Una central eléctrica que funcionará con “inteligencia artificial” está a punto de ponerse en marcha en África Occidental. La empresa conjunta entre la suiza Xcell Security House and Finance y la estadounidense Beyond Limits incorporará inteligencia y conciencia en las operaciones, algo que creará más eficiencia, mayor productividad y mayor protección del medio ambiente.
Cuando la gente corriente escucha hablar de inteligencia artificial – IA para abreviar – piensa inmediatamente en cómo las máquinas sustituirán a los humanos. Pero, como explicaron los expertos ante esta redacción, la IA está pensada para eliminar las “actividades rutinarias”, de modo que los encargados de las operaciones industriales pesadas puedan resolver los problemas y mejorar el rendimiento, lo que se traduce en unos resultados más saludables.
“Nada de lo que construimos está diseñado para reemplazar a una persona”, dice Michael Krause, gerente senior de petróleo y gas en Beyond Limits.
“Las personas tienen que tomar decisiones. Pero la IA puede eliminar ese componente rutinario de su trabajo y permitir a los directivos centrarse en la parte de valor añadido”, añade Krause.
Krause compara el proceso con una partida de ajedrez: Hay millones de estrategias potenciales que los humanos pueden seguir, cada una de ellas en función de la inteligencia y la experiencia. Pero la IA proporcionará el contexto para que se tomen mejores decisiones.
En otras palabras, las máquinas jugarán millones de partidas y memorizarán todos los patrones potenciales, algo que las personas no pueden hacer. Se crea un algoritmo que incorpora los datos y que se actualiza en tiempo real.
En el caso de Xcell, los humanos pueden hacer ajustes para mejorar la eficiencia. Pero tienen límites. La IA, en cambio, puede supervisar todo un sistema y tener en cuenta todas las variables.
En cuanto a las centrales eléctricas, la tecnología puede ayudar a los gestores a equilibrar los problemas de oferta y demanda, mantener sus plantas y mejorar las medidas de seguridad.
Cuando los algoritmos de la IA se combinan con la computación en la nube y las redes 5G de alta velocidad, el verdadero potencial se hace realidad: las empresas de energía tendrán una visión holística que aprovecha los datos, dándoles una ventaja competitiva.
Según McKinsey & Company, la IA y la digitalización pueden aumentar la productividad de los activos hasta en un 20%, reduciendo además los costes de mantenimiento en un 10%.
Para IDC, una empresa de inteligencia de mercado, afirma que el gasto en este tipo de tecnologías se duplicará con creces, pasando de 50.000 millones de dólares actuales a 110.000 millones en 2024.
“Una de las claves de las operaciones energéticas es el manejo de las fluctuaciones de la oferta y la demanda”, dice Lynnwood Farr, director ejecutivo de Xcell.
Agregó: “Creemos que (la IA) nos dará ventaja para controlar los costes y mantener una generación de energía eficiente y fiable para nuestros clientes”.
Las mismas herramientas de IA pueden predecir los patrones meteorológicos. Eso permitirá a los operadores de la red calcular con mayor precisión cuándo estarán disponibles los recursos eólicos y solares para su uso. La confiabilidad, por lo tanto, se ve reforzada.
Posibilidades infinitas para Inteligencia Artificial
Para dar a la IA un contexto práctico, podemos centrarnos en la necesidad de reducir las emisiones de CO2 y, en concreto, en el objetivo del presidente Biden de conseguir la neutralidad del carbono a mediados de siglo.
Según Krause, de Beyond Limits, la IA puede reducir las emisiones de CO2 entre un 1% y un 10% mejorando los procesos industriales y reduciendo el tiempo de inactividad. No, la IA no elimina el carbono de los combustibles fósiles. Pero la IA puede, por ejemplo, ayudar a las centrales eléctricas o a las compañías petroleras a decidir dónde enterrar el CO2, una forma de compensar futuras emisiones hasta que las energías renovables puedan sustituir a esos combustibles.
Los ingenieros, por ejemplo, también están construyendo modelos tridimensionales que les permiten comprobar dónde ubicar los pozos de petróleo y gas. La mayor parte de ese tiempo se dedica a recopilar datos de diversos sedimentos, un ejercicio repetitivo que lleva mucho tiempo y que requiere una gran cantidad de trabajo manual. La IA permite a esos ingenieros reunir y cargar esos datos antes de recibir información sobre dónde colocar esos pozos. Y eso tiene infinitas posibilidades, que pueden mejorar el rendimiento de las perforaciones y limitar los costes medioambientales.
Beyond Limits y NVIDIA están utilizando la IA para identificar las mejores ubicaciones para sus pozos, un proceso que, según dicen, mejorará el valor neto actual de esos activos en un 10%. ¿Cómo? El plazo para ubicar un pozo se reduce de meses a horas, lo que supone para la empresa millones de dólares y, por tanto, un retorno de la inversión más rápido.
Las empresas afirman que las mismas acciones pueden utilizarse cuando se trata de almacenar CO2 bajo tierra. Es decir, la tecnología puede identificar los mejores puntos de inyección de CO2 en yacimientos ya agotados.
“Podemos identificar el mejor lugar para poner un pozo e inyectar CO2 bajo tierra, dice Krause.
“La IA no puede tomar esa decisión por ellos. Pero puede proporcionar el contexto que necesitan para tomar esas decisiones por sí mismos”, siguió comentando Krause.
La inteligencia artificial no consiste en que los robots hagan el trabajo de los humanos. Se trata de adoptar una visión holística de la empresa y recopilar datos para mejorar la productividad, limitar los gastos y reducir los costes medioambientales, un proceso que ahora es posible gracias a la capacidad de ancho de banda y a las tecnologías en la nube.
La IA puede desarrollar algoritmos y eliminar así las tareas repetitivas, lo que permite a los directivos añadir valor: las organizaciones que aumenten la productividad al tiempo que minimizan los costes serán globalmente competitivas y podrán contratar a más trabajadores.
Noticia tomada de: Forbes / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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