambiental de las empresas de combustibles fósiles.
Algunos países del G7 dieron pasos positivos para dejar de apoyar a las industrias contaminantes. En febrero, Italia prorrogó hasta septiembre de este año la prohibición de perforar con combustibles fósiles.
El Reino Unido y Francia introdujeron políticas destinadas a poner fin al apoyo internacional a los combustibles fósiles. El Reino Unido también ha anunciado la prohibición de nuevos vehículos de gasolina y diésel para 2030.
El informe señala que estas acciones deberían servir de precedente para otros países del G7.
Dinero sin condiciones
En la mayoría de los casos, el dinero proporcionado a las industrias de combustibles fósiles se dio sin condiciones, en lugar de con condiciones que exigieran una reducción de las emisiones o de la contaminación. El análisis encontró que ocho de cada 10 dólares gastados en energía no renovable llegaron sin condiciones.
Esto incluía los salvavidas que se lanzaron a las industrias de la aviación y el automóvil, que recibieron US$ 115.000 millones de parte de los países del G7. De ese dinero, el 80% se dio sin ningún intento de obligar a los sectores a reducir sus emisiones a cambio de la ayuda.
Sólo uno de cada 10 dólares comprometidos en la respuesta de Covid-19 benefició a las energías más limpias, como las renovables y las medidas de eficiencia energética.
El análisis de las acciones de las siete principales economías occidentales en los últimos 15 meses revela que todavía no están invirtiendo a escala suficiente en tecnologías que apoyen la rápida descarbonización de sus economías, y que no han creado empleos verdes a escala en respuesta a Covid-19.
La enorme responsabilidad que recae en el G7
Los países del G7 se encuentran entre los más contaminantes del mundo. Mientras que solo representan una décima parte de la población mundial, pero son responsables de casi una cuarta parte de las emisiones de CO2.
Paul Cook, director de promoción de Tearfund dijo que las decisiones que tomen ahora los países del G7 acelerarán la transición hacia un futuro seguro para todos desde el punto de vista climático, o pondrán en peligro los esfuerzos realizados hasta ahora para hacer frente a la crisis climática.
Sus acciones pueden preparar el terreno para el éxito o el fracaso en las conversaciones de la ONU sobre el clima que acogerá el Reino Unido en noviembre, dijo Cook.
Durante la pandemia de Covid-19, las naciones gastaron cantidades de dinero público sin precedentes; se calcula que las 50 mayores economías del mundo comprometieron al menos 14,6 trillones de dólares en medidas de estímulo fiscal en 2020.
Los autores del informe afirmaron que unos estímulos bien diseñados y dirigidos podrían servir de trampolín para lanzar sociedades con bajas emisiones de carbono.
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