En el norte de Argentina, en la remota provincia de Salta, la nueva fiebre por un metal, el litio, hace que el silencio desértico se vea interrumpido por las maquinarias que bombean salmuera para extraer litio, un signo de la aceleración de los esfuerzos para aprovechar el boom mundial de los vehículos eléctricos.
Bajo las salinas del altiplano del país sudamericano, está enterrada la tercera mayor reserva del mundo de este metal ultraligero para baterías, cuyo precio se ha disparado en el último año debido al impulso mundial hacia medios de transporte más ecológicos.
El gobierno argentino, que ya es el cuarto productor mundial de litio, quiere acelerar su desarrollo, frenado durante años por la burocracia, los elevados impuestos, la inflación y los controles monetarios.
Provincias como Salta están construyendo nodos logísticos mineros regionales y carreteras de acceso, reduciendo los tipos impositivos y racionalizando las confusas normas del sector para atraer inversiones en el metal “oro blanco”.
Esto ha provocado una oleada de nuevas actividades, acuerdos y planes para aumentar la producción, lo que podría convertir a Argentina en un actor clave en la cadena de suministro de vehículos eléctricos en los próximos años, con la previsión de que aumente la demanda de los fabricantes de automóviles y compradores como China.
Argentina podría convertirse en el principal productor mundial de salmueras en menos de una década si el flujo de proyectos sigue y se mantiene, dijo a Reuters en Salta David Guerrero Alvarado, consultor que asesora a la canadiense Alpha Lithium.
Alpha Lithium está en la etapa de investigación de un proyecto en el cercano Salar Tolillar, uno de los muchos desarrollos en fase inicial que, aunque prometedores, necesitan un proceso a menudo largo y costoso para convertirse en realidad.
Generar confianza a los inversionistas
En un momento en que los países de todo el mundo se esfuerzan por reducir las emisiones, el aumento de la demanda mundial de litio y la subida de los precios han suscitado un mayor interés en el llamado “triángulo del litio”, que abarca partes de Argentina, Bolivia y Chile.
En Argentina, provincias mineras como Salta, Jujuy y Catamarca se han movilizado para animar a los recelosos inversores, firmando en junio un acuerdo para crear normas uniformes y “fortalecer la infraestructura, la seguridad jurídica y la estabilidad fiscal”.
La secretaria de Minería y Energía de Salta, Flavia Royon, dijo a Reuters que la provincia podría producir 200.000 toneladas anuales de carbonato de litio equivalentes para 2025. Esto supondría un gran aumento, equivalente a una quinta parte de la producción mundial prevista para ese año.
Hay mucho interés en Salta y es la provincia argentina con más proyectos de litio en cartera.
La cámara minera del país, CAEM, prevé una cifra menor, de 175.000 toneladas a nivel nacional para 2025, frente a las 38.800 toneladas estimadas este año. Pero, dado que los proyectos de litio suelen tardar años en ponerse en marcha, ese sigue siendo un objetivo elevado.
Figura 1. Proyecciones de las exportaciones de litio en Argentina
Impulso a los combustibles del futuro
El gobierno argentino ha dado un impulso consciente y estratégico al litio. El año pasado redujo los impuestos sobre todas las exportaciones mineras del 12% al 8% y en abril suavizó los controles de capital sobre las empresas que sacan divisas del país para proyectos con inversiones superiores a US$ 100 millones.
También ha respaldado a la empresa energética estatal YPF para que cree una planta de baterías de litio y está impulsando un proyecto de ley para reducir los impuestos a los vehículos eléctricos.
“Nos enfocaremos en áreas y combustibles del futuro, que generen cero emisiones contaminantes, que son básicamente el hidrógeno y las baterías de litio”, dijo el ministro de Producción, Matías Kulfas, en un reciente encuentro con periodistas en Buenos Aires.
Una fuente del Banco Central, que está deseoso de reconstruir las maltrechas reservas de divisas, dijo que el país había visto un creciente interés de los inversores en la minería, incluido el litio.
Inversores internacionales
La australiana Orocobre Ltd y la minera estadounidense Livent Corp, que tienen acuerdos de suministro con Toyota Corp y BMW respectivamente, operan los dos proyectos de litio en producción en Argentina de un total de más de 60 proyectos propuestos en diversas etapas de desarrollo.
Otras empresas en el país son las australianas Argosy Minerals, Lake Resources y Greenwing Resources, así como las surcoreanas Posco y Neo Lithium Corp, respaldadas por la china CATL.
La china Ganfeng Lithium Co Ltd se encuentra en una guerra de ofertas para comprar la empresa argentina Millennial Lithium Corp después de que un fabricante de baterías no identificado hiciera una oferta rival a la suya de US$ 280 millones.
Son muchas las empresas internacionales relacionadas con el litio que tienen enorme interés en invertir en proyectos en Argentina.
Ganfeng y Lithium Americas (LAC.TO) pretenden producir unas 40.000 toneladas de carbonato de litio equivalente en la mina Cauchari-Olaroz, cuya producción se iniciará en 2022.
Inestabilidad macroeconómica
Persisten las dudas sobre si Argentina puede aumentar su producción de litio como ha prometido. Hace 5 años, bajo un gobierno favorable a las empresas, el país expresó su ambición de superar al mayor productor, Chile, pero no lo consiguió.
Argentina tiene los recursos, pero para transformarlos en reservas y hacer proyectos, se necesita una serie de reglas claras y estables.
Alejandro Moro, gerente general de Rincón Lithium, una empresa australiana que posee una concesión en el salar de Rincón, en Salta, coincidió en que sigue habiendo obstáculos para atraer capitales.
“Este es un país con una macroeconomía bastante inestable, con un alto grado de impuestos que se imponen al capital que viene a invertir”, dijo.
Sin embargo, a pesar de sus reservas, Moro dijo que se había vuelto más optimista sobre el apoyo de Argentina a las inversiones mineras tras reunirse con altos funcionarios unas semanas antes.
Argentina, una potencia agrícola con abundantes semillas oleaginosas, ha centrado durante años los subsidios energéticos en los biocombustibles, pero los funcionarios están señalando ahora un cambio de prioridades hacia los vehículos eléctricos, y el litio.
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