La Unión Europea está intensificando esfuerzos para que sus sistemas energéticos sean más limpios y resilientes, con ello refuerza su liderazgo mundial en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, según la reciente revisión de la política energética por parte de la Agencia Internacional de la Energía (IEA).
Las emisiones de gases de efecto invernadero de la Unión Europea (UE) en 2019 fueron 23% inferiores a las de 1990, lo que significa que la unión ya había alcanzado su objetivo de una disminución del 20% para 2020, según el nuevo informe de la IEA.
La electricidad más limpia fue el principal impulsor de la reducción, con la intensidad de carbono producto de la generación de energía ahora muy por debajo de la mayoría de las otras regiones del mundo.
La UE es líder en tecnologías de energías renovables, en particular la eólica offshore. Muchos de sus estados miembros tienen políticas para eliminar gradualmente el uso del carbón.
Sin embargo, las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector del transporte siguen aumentando, y el uso de energía en los edificios sigue siendo intensivo en combustibles fósiles.
El nuevo informe de la IEA establece recomendaciones para ayudar a la UE a cumplir sus objetivos para 2030 en materia de emisiones de gases de efecto invernadero, energías renovables y eficiencia energética, así como sus objetivos de descarbonización a largo plazo.
La IEA considera que se necesitarán políticas más sólidas que las actuales para cumplir los ambiciosos planes y que el sector energético debe estar en el centro de esos esfuerzos, ya que representa el 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE.
En diciembre de 2019, la nueva Comisión Europea lanzó el Acuerdo Verde Europeo (European Green Deal) en un intento por hacer neutral el clima de la UE para 2050.
Este plan se enfrentó rápidamente al desafío que agregó el Covid-19, que ha empujado al mundo a una fuerte recesión económica. Esta crisis es una prueba de la resiliencia del sector energético y del compromiso de los responsables políticos con las transiciones de energía limpia.
En mayo, la Comisión Europea presentó un plan de recuperación masiva para contrarrestar los daños económicos de Covid-19. El objetivo del plan es lograr una recuperación, inclusiva y ecológica, al tiempo que permita sentar las bases para un futuro con bajas emisiones de carbono.
El Director Ejecutivo de la IEA dijo que “El Acuerdo Verde Europeo representa una oportunidad para fortalecer las economías de todo el continente mediante la agrupación de inversiones en tecnologías energéticas que probablemente desempeñará un papel crucial en el futuro”.
El informe también señala que debido a que la UE representa el 8%, una porción relativamente pequeña, de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (Greenhouse gases – GHG), la acción climática mundial y las asociaciones mundiales serán esenciales para amplificar sus ambiciones climáticas.
La IEA está dispuesta a seguir apoyando los esfuerzos de la UE para fortalecer la transición energética en todo el mundo compartiendo lecciones e ideas de experiencias europeas en todo el mundo.
El Covid-19 ha puesto a prueba la transición a energía limpia de la UE
En 2020, la UE se enfrenta a una recesión económica que estará entre el 7- 10% como consecuencia de la crisis sanitaria del Covid-19. Cuanto más dure la crisis, mayores serán los impactos en la economía, incluso en el sector energético.
El mantenimiento de la seguridad energética es fundamental, ya que el sector energético es vital para la salud de los ciudadanos y la economía. Sin embargo, la resiliencia física del sector energético de la UE ha sido efectiva, su resiliencia financiera está sometida a un fuerte estrés.
La transición energética de Europa progresa rápidamente en electricidad
Para 2018, las emisiones totales de gases de efecto invernadero de la UE han caído un 17% respecto a 2005 y un 23% desde 1990.
La eficiencia energética, las energías renovables y la migración de combustible han sido factores esenciales de las reducciones de GHG en el sector de la generación de energía.
En electricidad, la energía eólica se está convirtiendo en la mayor fuente renovable. En 2018, la participación de la UE en las energías renovables alcanzó el 32 % en electricidad.
La UE ha realizado importantes inversiones en electricidad renovable gracias a políticas sólidas en ese sentido, tales como las Directivas sobre energías renovables (RED I y II), objetivos ambiciosos y políticas e incentivos nacionales pertinentes, incluidas subastas y contratos de compra de energía a largo plazo.
Los precios bajos del gas natural han permitido importantes cambios de carbón a gas en el sector de la energía, que también dependía de la energía nuclear para el 25% de su generación en 2018.
Otros impulsores de la política son los planes de 16 estados miembros de eliminar gradualmente el uso del carbón en las próximas décadas (el carbón todavía representó el 20 % de la combinación eléctrica de la UE en 2018) y la reforma exitosa del sistema de comercio de derechos de emisión de la UE con una reserva de estabilidad del mercado (Market Stability Reserve – MSR), que se adapta al desarrollo económico.
En comparación internacional, la UE tiene una intensidad de emisión significativamente menor de generación de energía que otras grandes economías.
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