Un análisis de Rystad Energy revela que los costes asociados a los proyectos de gasoductos en tierra probablemente aumentarán entre un 4% y un 6% en todo el mundo de aquí a finales de 2022 con respecto a los niveles actuales, ya que los precios de la mano de obra, las materias primas y el transporte siguen aumentando.
Se prevé que los materiales, que representan entre el 30% y el 40% del coste total de un oleoducto, se encarezcan entre un 2% y un 3% en el mismo periodo y que se acerquen al millón de dólares por kilómetro en las principales regiones productoras de oleoductos, como Estados Unidos.
El reciente aumento de la demanda de acero también ha provocado un incremento de los precios del mineral de hierro, lo que ha hecho subir los costes del acero.
En el futuro, la supresión de las rebajas fiscales para las tuberías en los principales centros de exportación, como China, podría traducirse en un aumento de los costes de los materiales, lo que encarecería las exportaciones chinas. Además, los precios de otros materiales para la construcción de tuberías, como las válvulas y las bridas, también se han disparado. El índice de precios de las bridas y válvulas para oleoductos en EE.UU., por ejemplo, ha crecido más de un 30% desde principios de 2020.
Es importante señalar que el aumento previsto de los costes de los materiales no estará impulsado por un incremento de los precios generales del acero -ya que se espera que bajen el año que viene-, sino por las actuales trabas normativas y el parón en la actividad de desarrollo de oleoductos. Esto, a su vez, podría impedir a los operadores cerrar acuerdos a largo plazo con los proveedores de acero cuando los precios mejoren.
Además, la demanda de otras industrias, más fuerte de lo previsto, combinada con la lentitud de la actividad de aprobación de proyectos de oleoductos, podría empujar a los operadores de oleoductos al final de la cola para conseguir grandes pedidos, lo que les obligaría a pagar una prima para adquirir las cantidades necesarias.
“Los elevados precios del acero y el rápido crecimiento de los salarios de los principales operadores de oleoductos podrían suponer un reto importante para los operadores que deseen reducir sus costes. Si además se tienen en cuenta los mayores costes de transporte, provocados por el fuerte repunte de los precios del crudo, el precio total de los proyectos de oleoductos pondrá a prueba a los operadores”, afirma Sumit Yadav, analista del equipo de servicios energéticos de Rystad Energy.
Figura 1. Crecimiento salarial medio de los oficios del oleoducto 2019-2023, histórico y previsto
Los costes de construcción e instalación son los mayores componentes del coste de un proyecto de oleoducto, y pueden suponer casi la mitad del coste total. En comparación con otros elementos de coste, que pueden sufrir periodos de descenso, los costes de construcción e instalación han sido muy resistentes, impulsados en gran parte por el aumento de los salarios, que pueden suponer más del 50% de estos costes.
Por ejemplo, los salarios de los principales oficios de la construcción de oleoductos, como soldadores, operadores de equipos de construcción, electricistas, fontaneros, directores de obra y conductores, no han bajado en EE.UU. a pesar de la recesión inducida por Covid-19 y se espera que aumenten más del 5% a finales de 2023 en comparación con los niveles actuales.
Rystad Energy basándose en el Panel de Tendencias del Mercado Laboral, espera que los salarios de los principales oficios de las tuberías crezcan una media de alrededor del 8% en las principales regiones de las tuberías a finales de 2022 en comparación con los niveles actuales. Esto supone un aumento previsto del 2% al 3% en los costes de construcción e instalación durante este periodo.
La presión sobre los costes ejercida por el aumento de los salarios podría intensificarse aún más, ya que el sector de la construcción estadounidense sigue careciendo de más de 200.000 trabajadores, según el Departamento de Trabajo de EE.UU. Es probable que esta escasez de personal cualificado aumente aún más los salarios, incluso para los oficios de nivel básico. Además, con el avance del Congreso de EE.UU. en el proyecto de ley de infraestructuras de 1 billón de dólares de la Administración Biden, la competencia por la limitada mano de obra se intensificará.
Aunque el sector de los oleoductos está explorando activamente posibles soluciones para reducir las necesidades de mano de obra, observamos que la mayor parte de estas soluciones se concentran en torno a la inspección y el mantenimiento, como los drones y las orugas. Pero las soluciones escalables siguen sin estar disponibles para los principales oficios de la construcción, como los fontaneros y los operadores de equipos. Por lo tanto, al menos en el futuro próximo, la presión de los costes de los salarios crecientes sigue pesando sobre los operadores.
Cabe señalar que, si bien la diferencia en el crecimiento de los salarios en las distintas regiones puede aludir a un ahorro de costes directo, éste se ve compensado en parte por las diferencias de productividad.
Por ejemplo, mientras que los salarios en Asia pueden ser alrededor de un 80% más bajos que los de EE.UU. para los oficios de oleoductos, la productividad laboral en EE.UU. es también unas tres o cuatro veces mayor. Esto reduce materialmente los beneficios que ofrecen los salarios más bajos en Asia.
Los costes del derecho de paso se han limitado históricamente a cerca del 5% de los costes totales del proyecto en la mayoría de las regiones. Sin embargo, dado el auge de los proyectos de energía renovable y el notable cambio de actitud de los gobiernos, especialmente en regiones como Norteamérica, no sería de extrañar que estos costes también aumentaran en los próximos años.
Por ejemplo, nuestro Panel de Estimación de Costes de Oleoductos en Tierra sugiere que los costes de desbroce de rocas pueden multiplicarse por más de cuatro en el caso de un tramo de oleoducto cubierto por roca sólida en lugar de roca común. Del mismo modo, un oleoducto que atraviese un entorno semiurbano en lugar de uno rural podría ser un 30% más caro.
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