Suena a alquimia: tomar la cosa más ligera de la tierra -el aire- y convertirla en una de las más duras: los diamantes. Los alquimistas del siglo XXI que dominan el proceso son Ryan Shearman y Daniel Wojno y su empresa Aether.
Aether extrae de la atmósfera el dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero, para crear diamantes cultivados en laboratorio (lab-grown diamonds, LGD). Y un diamante Aether se diferencia exclusivamente de otros LGD, porque todos los demás se producen a partir de productos petroquímicos como el metano.
Ahora, con una ronda de financiación de serie A de 18 millones de dólares, liderada por Helena, una empresa fundada por Henry Elkus, perteneciente a Forbes 30 Under 30, una lista relacionada a personas menores de 30 años que publica la revista, Aether aumentará la producción de sus diamantes que se venden en joyería directamente al consumidor o a granel, incluido un programa de venta al por mayor que acaba de ponerse en marcha.
Aether está preparada para cambiar el cálculo de la compra de diamantes por parte de los consumidores, ya sea de la variedad extraída o cultivada en laboratorio. Ninguna otra empresa puede afirmar que extrae 20 toneladas métricas de CO2 del aire por cada quilate de diamante vendido. Eso anula más que la huella de carbono del estadounidense medio al año.
Diamantes en una misión
Mientras que algunos productores de LGD afirman que son neutrales en carbono, es decir, que no bombean CO2 adicional a la atmósfera, y que el líder en diamantes extraídos, DeBeers, no alcanzará el estatus de neutralidad en carbono hasta 2030, Aether es realmente negativo en carbono hoy en día. Eso es lo que le ha valido la certificación B Corp como primer y único productor de diamantes con ese título.
“Quedé fascinado al instante cuando oí hablar de esta nueva tecnología de captura directa desarrollada por una empresa en Suiza que extrae el dañino CO2 de la atmósfera”, comparte Shearman. “Me pregunté si podríamos tomar todo este carbono abundante y dañino que está calentando el planeta y convertirlo en una hermosa forma de carbono que calienta el corazón: los diamantes”.
“Ahora, con Aether, abordamos algunos de los problemas históricos que han afectado a la industria de extracción de diamante, tanto desde el punto de vista medioambiental como de los derechos humanos de la sociedad”, explica Shearman.
“Y estamos abordando el mercado de los diamantes cultivados en laboratorio de una manera nueva, ya que hay un cierto nivel de emisiones y el impacto ambiental de la producción de combustibles fósiles utilizados para los cultivos de laboratorio”, continúa. “La cuestión es que tanto los diamantes extraídos como los cultivados en laboratorio se enfrentan para decidir cuál es el que menos perjudica al medio ambiente. Aether da la vuelta a ese paradigma. Estamos beneficiando al planeta”.
Producir un diamante Aether es un proceso de dos pasos. Primero, se necesita un reactor para extraer el CO2 del aire, que se convierte en la materia prima que se introduce en un segundo reactor donde se cultivan los diamantes. Ahí es donde entra la asociación con Elkus y Helena.
Helena se describe como una “organización global de resolución de problemas” que lleva una doble vertiente, una sin ánimo de lucro y otra con ánimo de lucro.
“No podemos resolver los problemas exponenciales del siglo XXI, como el cambio climático y las pandemias globales, con modelos arcaicos del siglo XX que esperan a que los problemas sucedan para reaccionar ante ellos. Tenemos que ser preventivos”, explica Elkus. “Las instituciones en las que hemos confiado en el pasado, como el gobierno, los grupos de reflexión y las empresas, se construyeron sobre esos modelos arcaicos”.
Llegando al mercado
Mientras que los comercializadores piensan en la competencia cuando lanzan un nuevo producto, Shearman y Elkus creen que su marca de diamantes a partir del aire cambiará todo el paradigma en la compra de diamantes.
Su mensaje socialmente responsable y positivo para el clima responde al hecho innegable de que, como recurso natural, el suministro de diamantes acabará agotándose.
“Ya alcanzamos el pico de producción de diamantes en 2017, y desde entonces ha ido disminuyendo un 5% al año”, afirma Elkus. Y Shearman añade: “En los próximos 20 años, alrededor del 70% de las minas de diamantes que operan en el planeta van a cerrar.”
Ven en Aether la gran oportunidad de “rellenar” la cadena de suministro de diamantes existente con un producto que, aunque fabricado, tiene una historia real que resonará con los clientes de una manera que las marcas tradicionales de LGD no pueden.
“Queremos ayudar a toda la industria del diamante a pasar a una solución ética”, dice Elkus. “Y cuando se trata de comprar un diamante cultivado en laboratorio, muchos clientes se sienten atraídos por ellos por razones éticas. Pero Aether es más que ético. Realmente hace del mundo un lugar mejor. Es la historia más interesante de la ciudad”.
Es la historia de Aether la que ha abierto conversaciones con las empresas de joyería de lujo del mundo, que se han mantenido al margen de los diamantes cultivados en laboratorio debido a su bajo valor percibido.
“Estamos recibiendo mucho interés de las principales marcas de lujo, porque tenemos un punto de diferencia real. Estamos empezando a ver un cambio de mentalidad, un cambio de tendencia”, dice Shearman, añadiendo que debido al proceso de dos pasos de Aether, sus diamantes tienden a tener un precio superior a las ofertas de LGD.
“Ofrecemos un valor percibido significativo para el consumidor. Lo único que vende un diamante es la historia y nosotros la tenemos. Otros LGD no la tienen”, continúa.
El mercado mundial de la joyería de diamantes, de 84.000 millones de dólares, se basó en la campaña de DeBeer de 1948 “Un diamante es para siempre”, en la que el diamante se presentaba como un símbolo de amor eterno.
Aether traslada esa historia al siglo XXI con su mensaje de amor al planeta a través de la gema más querida de todas: un auténtico diamante creado a partir del aire.
Noticia tomada de: Forbes / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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