A medida que los precios del petróleo se han desplomaron en los mercados, las gigantes petroleras mundiales, las “Big Oil”, han recurrido a uno de los últimos recursos a mano, como lo es aumentar el endeudamiento en varias decenas de miles millones de dólares, antes de considerar la muy dolorosa opción de reducir dividendos a los accionistas.
Las grandes petroleras internacionales reaccionaron en cuestión de días a uno de los mayores y más rápidos desplomes de los precios del petróleo en la historia reciente. Todas las directrices de gastos se orientaron a recortes en gastos de capital (CAPEX), compromisos de reducción de los costos operativos y la suspensión de las recompras de acciones.
Pero eso no fue suficiente, así que las Big Oil recurrieron a una de las últimas herramientas que tienen antes de empezar a considerar potencialmente la opción de reducir los dividendos. Esta herramienta consiste en acudir a los mercados de bonos por dinero para cubrir los déficits de efectivo ocasionados por la caída del crudo a menos de US$ 30, a la vez que se enfrentan a altos costos fijos y pagos de dividendos que se avecinan.
Endeudamiento para pagar dividendos
Las cinco grandes del petróleo vieron en 2019 un aumento combinado de la deuda a US$ 230 mil millones para mantener el gasto de capital y al mismo tiempo realizar pagos de dividendos por varios miles de millones a los accionistas.
Aunque el reciente desplome de los precios está obligando a las empresas a reducir drásticamente el gasto discrecional, ninguna de ellas ha indicado hasta ahora una intención de reducir los dividendos, aunque los inversores y analistas dijeron que podrían verse obligados a hacerlo en caso de una prolongada recesión.
Figura 1. Endeudamiento de las Big Oil, 2014 – 2019
Ahora, durante la primera semana de abril de 2020, las grandes empresas como Total, Royal Dutch Shell, Equinor y OMV de Austria recaudaron una combinación de más de US$10 mil millones en los mercados de bonos, según estimaciones de Reuters.
Solo Equinor de Noruega recaudó US$ 5,000 millones en deuda fresca para reducir el impacto adverso de la crisis del petróleo.
De acuerdo a su CFO, Lars Christian Bacher, Equinor está en una posición fuerte para manejar la volatilidad y la incertidumbre del mercado. En combinación con planes de acción de US$ 3,000 millones para reducir los costos, esta transacción fortalecerá aún más la resiliencia financiera y flexibilidad en el futuro, y garantizará la liquidez a los proyectos que han sido priorizados.
Antes de acudir al mercado de bonos, Equinor había suspendido las recompras de acciones de su programa por US$ 5,000 millones, lanzado hace apenas 6 meses.
Como parte de su programa de reducción de costos, Equinor dijo que reduciría el gasto de capital orgánico a US$ 8,500 millones de US$ 10-11 mil millones. La compañía dijo que también reduciría su presupuesto de exploración para este año a US$ 1 mil millones de US$ 1,400 millones. Los costos de operación para el año, dijo Equinor, se reducirían en US$ 700 millones.
Shell y Total también suspendieron sus respectivos programas de recompra que estaban en curso.
Esta semana, Shell anunció un nuevo compromiso de facilidad de crédito rotativo de US$ 12 mil millones, además de la facilidad de crédito de US$ 10 mil millones firmada en diciembre de 2019.
De acuerdo con el portavoz de Shell, junto con efectivo y equivalentes en efectivo de alrededor de US$ 20 mil millones, la liquidez disponible aumentará de US$ 30 mil millones a más de US$ 40 mil millones, al mismo tiempo que advirtió sobre sus cargos por deterioro post-impuestos de entre US$ 400 y 800 millones en el primer trimestre debido a la caída de precios.
Rebaja en las calificaciones de riesgo
Después del desplome de los precios y la creciente deuda de las Big Oil con el correspondiente flujo de caja limitado, y con algunas circunstancias ya negativas incluso antes del desplome, las agencias de calificación comenzaron a degradar las calificaciones de las principales petroleras.
La gigante estadounidense ExxonMobil, por ejemplo, perdió su calificación de triple A en Moody’s, después de que la agencia rebajó el jueves pasado su calificación a Aa1 desde Aaa, con el pronóstico “negativo”.
ExxonMobil estaba generando flujo de caja libre negativo y estaba débilmente posicionado dentro de su calificación Aaa antes del desplome de los precios del petróleo, dijo el Vicepresidente Senior de Moody’s.
La agencia calificadora expresó que aunque espera que ExxonMobil reduzca el gasto de capital y los costos operativos, el flujo de caja libre negativo continuo y el aumento de los niveles de deuda incluso en una recuperación, aumenta el riesgo de una nueva degradación a sus calificaciones.
En este punto, un retorno a la calificación triple-A es poco probable en las condiciones adversas para la industria, señaló Moody’s. Para merecer una mejora, Exxon tendría que reducir significativamente la deuda y volverse resistente al aumento de la volatilidad de los precios del petróleo en la transición energética, dijo la agencia de calificación.
Un día antes, Moody’s también había cambiado la perspectiva de Shell a “negativa” de “estable”, aunque reafirmó la calificación Aa2.
Para Moody’s, cambiar las perspectivas de las calificaciones de Shell a negativas refleja el impacto material que el colapso de los precios del petróleo y el gas tendrán en el perfil financiero de la compañía en 2020.
Si bien se espera que la fuerte liquidez y flexibilidad financiera de Shell, así como la normalización de los precios del petróleo y el gas, apoyen una recuperación de sus métricas crediticias en 2021-22, se considera menos seguro que los requisitos para una calificación Aa2 se cumplirán en los próximos 12-18 meses.
El aumento de la deuda y los flujos negativos de efectivo podrían presionar a las Big Oil para que comiencen a considerar recortes de dividendos, especialmente si el petróleo a 30 dólares persiste durante más de un trimestre o dos.
Según el equipo de análisis corporativo de Wood Mackenzie, el punto de equilibrio de flujo de efectivo corporativo promedio de las Big Oil para 2020 es de US$ 53 el barril Brent, y los balances no están listos para un período prolongado de precios bajos del petróleo.
Las Big Oil no se apresurarán a tomar decisiones de reducción en los pagos por dividendos, inclusive podrían considerar los llamados dividendos scrip, el plan bajo el cual los inversionistas pueden elegir ser pagados en acciones en lugar de en efectivo.
Esta opción intermedia entre mantener dividendos insostenibles y reducir el pago de dividendos resultaría en preservar el pago de dividendos, pero conservar el efectivo para la empresa, una opción que algunos usaron con éxito después del último desplome de precios.
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