Los mercados mundiales del petróleo y el gas están fragmentados tras el estallido de la guerra en Ucrania, creando cadenas de suministro más largas e ineficientes. Una dinámica similar tendrá un efecto perjudicial en la transición energética como consecuencia del actual enfrentamiento entre China y Occidente por el control de minerales críticos, afirma el FMI.
La concentración de recursos y las luchas geopolíticas por su control han provocado crisis de precios y suministro en los mercados energéticos, la más reciente en 2022-23, cuando Moscú redujo las exportaciones de gas a Europa y el G7 prohibió el petróleo ruso e impuso topes de precios a las exportaciones rusas a las economías emergentes. Pero en términos de volatilidad de precios, “la energía es menos vulnerable que muchas de las otras materias primas, y eso se debe a que la producción de energía está menos concentrada”, según el economista del FMI Martin Stuermer, coautor de la investigación de la organización sobre cómo la fragmentación geopolítica afectará a la transición energética.
La minería y el procesamiento de los metales cruciales para la producción de vehículos eléctricos (EVs), baterías y líneas de transmisión de la red eléctrica están muy concentrados. Según el FMI, los tres principales países productores representan casi el 90% del suministro de litio, y los porcentajes equivalentes de cobalto y níquel son del 80% y el 65%, respectivamente. Por el contrario, los tres principales productores de petróleo -Estados Unidos, Arabia Saudí y Rusia- representaron aproximadamente el 40% de la oferta mundial el año pasado.
El dominio chino en el refinado de minerales preocupa sobremanera a EE.UU. y la UE, que planean subvencionar la capacidad nacional de procesamiento y asociarse con aliados para invertir en cadenas de suministro de minerales críticos que no dependan de China. Imponer restricciones a la capacidad de China para importar minerales críticos será una pérdida neta para el mundo porque afectaría a la capacidad de refinado china de forma inmediata, mientras que industrias similares en otros lugares tardarán décadas en construirse, afirma el FMI. La inversión neta mundial en tecnología renovable y producción de vehículos eléctricos sería 20 puntos porcentuales inferior en este escenario, en comparación con el libre comercio continuado de minerales críticos, afirma.
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Bloqueo de formaciones
La investigación en la que se basa la conclusión del FMI parte del supuesto de la formación de dos bloques, que enfrentarían a los países del G7 y sus socios con un bloque chino-ruso, en el que cada uno podría interrumpir eficazmente el comercio con el otro. El FMI también parte de la base de que será difícil aumentar la capacidad de extracción y refinado en Occidente, y calcula que se tarda 16 años en poner en marcha una nueva mina de cobre.
El fondo utiliza sus investigaciones para preparar a los países miembros sobre las formas de financiar la transición energética, incluso mediante impuestos sobre el carbono. Pero quienes se oponen a la transición energética utilizan esos argumentos para advertir de los costes supuestamente debilitantes que supondría la eliminación gradual de los combustibles fósiles y las opciones de transporte impulsadas por ellos. Los críticos del presidente estadounidense Joe Biden en el Congreso destacan los retos de la cadena de suministro de minerales críticos para criticar los esfuerzos nacionales y estatales por impulsar los vehículos eléctricos.
Aumentar la capacidad minera puede llevar mucho tiempo (las fuentes consultadas por Argus indican que entre 10 y 15 años, dependiendo de si se trata de minas a cielo abierto o subterráneas), pero las empresas mineras ya están estudiando opciones para ampliar el suministro. La propuesta de Glencore, con sede en Suiza, de adquirir la empresa minera canadiense Teck a principios de este año incluía planes para duplicar la capacidad de cobre de la entidad fusionada propuesta hasta 3 millones de toneladas anuales, con más de la mitad de la nueva capacidad procedente de ampliaciones de proyectos.
Las realidades del mercado energético sugieren que es improbable que se produzca una bifurcación perfecta del mercado, ya que los gobiernos nacionales conservarán libertad de acción para tratar con ambos bloques.
“Arabia Saudí, desde una perspectiva geopolítica, estaría en el equipo US-EU plus”, afirma Ellen Wald, miembro senior del think tank estadounidense Atlantic Council. Pero Riad también ha mantenido estrechas relaciones con Rusia dentro de la alianza Opec+, y es un proveedor clave de petróleo para China, afirma Wald.
Noticia tomada de: Argus Media / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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