La fusión nuclear está más cerca que nunca de convertirse en una realidad comercial a medida que el sector privado se hace cargo de la investigación y el desarrollo.
Las empresas privadas de fusión están experimentando con diversos enfoques, beneficiándose de una mayor maniobrabilidad y potencial de innovación.
Durante décadas, la investigación de la fusión nuclear estuvo fuera del alcance de la empresa privada, ya que la tecnología punta utilizada para llevar a cabo tales experimentos era tan prohibitivamente cara que sólo cabía esperar razonablemente que el financiamiento público sufragara la factura.
Pero ahora, gracias a un gran avance de uno de esos proyectos financiados por el Estado, la fusión nuclear es mucho más accesible y los inversores de capital riesgo no han tardado en lanzarse a este mercado incipiente.
El santo grial de las energías limpias
La fusión nuclear suele considerarse el santo grial de la investigación en energías limpias por su capacidad de producir cantidades casi infinitas de energía sin emisiones de carbono.
Pero reproducir este proceso en la Tierra ha resultado difícil y costoso. Algunos experimentos han tenido cierto éxito en lograr una reacción de fusión nuclear, pero crear una reacción sostenida que emita más energía de la que entra en ella es otra historia.
Hace menos de una década, la tecnología más prometedora para la fusión nuclear eran los enormes reactores tokamak, una enorme máquina con forma de donut que utiliza campos magnéticos para calentar y confinar el plasma.
El más prometedor de estos proyectos, el ITER (abreviatura de Reactor Termonuclear Experimental Internacional) es tan enorme que la máquina pesa 23.000 toneladas y costará, según las previsiones, al menos 22.000 millones de euros, financiados y gestionados por un consorcio de 35 países.
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Está previsto que el megaproyecto alcance su primer plasma en 2025, y podrá calentarlo hasta unos 150 millones de grados Celsius (aproximadamente 270 millones de grados Fahrenheit).
El ITER lleva décadas en desarrollo, con años de retraso y miles de millones de presupuesto por encima de lo previsto. Y ya no es la tecnología más prometedora para la fusión nuclear.
Todo cambió hace un año, cuando la National Ignition Facility, o NIF, del Lawrence Livermore National Laboratory logró la ignición haciendo estallar con láser una pequeña cantidad de combustible nuclear.
La ignición se refiere a una reacción de fusión nuclear que produce más energía de la que absorbe, y un reactor tokamak nunca la ha logrado con éxito.
¿Mala noticia para el ITER?
Esto es una mala noticia para el ITER, pero es una gran noticia para el sector privado, ya que la tecnología láser es mucho más accesible que la construcción de un toro magnético de 23.000 toneladas.
Por ello, en los últimos años ha surgido una nueva cosecha de empresas de fusión basadas en el láser. Esta tecnificación del proceso de investigación y desarrollo de la fusión nuclear es ahora la mayor esperanza para lograr la fusión nuclear comercial, lo que algunos ven como la “bala de plata” para el cambio climático.
Estas empresas más pequeñas tendrán mucha más capacidad de maniobra para experimentar con diferentes “variaciones sobre el tema” de la ignición por láser, como “diferentes láseres, diferentes técnicas para desencadenar las reacciones de fusión, diferentes elementos para fusionar”, según un reportaje reciente del New York Times.
Esta libertad para experimentar es esencial para el avance de la tecnología de fusión nuclear, que aún tiene mucho que crecer antes de convertirse en una prometedora aplicación comercial.
Figura 1. La bobina de campo toroidal en forma de D (TF13) se retiró del módulo de sector n.° 6 y se colocó en la herramienta de “inclinación” (foto). La herramienta devolverá la bobina a la posición horizontal en la que se entregó, para que pueda retirarse del Salón de Actos y almacenarse.
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Estas empresas de nueva creación se han visto impulsadas por una nueva oleada de financiamiento destinada a este tipo de proyectos nucleares privados a menor escala.
El año pasado, el financiamiento de la fusión nuclear alcanzó un hito importante cuando se incluyó en la Ley de Reducción de la Inflación de la administración Biden por valor de 280 millones de dólares, y en mayo de este año, el Departamento de Energía de Estados Unidos anunció 46 millones de dólares destinados al desarrollo de la energía de fusión comercial.
El gobierno estadounidense no es el único que ha renovado su entusiasmo por esta tecnología. En total, la inversión en la industria mundial de la fusión ha alcanzado ya un total acumulado de 6.210 millones de dólares, según el tercer informe anual Global Fusion Industry Report de la Fusion Industry Association (FIA).
“Más allá de la inversión privada, también es destacable el aumento de las asociaciones público-privadas y la aparición de un marco normativo para la fusión que reducirá el riesgo de futuras inversiones”, afirma Andrew Holland, Director General de la FIA.
“Esto demuestra que los gobiernos están empezando a planificar la energía de fusión y es un signo inequívoco de maduración de la industria. Todo ello se produce mientras las empresas informan de que cada vez confían más en alcanzar sus ambiciosos hitos.”
Imagen de rawpixel.com en Freepik
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