Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el petróleo canadiense va a disminuir en la próxima década. Sin embargo, esto no ha impedido que se destinen fondos a nuevos proyectos, ya que los productores pretenden exprimir al máximo las reservas de petróleo del país antes de que eso ocurra. La AIE lo previó, al pronosticar que Canadá podría producir 700.000 bpd adicionales de petróleo equivalente para 2030, antes del eventual declive de la demanda y la producción.
El declive del petróleo canadiense no debería ser una sorpresa para un país cuyo líder anunció un objetivo de emisiones netas de carbono cero para 2050, en línea con los objetivos del Acuerdo de París a finales de 2020.
La apertura de Canadá a las políticas ecológicas y el impulso a la revolución de los vehículos eléctricos (VE) en todo el país significa que Canadá disminuirá pronto su dependencia interna de los combustibles fósiles.
Sin embargo, las perspectivas pesimistas no han impedido que el gobierno y las empresas privadas de petróleo y gas de Canadá planifiquen grandes desarrollos para garantizar que la industria siga siendo resistente mientras la demanda sea alta.
Los envíos de petróleo de Canadá a Estados Unidos se dispararon a principios de este mes, alcanzando los 4,04 millones de bpd, tras la inauguración de la Línea 3 ampliada de Enbridge Inc. El oleoducto ampliado, que llevaba años en proyecto pero sufría constantes retrasos, es capaz de transportar 760.000 bpd de petróleo pesado y ligero, aproximadamente el doble de la capacidad del oleoducto anterior de la empresa.
Con la combinación de los recortes de petróleo de la OPEP+ y las interrupciones de las refinerías de petróleo tras el huracán Ida, Estados Unidos ha pasado a depender más de Canadá para su suministro de petróleo en los últimos meses.
La ampliación del oleoducto permite ahora a Canadá entregar el tan necesario suministro. Y llega en un momento en que los precios de la gasolina y el petróleo se disparan y la escasez es habitual, con el reciente aumento del suministro ofreciendo esperanza.
Además, Enbridge ha invocado el tratado sobre oleoductos de tránsito de 1977 para garantizar que su Línea 5 siga activa después de que el estado de Michigan manifestara su oposición al proyecto por temor a que pudiera afectar negativamente a los Grandes Lagos. La gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, revocó el permiso para la explotación de oleoductos en la región, algo que Enbridge sigue ignorando debido a la importancia del oleoducto. La línea 5 transporta 540.000 bpd de crudo canadiense, así como productos refinados, desde Wisconsin hasta Ontario.
Enbridge está dispuesta a invertir aún más dinero en mantener sus oleoductos en funcionamiento mientras la demanda sea alta, proponiendo un túnel de 500 millones de dólares para albergar la Línea 5, que deberá estar terminado en 2024. La empresa espera que este proyecto de infraestructura ayude a disminuir los temores en torno al envejecido oleoducto y su posible impacto en el medio ambiente.
Ahora que se ha invocado el tratado, la cuestión del oleoducto irá más allá de la negociación local y se abordará en un tribunal federal. Además, es posible que el Presidente Biden, que hasta ahora se ha mantenido al margen, tenga que enredarse en las conversaciones sobre las conexiones de transporte de energía entre Estados Unidos y Canadá.
La insistencia de Enbridge para garantizar la conectividad energética entre EE.UU. y Canadá se produce tras la cancelación del oleoducto Keystone XL, de 8.000 millones de dólares, en junio de este año, al ser revocado el permiso para su construcción por la administración Biden.
Keystone XL, que había sido aprobado previamente por el presidente Trump en 2017, debía transportar petróleo desde Alberta hasta Nebraska a través de una distancia de 1.200 millas.
Las grandes petroleras canadienses ya no están dispuestas a dejar el destino de su industria en manos estadounidenses, como está demostrando Enbridge. Incluso el Primer Ministro Trudeau, que ha promovido muchas políticas ecológicas y comparte varios valores estadounidenses sobre el cambio climático, criticó al Presidente Biden por la cancelación, que se esperaba que causara la pérdida de unos 1.000 puestos de trabajo en la construcción, además de dañar prematuramente la industria norteamericana del petróleo y el gas.
No es de extrañar que el gobierno canadiense esté planeando aumentar su producción nacional de petróleo, con políticas que siguen favoreciendo a los combustibles fósiles, según el Informe sobre la Brecha de Producción de 2021.
A pesar del entusiasmo en torno a la política de cambio climático, el presidente Trudeau sigue empeñado en mantener una industria que sigue siendo lucrativa y responde a la demanda regional, además de aportar miles de oportunidades de empleo. Aunque los planes de reducción a cero siguen en pie, Canadá aún no está preparada para renunciar a su posición de líder mundial del petróleo y el gas, sobre todo por la gran incertidumbre en torno a la producción de la OPEP+.
El boom petrolero canadiense no puede durar para siempre, y la industria se enfrenta a muchos más obstáculos mientras sus aliados tratan de hacer frente al cambio climático y desprenderse de los combustibles fósiles. Sin embargo, en la actualidad, la industria petrolera canadiense sigue siendo fuerte y no da señales de rendirse antes de lo debido.
Noticia tomada de: OilPrice / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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