En la última década, Estados Unidos ha gastado unos 10.000 millones de dólares en subvencionar la compra de vehículos eléctricos mediante créditos fiscales. Sin embargo, ni un céntimo de esa cantidad ha ido a parar a la forma de vehículo eléctrico más vendida y de más rápido crecimiento del mundo, un dinámico monovolumen más eficiente que cualquier Tesla o Nissan Leaf. Bloomberg se refiere, por supuesto, a la bicicleta eléctrica.
Pero con el proyecto de ley de gastos Build Back Better, aprobado por la Cámara de Representantes el mes pasado y a la espera de que el Senado actúe, las bicicletas eléctricas podrían recibir, por primera vez, un impulso del gobierno federal.
Entre sus más de 2.000 páginas, se incluye un crédito fiscal de hasta 900 dólares para las bicicletas eléctricas.
Si el incentivo se mantiene intacto, los fabricantes de bicicletas eléctricas, que han presionado para que se incluya, darán una vuelta de campana (con baterías). “Si se aprueba, las tornas habrán cambiado”, afirma Mike Radenbaugh, director ejecutivo de la empresa Rad Power Bikes. “Creemos que las e-bikes deberían ver en última instancia un conjunto de apoyos mucho mayor… pero estamos realmente emocionados de ver que al menos vamos en la dirección correcta”.
Es un hito importante para una industria que apenas existía hace una década. “El hecho de que haya un incentivo para las bicicletas eléctricas en un proyecto de ley federal sobre el clima es notable, teniendo en cuenta que hace unos años mucha gente no sabía lo que eran las bicicletas eléctricas”, dice Christopher Cherry, profesor del departamento de ingeniería civil y medioambiental de la Universidad de Tennessee en Knoxville.
En su versión actual, el proyecto de ley concede un crédito del 30% por un importe máximo de 3.000 dólares gastados en una nueva bicicleta eléctrica, excluyendo las bicicletas que cuestan más de 4.000 dólares.
(Los créditos también se reducen progresivamente en función de los ingresos del hogar, a partir de 75.000 dólares para un solo contribuyente). Se trata de una rebaja respecto a la propuesta original. En el proyecto de ley que se presentó en la Cámara, el crédito cubría el 30% del gasto de hasta 5.000 dólares en bicicletas de hasta 8.000 dólares.
“Eso fue un golpe para nosotros”, dice Steve Boyd, director general de Norteamérica de Tern Bicycles, cuya bicicleta eléctrica de carga más cara cuesta más de 9.000 dólares. Con el límite de precio original, todos los modelos de Tern, excepto uno, habrían cumplido los requisitos; ahora todos, excepto algunos, están excluidos. Ese bajo umbral, dice Boyd, podría alejar a algunos clientes de la mejor bicicleta para sus necesidades. Ninguna de las bicicletas eléctricas plegables de Tern, por ejemplo, cuesta menos de 4.000 dólares.
Los recortes en el crédito fueron una parte natural del proceso de aprobación del proyecto de ley en la Cámara, dice Noa Banayan, director de asuntos federales en People for Bikes, una asociación comercial que presiona en nombre de los fabricantes de bicicletas. “Por supuesto, queremos que la mayor cantidad de crédito esté disponible para la mayor cantidad de personas”, dice Banayan, “pero estamos entusiasmados con cualquier cosa que ponga a las e-bikes en el mapa federal porque lo vemos como un primer paso”.
Para Rad Power, que vende sus e-bikes por Internet a precios que oscilan entre los 1.000 y los 2.000 dólares, el tope más bajo encaja a la perfección.
“La mayoría de las empresas de bicicletas eléctricas probablemente no verán un gran beneficio, pero creo que Rad es una excepción en ese sentido”, dice Radenbaugh. Los datos del NPD Group, que realiza un seguimiento de las ventas en tiendas de bicicletas y de artículos de exterior, muestran que las compras de bicicletas eléctricas tienden a agruparse en la parte superior e inferior de la escala.
Casi el 60% de las bicicletas vendidas en el periodo de 12 meses finalizado en septiembre costaban menos de 500 dólares o más de 3.500. El crecimiento más rápido, sin embargo, se produce en el medio: Las ventas de unidades de bicicletas de entre 1.500 y 2.000 dólares crecieron a un ritmo del 176% respecto a los 12 meses anteriores en ese mismo periodo.
Según Cherry, apenas hay investigaciones académicas sobre cómo afecta el precio a las preferencias de los consumidores en el mercado de las bicicletas eléctricas.
Él y su colaborador, John MacArthur, de la Universidad Estatal de Portland, trabajan actualmente en un estudio que aborda estas cuestiones. A falta de datos, el Congreso tiene que adivinar cuál es el nivel de incentivo que convencerá al mayor número de personas para comprar bicicletas eléctricas gastando lo menos posible. “No sabemos cuál es el punto óptimo”, dice MacArthur.
Por el momento, el Congreso parece estar adoptando el enfoque de que es mejor evitar que un guerrero de fin de semana acomodado utilice el crédito para comprar una bicicleta de paseo que ayudar a un potencial cliente de bicicletas de carga a superar el shock del precio. Para algunas marcas de bicicletas eléctricas, eso puede significar ajustar los precios para adaptarse al código fiscal. “Si los límites no varían”, dice Boyd, de Tern, “y tenemos una bicicleta que normalmente va a costar 4.200 dólares, entonces puede que acabemos costando 3.999 dólares”.
Noticia tomada de: Bloomberg / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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