La producción de petróleo de Libia corre el riesgo de volver a caer, ya que una lucha por el poder político amenaza con poner fin a un periodo de relativa estabilidad.
El enfrentamiento llega en un momento desafortunado para el país norteafricano, ya que podría privarle de importantes ingresos cuando el crudo cotiza por encima de los 70 dólares el barril. También podría resultar complicado para el mercado mundial del petróleo, ya que el cierre de la producción libia se produce justo después de que el huracán Ida detuviera una cantidad récord de producción en Estados Unidos.
A continuación se explica cómo se ha visto Libia en esta situación, y lo que podría ocurrir a continuación:
¿Qué desencadenó la crisis?
Todo comenzó en marzo, cuando el gobierno de Trípoli se propuso restaurar el Ministerio del Petróleo. Este departamento llevaba varios años sin funcionar, y el ministro de Petróleo, Mohamed Oun, tenía poca influencia en la industria del país.
En cambio, las grandes instalaciones de producción y exportación de Libia habían sido controladas por Mustafa Sanalla, presidente de la National Oil Corp. Él ha dirigido eficazmente el sector energético, ha firmado acuerdos con empresas petroleras internacionales y ha representado a Libia en las reuniones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo.
El intento del ministerio de ejercer un mayor control provocó una crisis interna. Oun pidió al gobierno que destituyera a Sanalla y reestructurara el consejo de administración de la NOC, alegando que el presidente había violado la política al realizar un viaje de negocios al extranjero sin autorización previa. Sanalla se negó a cumplir la orden, lo que provocó un bloqueo.
¿Cómo afecta esto a la industria petrolera?
Tras un largo periodo de conflicto perturbador, Libia ha conseguido estabilizar la producción de petróleo por encima de los 1,2 millones de barriles diarios durante la mayor parte de este año, tres veces el nivel medio de 2020.
Los manifestantes -algunos de ellos pidiendo la destitución de Sanalla, otros exigiendo puestos de trabajo- detuvieron las exportaciones de petróleo de tres terminales clave: Es Sider, Hariga y Ras Lanuf, en el este del país. Otros han amenazado también con interrumpir la producción en otras zonas, como Sharara, el mayor yacimiento petrolífero del país.
El 8 de septiembre, un funcionario libio dijo que las interrupciones corrían el riesgo de reducir la producción en 800.000 barriles diarios, en pocos días. La situación ha mejorado un poco desde entonces, con la reanudación de la carga en Es Sider y Ras Lanuf después de que se resolvieran las diferencias con los manifestantes.
La disputa añade otra capa de incertidumbre para las empresas petroleras internacionales que trabajan en Libia, dijo Illiasse Sdiqui, director asociado de Whispering Bell, una empresa de gestión de riesgos que cubre el norte de África.
¿Cuál es el contexto político de la disputa?
Un gobierno de transición está dirigiendo Libia hasta las elecciones de diciembre. Si esa votación se celebra de forma pacífica, podría concluir un proceso dirigido por las Naciones Unidas para reconciliar a las facciones rivales y poner fin formalmente a las hostilidades en el país.
El Primer Ministro, Abdul Hamid Dbeibah, ha intentado presentarse como mediador entre las dos partes. Esta semana se reunió tanto con Sanalla como con Oun, manteniendo de hecho al jefe de la NOC en su puesto e instando a la “sabiduría” para mantener la estabilidad del sector.
Sin embargo, tras su reunión, el ministro de Petróleo emitió un comunicado en el que afirmaba que su orden de suspender a Sanalla seguía vigente. Para el primer ministro, el nombramiento de Oun fue un movimiento calculado que pretendía poner más controles en la NOC, dijo Jalel Harchaoui, investigador principal de la Global Initiative Against Transnational Organized Crime, con sede en Suiza.
A lo largo de los últimos siete años, Sanalla ha acumulado un poder que a veces excede sus atribuciones como presidente de la NOC. A finales del año pasado, se negó a depositar el dinero de las ventas de crudo en el banco central hasta que éste demostrara una “clara transparencia” sobre cómo gasta los fondos.
“Dbeibah no se ha arrepentido de su decisión de reactivar el Ministerio de Petróleo, ni de haber elegido a Oun para el puesto”, dijo Harchaoui. “Si no lo hubiera hecho, Dbeibah habría tenido una influencia nula en la NOC y sus flujos financieros”.
¿Quién es el más fuerte?
Sanalla es respetado internacionalmente como el hombre que fue capaz de mantener la capacidad de producción de Libia a lo largo de muchos años en los que varios grupos armados o manifestantes cerraban periódicamente las instalaciones petroleras para presionar con demandas políticas o económicas. Ha mantenido la NOC en gran medida neutral en medio de las profundas divisiones políticas y tribales presentes en el país.
“Muchos dentro de la NOC ven a Oun como una figura perturbadora que los consumió en una crisis política y técnica y rompió décadas de neutralidad”, dijo Anas El-Gomati, director del Instituto Sadeq, un grupo de reflexión libio.
Sin embargo, el ministro de Petróleo también tiene una gran influencia. “Aunque Oun no tiene la autoridad política para destituir a Sanalla, puede coordinarse con sus aliados en el este para utilizar las fuerzas tribales para una negación plausible y forzar el cierre de las terminales petroleras”, dijo El-Gomati.
Los habitantes del sur y el este de Libia se quejan desde hace tiempo de que los ingresos del petróleo se distribuyen de forma injusta, en perjuicio de la región históricamente marginada. Ahora algunos de estos manifestantes están vinculando sus quejas a la presidencia de Sanalla en la NOC, ejerciendo una nueva e importante presión sobre la empresa, dijo Sdiqui de Whispering Bell.
¿Hay una salida al estancamiento?
La interrupción del flujo de las exportaciones de petróleo, que proporcionan casi todos los ingresos exteriores de Libia, podría hacer descarrilar la relativa paz existente y ser devastadora para los esfuerzos de reconstrucción de la nación norteafricana. Sin embargo, no hay una forma obvia de desactivar la crisis.
“Hay un claro solapamiento administrativo entre el Ministerio y la NOC y no está claro cómo puede resolverse antes del 24 de diciembre, cuando el mandato del gobierno interino expirará técnicamente”. dijo Sdiqui.
La disputa entre Oun y Sanalla no es sólo política, dijo El-Gomati. Se ha convertido en algo tan personal que la mediación puede ser imposible, dijo.
Mucho dependerá de hasta dónde llegue la situación, dijo Harchaoui. Si las protestas actuales se transforman “en un bloqueo total, no será necesariamente fácil resolverlo”, dijo.
Noticia tomada de: Rigzone / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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