La energía inalámbrica tiene el potencial de ser muy útil, pero el alcance es un gran obstáculo. En un nuevo proyecto de prueba de concepto, Ericsson y PowerLight Technologies han demostrado una técnica llamada optical beaming, que utiliza un láser para transmitir energía a una estación base 5G portátil.
La experiencia de la mayoría de la gente con la energía inalámbrica es para cargar dispositivos como teléfonos, relojes o auriculares, pero eso sigue requiriendo que se coloquen en una almohadilla, lo que limita su utilidad. Los laboratorios están experimentando con sistemas más grandes que pueden cargar dispositivos en cualquier lugar de una habitación, pero ¿qué pasa con la transmisión de electricidad a largas distancias en el exterior?
PowerLight lleva años desarrollando la tecnología necesaria para ello, y ahora la ha demostrado con una prueba de concepto en colaboración con la empresa de telecomunicaciones Ericsson. El sistema consta de dos componentes principales, un transmisor y un receptor, que pueden estar separados por cientos o miles de metros.
El sistema no envía electricidad directamente, como una bobina de Tesla, sino que la electricidad en el extremo del transmisor se utiliza para producir un potente haz de luz y enviarlo hacia el receptor, que lo capta mediante una matriz fotovoltaica especializada. Éste, a su vez, convierte los fotones entrantes en electricidad, para alimentar cualquier dispositivo al que esté conectado.
Figura 1. Un diagrama que ilustra la tecnología de transmisión inalámbrica de energía.
Aunque pueda parecer peligroso tener un haz de luz de alta intensidad al aire libre, existen medidas de seguridad. El propio haz está rodeado por un “cilindro” más amplio de sensores que detectan cuando se acerca algo y apagan el haz en un milisegundo. Es tan rápido que interrupciones fugaces como las de los pájaros no afectarían al servicio, pero hay una batería de reserva en el extremo del receptor para cubrir cualquier posible interrupción a largo plazo.
En este caso, el sistema PowerLight alimentaba una de las estaciones radiobase 5G de Ericsson, que no estaba conectada a ninguna otra fuente de energía. El sistema suministró 480 vatios a una distancia de 300 m, pero el equipo afirma que la tecnología ya debería ser capaz de enviar 1.000 vatios a más de 1 km, con margen de ampliación en futuras pruebas.
Alimentar estas unidades 5G de forma inalámbrica podría hacerlas más portátiles, lo que permitiría desplegarlas en lugares temporales de mayor demanda, como festivales y eventos, o durante catástrofes en las que se hayan interrumpido otras infraestructuras.
La tecnología de transmisión óptica de PowerLight podría utilizarse también en muchas otras aplicaciones, como la recarga de vehículos eléctricos, el ajuste de la red eléctrica sobre la marcha e incluso en futuras misiones espaciales.
Pero no es la única empresa que trabaja con objetivos similares. El año pasado, la empresa neozelandesa Emrod presentó su propia visión para la transmisión de energía a larga distancia, pero en lugar de luz y células fotovoltaicas, transmite energía por microondas entre antenas.
Los prototipos de Emrod han transmitido hasta ahora unos 2 kilovatios de energía a más de 40 m, y la empresa afirma que debería ser capaz de ampliar la escala para enviar mucha más energía a decenas de kilómetros.
Entre todos, la transmisión inalámbrica de energía podría convertirse en una parte fundamental de las redes eléctricas en las próximas décadas.
Noticia tomada de: New Atlas / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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