La industria del cobre no está dejando que la restricción del crédito y la ralentización del crecimiento acaben con la euforia de una de sus mayores reuniones anuales.
La tranquila confianza de ejecutivos, banqueros y operadores que acuden a la capital chilena con motivo de la Semana Cesco se sustenta en las reservas de metal más bajas de los últimos 18 años, que representan menos del consumo de una semana. Es una medida que habla de la reapertura de China y de los tropiezos de la oferta, y es una razón importante por la que los precios han resistido mejor que la mayoría a las incertidumbres que recorren los mercados mundiales.
“En cuanto a las perspectivas a corto plazo, puedo afirmar que la demanda de nuestra producción sigue siendo fuerte”, declaró en una entrevista Richard Adkerson, consejero delegado de Freeport-McMoRan Inc, uno de los principales productores cotizados en bolsa.
Las perspectivas a largo plazo son aún más halagüeñas: CRU Group, la consultora que organiza la conferencia principal de la Semana Cesco, prevé que el cobre supere los 10.000 dólares la tonelada, frente a los 9.000 actuales.
A medida que los nuevos yacimientos se vuelven más caros y difíciles de explotar, los grandes productores, como BHP Group y Glencore Plc, vuelven a apostar por los acuerdos para crecer. Habrá mucho interés en escuchar las opiniones de Jonathan Price, Consejero Delegado de Teck Resources Ltd., objeto de una oferta pública de adquisición por parte de Glencore, así como del Presidente de Minerals Americas de BHP, Ragnar Udd, y del jefe de cobre de Rio Tinto Group, Bold Baatar.
“Con los mineros reacios a comprometerse con grandes proyectos de nueva creación, más allá de lo que está sucediendo en este momento, en 2026 y 2027 se empieza a entrar en territorio de déficit en el mercado”, dijo el consultor gerente de CRU, Robert Edwards.
Para el sector, las perspectivas son un arma de doble filo. Los precios altos suponen más ingresos, pero, como las limitaciones de los proyectos son una de las razones del optimismo, su capacidad para beneficiarse también se ve limitada.
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Chile es un buen ejemplo. La producción del país se ha estancado debido a que el deterioro de la calidad del mineral y las restricciones de agua contrarrestan la entrada de nueva oferta en el mercado. Al mismo tiempo, el gobierno busca una mayor parte de las ganancias inesperadas para financiar programas sociales, proponiendo subidas de impuestos que han hecho que las empresas retrasen sus decisiones de inversión.
Con un mayor escrutinio de las cuestiones medioambientales y sociales, la concesión de permisos también se está endureciendo. Los participantes en la Semana Cesco podrán hacerse una mejor idea del apetito de Chile por los grandes proyectos a última hora del lunes, cuando los ministros del Gobierno decidan el destino de la ampliación de una mina de Anglo American Plc. El proyecto, presupuestado inicialmente en 3.300 millones de dólares, fue rechazado por los reguladores medioambientales el año pasado.
Las dificultades de suministro en un país con las mayores reservas de cobre son un gran problema para la transición energética mundial, dado que el metal es necesario para todo, desde los vehículos eléctricos hasta las turbinas eólicas.
Noticia tomada de: Bloomberg / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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