El proyecto de ley bipartidista de infraestructuras destinaría miles de millones a las redes de recarga de larga distancia y a mejorar las líneas de transmisión eléctrica
El paquete de infraestructuras de aproximadamente un billón de dólares ($1.000.000.000.000) aprobado por el Congreso el viernes supone un impulso a los esfuerzos por construir una red nacional de estaciones de recarga de vehículos eléctricos.
La medida bipartidista afecta a casi todos los aspectos de la industria de los vehículos eléctricos y eclipsa los esfuerzos anteriores en EE.UU. También incluye fondos para ayudar a transformar la envejecida red eléctrica del país mediante la mejora de las líneas de transmisión de alto voltaje y otras infraestructuras que serán aún más cruciales a medida que el país electrifique más su sistema de transporte.
Destina 5.000 millones de dólares a la ampliación de la recarga de vehículos eléctricos en las carreteras, lo que permitiría a los conductores realizar viajes más largos sin temor a quedarse sin energía. Sus defensores consideran que las redes de recarga de larga distancia son un ingrediente fundamental que falta para una mayor adopción de los vehículos eléctricos.
Otros 2.500 millones de dólares en subvenciones federales podrían destinarse a la recarga de vehículos eléctricos o a alternativas como la infraestructura de abastecimiento de hidrógeno, mientras que se han reservado 2.500 millones de dólares para electrificar los autobuses escolares. Incluso más dinero para los vehículos eléctricos podría llegar a través de otros 2.500 millones de dólares para los autobuses escolares de bajas emisiones, o medidas como 2.250 millones de dólares para los puertos que podrían aprovecharse para proyectos de electrificación.
“Se trata de cifras muy elevadas en comparación con lo que ha ocurrido en Estados Unidos”, afirma Nick Nigro, fundador de Atlas Public Policy, una empresa de investigación de Washington D.C. que realiza un seguimiento del mercado de los vehículos eléctricos. “Esto es transformador para los vehículos eléctricos”.
El dinero para poner en marcha el sector de los vehículos eléctricos es sólo uno de los componentes del mayor paquete federal de inversiones en infraestructuras en más de una década, que se espera que acabe aportando fondos a numerosos sectores. La legislación, que el Presidente Biden ha indicado que firmará en breve, incluye fondos para arreglar carreteras, puentes y puertos envejecidos, sustituir las tuberías de plomo de los sistemas de agua potable, ampliar el acceso a Internet en las zonas rurales y poner al día la red eléctrica, entre otros proyectos.
Hasta ahora, las agencias gubernamentales, las empresas de servicios públicos y los estados han destinado menos de 5.000 millones de dólares a la infraestructura de recarga de vehículos eléctricos, y esto ha sucedido a lo largo de muchos años, dijo el Sr. Nigro.
Aunque la financiación representa un nivel de apoyo gubernamental sin precedentes para la electrificación del transporte, los analistas dicen que se necesitarían sumas mucho mayores para construir una red nacional de estaciones de recarga similar a las estaciones de gasolina que ahora salpican el país. Las autoridades esperan construir una red más sólida de cargadores capaces de alimentar todo tipo de vehículos eléctricos. Actualmente, una de las redes más amplias del país es la que Tesla Inc. ha construido para sus vehículos.
Muchas estaciones de recarga de vehículos eléctricos no son rentables, y el floreciente sector de los vehículos eléctricos se enfrenta al dilema del huevo o la gallina: los consumidores desconfían de comprar vehículos eléctricos sin suficientes estaciones, y las empresas son reacias a construir estaciones sin suficientes clientes.
Los fabricantes de automóviles han empezado a ofrecer más opciones de vehículos eléctricos, y Estados Unidos está empezando a desarrollar el ecosistema para una gran construcción de estaciones de carga, pero los esfuerzos siguen siendo un trabajo en progreso. Los estados han establecido programas de subvención y muchas empresas de servicios públicos ofrecen programas para instalar la infraestructura. Las tiendas de autoservicio han empezado a probar el negocio, aunque muchas aún no consideran que el mercado sea viable.
“Los estados están preparados. Tienen experiencia”, afirma Anne Smart, vicepresidenta de políticas públicas del proveedor de recarga ChargePoint Holdings Inc. El sector de la recarga cuenta con una red de contratistas y “personas en los 50 estados preparadas para instalar las estaciones y mantenerlas”, dijo Smart.
Un proyecto de ley de gastos separado contiene miles de millones más en la financiación potencial de los vehículos eléctricos y la red eléctrica, aunque su destino y los detalles finales son inciertos. El proyecto de ley de gastos incluye un crédito fiscal del 30% para los promotores de líneas de transmisión de larga distancia. También incluye un aumento de los créditos fiscales para algunos compradores de vehículos eléctricos, que podrían pasar de 7.500 a 12.500 dólares.
El impulso a la electrificación de los vehículos se produce al mismo tiempo que la red eléctrica del país ha demostrado ser vulnerable a los incendios en el Oeste y a los huracanes en las costas, así como a las tormentas de invierno en Texas. En el sector se debate sobre la capacidad del sistema actual para soportar muchos nuevos tipos de usos. Algunas fuentes de energía renovable, como los paneles solares de los tejados, pueden devolver la energía a la red, pero hacen que la planificación sea más compleja para los operadores de la red.
Figura 1. Turbinas eólicas en Texas, el principal generador de electricidad renovable de Estados Unidos.
El paquete de infraestructuras destinará 2.500 millones de dólares a proyectos de transmisión y 3.000 millones a subvenciones para redes inteligentes, que utilizarían nuevas tecnologías para ayudar a suministrar más energía a través de las líneas existentes.
“Es una buena señal para el sector, pero queda mucho camino por recorrer”, dijo Rob Gramlich, presidente de la consultora Grid Strategies LLC y director ejecutivo de Americans for a Clean Energy Grid, un grupo que aboga por una mayor capacidad de transmisión. En la actualidad se gastan unos 20.000 millones de dólares al año en transmisión en Estados Unidos, dijo, mientras que para alcanzar los objetivos de descarbonización de la administración Biden en esta década se necesitarían unos 300.000 millones de dólares en nuevas inversiones.
La medida de infraestructura también pretende reforzar el papel del gobierno federal en la ubicación de las líneas de transmisión. Mientras que las rutas de los gasoductos interestatales son de competencia federal, las líneas de transmisión deben ser aprobadas por cada estado, lo que ha sido un obstáculo para conectar mejor la red eléctrica del país, dijo Gramlich.
La construcción de más líneas de transmisión de alta capacidad se considera fundamental desde hace tiempo si el país quiere acelerar la adopción de energías renovables. La inversión de 6.900 millones de dólares de Texas en líneas de transmisión que conectan el ventoso oeste de Texas con las grandes ciudades lo convirtió en el principal generador de electricidad renovable de Estados Unidos.
“Los mejores recursos de energía renovable suelen estar en el centro del país o en el suroeste, donde no vive mucha gente”, dijo Ted Bloch-Rubin, director de desarrollo comercial para las Américas de la empresa de tecnología energética Smart Wires Inc.
Noticia tomada de: The Wall Street Journal / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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