La mayor potencia de Asia ha experimentado un explosivo crecimiento económico, convirtiéndole en uno de los principales importadores de materias primas. Esto ha llevado a los productores de estos commodities a basar sus estrategias de crecimiento en el apetito insaciable de China.
Ante una demanda que parece indetenible, la industria del petróleo y gas han basado sus estrategias crecimiento enfocándose en el mercado chino. Sin embargo, ahora la pandemia ha dejado al descubierto los cimientos inestables de esta dependencia.
Es casi imposible argumentar respecto al hecho de que China es un factor importante en los mercados del petróleo. Es el segundo mayor consumidor de petróleo crudo, la mayor parte del cual importa, y después de Japón, es el segundo mayor importador de GNL del mundo.
China es el principal importador de petróleo crudo del mundo luego de superar en 2017 a Estados Unidos.
Esto ha convertido al país en un foco natural de estrategias de crecimiento en la industria del petróleo y el gas. Todos los pronósticos de demanda de petróleo y de demanda de gas tienen inevitablemente a China específicamente, y a Asia en general, como los motores del crecimiento futuro.
La pandemia no ha cambiado este escenario. Asia, y China en particular, todavía se consideran motores del crecimiento futuro de la demanda de petróleo y gas.
Sin embargo, la pandemia si cambió algo, y es que este crecimiento no será tan sólido como pronosticaron los analistas antes de la crisis. Además, este crecimiento se retrasará, lo que podría causar estragos en los planes a corto plazo de las empresas.
La capacidad de China de absorber el exceso de crudo
China y sus refinerías aprovecharon cuando los precios del crudo cayeron en marzo y continuaron así hasta mayo y adquirieron millones de barriles de petróleo. Se podría decir con bastante certeza que si no fuera por China, los precios se habrían desplomado aún mucho más.
Ahora bien, la capacidad de almacenamiento de la nación es finito y a medida que han ido llegando los cargamentos con crudo barato a China, su capacidad se fue llenando al punto de colapsar los principales puertos, en los cuales los buques permanecían semanas en espera, convirtiéndolos prácticamente en almacenamiento de crudo flotante. Esta situación genera dudas sobre cuánto tiempo China es capaz de seguir absorbiendo el exceso de crudo del mundo.
Actualmente hay una congestión de petroleros en los puertos chinos. Desde hace semanas, según un informe del Wall Street Journal, los buques se han acumulado en los puertos, esperando descargar.
Según las fuentes citadas por el WSJ, la acumulación llega al menos a 80 petroleros, de los cuales más de la mitad son Very Large Crude Carriers (VLCC), cada uno con una capacidad de carga de 2 millones de barriles de crudo. El principal importador de petróleo crudo del mundo parece no tener dónde colocar el petróleo que pidió a principios de este año con la esperanza de que la demanda de combustible aumente rápidamente.
Rápida recuperación de la demanda
Las importaciones anuales de petróleo crudo de China en 2019 aumentaron a un promedio de 10.1 millones de barriles por día, un aumento de 0.9 millones de bpd con respecto al promedio de 2018.
La tendencia en las importaciones de China se mantuvo durante la primera mitad del 2020 y aumentaron un 10% desde el período de venta de 2019. Los últimos datos sugieren que han seguido siendo robustas en julio, incluso cuando cayeron un 3% desde junio.
Además de eso, surgieron informes de que las compañías petroleras estatales chinas habían reservado petroleros por al menos 20 millones de barriles de petróleo estadounidense para agosto y septiembre de 2020.
El rápido aumento de las importaciones en los últimos meses es una señal optimista para la economía mundial. Sin embargo, el ritmo ha sido tan rápido que ha desafiado las capacidades logísticas de los puertos chinos, dijeron analistas de la compañía OilX a principios de este mes en comentarios sobre los primeros datos de importación de petróleo de China.
De hecho, la demanda de petróleo en China se recuperó rápidamente a alrededor del 90% de su nivel previo a la crisis, pero luego las cosas comenzaron a desacelerarse, ya que la gente se mostró reacia a gastar en medio de una incertidumbre aún mayor sobre el futuro.
Aunque no es tan vital como lo es para EE.UU., el gasto del consumidor es un indicador esencial de la recuperación de cualquier economía, por lo que la renuencia a gastar se contabilizó como parte de los riesgos a la baja de la demanda de petróleo.
Un evento inesperado
En julio, Bloomberg informó que China había comenzado a vender petróleo crudo de su almacenamiento. Ahora bien, esta información tenía el potencial de revolucionar los mercados globales como ninguna otra. China, el comprador predilecto de petróleo del mundo, ahora lo está vendiendo después de haberlo comprado barato durante la primavera.
Si bien la venta difícilmente puede llamarse el comienzo de una tendencia, representó un evento imprevisto en una industria que ya se vio bastante sacudida por este tipo de eventos este año.
China no está obligada a seguir comprando petróleo a este ritmo para siempre. Si le conviene, podría aprovechar los precios más altos y vender sus reservas de crudo y entrar en competencia con el resto de vendedores.
Luego está el exceso de combustible ya presente en Asia, causado nada menos que por las refinerías chinas. El aumento de las cuotas de importación de petróleo, los bajos precios del petróleo y la fuerte demanda previa a la crisis llevaron a este exceso, y volvió a afectar a sus fabricantes con márgenes decrecientes y, más recientemente, una ola de cierres de refinerías en Asia a medida que la demanda continuaba estancada.
En el frente de las noticias positivas, existen expectativas de que un ambicioso programa de gasto en infraestructura ideado por Pekín para reactivar la economía impulsará la demanda, al menos del diésel, a un nivel récord este año.
Está por verse si este programa de gastos será eso suficiente para mantener fuertes las importaciones de petróleo chino durante la segunda mitad del año.
En conclusión, la crisis que hemos vivido ha traído a la luz algunas verdades desagradables respecto a la economía mundial, descubriendo la peligrosamente fuerte dependencia de la industria petrolera de una única fuente de crecimiento de la demanda.
Efectivamente, los exportadores de petróleo se han acostumbrado a poner todas las expectativas en la demanda asiática, y esto ha resultado contraproducente. Ciertamente, la demanda de petróleo se ha visto devastada en todo el mundo, no solo en Asia. Sin embargo, el impacto que ha tenido China, ha sido particularmente importante.
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