Según un nuevo informe, la demanda de hidrógeno en América Latina podría crecer hasta en dos tercios para 2030, lo que reforzaría el apoyo al hidrógeno bajo en carbono en la región.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicó el 12 de agosto “El hidrógeno en América Latina: De las oportunidades a corto plazo al despliegue a gran escala”, que sostiene que el hidrógeno bajo en carbono, como tecnología limpia prometedora pero no desarrollada, podría beneficiar a la economía regional latinoamericana si se le dan las oportunidades adecuadas.
Por la misma lógica, el progreso es crítico en el corto plazo -que la AIE define como la década de 2020- si los líderes políticos e industriales quieren ver a sus industrias de hidrógeno competir en el escenario mundial.
“La próxima década será crucial para la promesa a largo plazo del hidrógeno bajo en carbono en América Latina, y se puede hacer mucho hoy para desarrollar y demostrar las tecnologías emergentes y preparar el terreno para su futura ampliación”, dice el informe.
El informe establece dos casos para el crecimiento del hidrógeno en América Latina: un caso base es lo más probable, y un caso acelerado define una perspectiva de crecimiento más optimista. El caso base muestra un aumento de la demanda del 52%, alcanzando 6,2 millones de toneladas métricas ™ en 2030. Según el informe, la demanda regional de hidrógeno ascendió a 4,1 millones de toneladas en 2019, es decir, alrededor del 5% de la demanda mundial.
Casi todo el crecimiento del caso base se produciría en las tecnologías y procesos existentes, concretamente en el sector del refinado de petróleo. La producción de amoníaco también crecería más del 50%, gracias a la demanda de Brasil y México.
En el caso acelerado, la demanda aumentaría un 67%, hasta los 6,8 millones de toneladas. Estaría impulsada por las nuevas aplicaciones en el transporte y la industria, así como por un “rápido despliegue de infraestructuras habilitadoras” como las estaciones de recarga para vehículos eléctricos, cuyas baterías pueden funcionar con pilas de combustible de hidrógeno.
Las nuevas aplicaciones en la industria y el transporte representan casi el 18% de la demanda total de hidrógeno durante el periodo de previsión del caso acelerado. El informe señala que esta fuente de demanda dependerá del desarrollo e instalación de tipos de hidrógeno que “no están tecnológicamente maduros” por ahora, como el hidrógeno verde producido por electrólisis con energía renovable.
Infraestructura actual
La infraestructura de producción de hidrógeno es muy variable en la región en la actualidad, ya que casi el 90% de la industria se encuentra en cinco países, señaló la AIE. Quizá el más avanzado sea Chile, que aspira a convertirse en una “potencia de la economía del hidrógeno”, con el objetivo específico de producir el hidrógeno verde más barato del mundo en 2030 y ser uno de los tres principales exportadores de hidrógeno en 2040.
La demanda también está muy concentrada. Trinidad y Tobago, por ejemplo, representó el 40% de la demanda total de hidrógeno de la región en 2019.
En la industria del acero, Brasil y México representaron juntos el 80% de toda la producción regional; en otras palabras, los dos países constituyen una importante fuente de demanda de hidrógeno actual y futura. El informe señalaba que lo mejor sería un enfoque de hidrógeno a medida, dados los perfiles industriales y de emisiones tan divergentes de los países latinoamericanos.
En resumen, la región cuenta con una base para seguir desarrollando una industria regional del hidrógeno. Pero la construcción de una cadena de valor del hidrógeno más sólida plantea un “complejo desafío” que requerirá capital y atención política durante décadas.
Según el informe, las instalaciones de hidrógeno existentes en la región podrían beneficiarse de la readaptación con tecnologías de captura y almacenamiento de carbono, como en las plantas de amoníaco y las grandes refinerías de crudo. La AIE hizo hincapié en la diferencia entre las formas actuales de hidrógeno y el futuro “hidrógeno bajo en carbono”, del que América Latina sólo cuenta con tres proyectos a nivel piloto.
El potencial de hidrógeno de América Latina existe tanto para el uso doméstico como para la exportación. Por lo tanto, la capacidad de la región para desarrollar la energía basada en el hidrógeno, para sí misma y para sus socios comerciales, podría en última instancia traer un efecto multiplicador de las inversiones realizadas hoy, sostiene el informe.
Más información en: IHS Markit / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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