La Ley de Reforma del Transporte Marítimo, de carácter bipartito, fue firmada por el Presidente Joe Biden este jueves, pero no está claro si la nueva ley tendrá un gran efecto sobre una fuerza inflacionaria que sigue atormentando a las empresas estadounidenses: los elevados costes de los contenedores.
Unos días después de que la Reserva Federal subiera los tipos de interés al máximo desde 1994 para reducir los precios en alza, Biden planeó una ceremonia en la Casa Blanca con legisladores y ejecutivos, informó Jordan Fabian de Bloomberg.
La medida pretende aliviar los cuellos de botella de la cadena de suministro causados por varios factores, desde la escasez de mano de obra hasta el aumento de la demanda de bienes por parte de los hogares durante la pandemia.
En concreto, la ley ordena a la Comisión Marítima Federal que impida que los transportistas marítimos se nieguen injustificadamente a llenar el espacio de carga abierto con las exportaciones estadounidenses y que investigue las tasas de retraso que cobran las líneas de contenedores.
Para los importadores y exportadores estadounidenses, sin embargo, no abordará lo que muchos se han quejado desde hace tiempo de que es el núcleo del problema: su fidelidad a una docena de grandes empresas con sede en Asia y Europa que controlan el 80% de la capacidad de movimiento del comercio marítimo mundial.
No hay nada en la nueva ley “que se refiera a los controles de precios o a cualquier cosa relacionada con la consolidación de los transportistas o el funcionamiento de las alianzas y los acuerdos de reparto de buques”, escribió Lars Jensen, director general de Vespucci Maritime, en un post de LinkedIn hace unos días.
“Por lo tanto, la retórica política que se ha visto en la última semana relacionada con la indignación por las elevadísimas tarifas de flete junto con la supuesta falta de competencia no forma parte de la legislación en absoluto”.
Se enfría el mercado del transporte marítimo
Mientras tanto, la ralentización de la economía estadounidense ya está enfriando el mercado de los fletes marítimos. Las tarifas al contado de los contenedores de 20 pies con destino a EE.UU. desde Asia han bajado un 33% desde que alcanzaron su punto máximo el pasado mes de septiembre, según Drewry, una empresa de consultoría e investigación marítima de Londres.
Esos costes siguen siendo más de cinco veces superiores a su media de cinco años antes de la pandemia, y muchos cargadores han fijado tarifas contractuales al doble o al triple del precio que solían pagar a los transportistas.
“Los que esperen cambios inminentes podrían verse decepcionados”, escribió Jensen.
Dice que es “objetivamente falso” que los políticos intenten crear la impresión de que la legislación va a arreglar las cosas. También reconoce que “ciertamente no se puede descartar que la presión política pueda estar aumentando hacia una mayor legislación”.
La frustración puede seguir creciendo. Según las estimaciones de Drewry, el sector podría ganar 300.000 millones de dólares este año, frente al récord de 214.000 millones de dólares de 2021.
Para aquellos que se preguntan sobre los efectos inflacionarios de los costes de envío, compruebe la investigación del economista de la Fed de Kansas City Nicholas Sly y sus colegas aquí. Él ha encontrado que, en el pasado, un aumento del 15% en los costos de envío llevó a un aumento de 0,10 puntos porcentuales en la inflación subyacente después de un año.
Las tarifas de transporte son un reto persistente -más que temporal o transitorio-, argumenta Sly. Lo cual se parece a lo que ha sucedido recientemente en la economía estadounidense.
Noticia tomada de: Bloomberg / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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