El suministro energético de Europa no se vería afectado si se detuviera el gasoducto Nord Stream 2, diseñado para llevar el gas ruso a Alemania, ya que el gasoducto aún no está en funcionamiento, dijo el martes la Comisión Europea.
El canciller alemán, Olaf Scholz, detuvo el martes la certificación del gasoducto Nord Stream 2, diseñado para llevar más gas ruso a Alemania, después de que Rusia reconociera formalmente dos regiones escindidas del este de Ucrania.
El proyecto energético más conflictivo de Europa se terminó en septiembre, pero ha permanecido inactivo desde entonces a la espera de la certificación de Alemania y la Unión Europea.
“Nord Stream 2 todavía no está funcionando, no está suministrando energía a Europa. No es una fuente de energía diferente, es un gasoducto diferente para un proveedor existente. No hay ningún cambio en la situación actual”, dijo un portavoz de la Comisión en una rueda de prensa periódica.
Nord Stream 2 está diseñado para duplicar la cantidad de gas que fluye desde Rusia directamente a Alemania, evitando la tradicional nación de tránsito Ucrania, en el lecho del Mar Báltico.
Rusia suministra actualmente alrededor del 40% del gas de Europa
Alemania obtiene la mitad de su gas de Rusia y había argumentado que Nord Stream 2 era ante todo un proyecto comercial para diversificar el suministro energético de Europa.
La preocupación por las interrupciones del suministro en medio de la escalada de tensiones en torno a Ucrania ha llevado a la UE a buscar suministros alternativos de gas en los últimos meses, en países como Estados Unidos, Qatar, Azerbaiyán, Nigeria, Japón y Corea del Sur.
Las importaciones europeas de GNL alcanzaron un récord de unos 11.000 millones de metros cúbicos en enero.
La Comisión ha dicho que sus modelos sugieren que la UE podría hacer frente a una interrupción parcial del suministro de gas ruso este invierno, señalando los niveles actuales de almacenamiento y los planes de contingencia de los países para las crisis de suministro.
Los analistas han dicho que una interrupción podría hacer subir los precios del gas en Europa, que se han disparado en los últimos meses y han llevado a la mayoría de los países de la UE a poner en marcha medidas de emergencia para proteger a los ciudadanos del aumento de las facturas.
La UE tiene previsto limitar su dependencia de las importaciones de combustibles fósiles a lo largo de la próxima década y más allá, mediante el cambio a las energías renovables y el uso de menos energía. Para cumplir su objetivo de lucha contra el cambio climático en 2030, la UE espera reducir su consumo de gas natural en más de un 25% respecto a los niveles de 2015.
El gas emite CO2 cuando se quema, pero se espera que mantenga una parte importante de la combinación energética de la UE a corto plazo, ya que los países dan prioridad a la eliminación del combustible fósil más sucio, el carbón.
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