España experimentó el mayor aumento de ciudadanos en riesgo de pobreza energética en la UE en 2020. Ahora, con los precios del gas y la electricidad en alza, Madrid está cada vez más preocupada por el impacto de las políticas climáticas en sus ciudadanos más vulnerables.
Los gobiernos de toda Europa han hecho sonar la alarma a medida que los aumentos continuos de los precios de la energía afectan a millones de hogares en el continente. La crisis actual llega en un momento en que la UE está negociando una nueva legislación, su paquete ‘Apto para 55’, que debería generar al menos un 55% de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para 2030. Muchos observadores advierten que, a menos que las implicaciones sociales de se aborde la transición energética, crecerá el malestar social.
España es uno de los países de la UE más golpeados por la actual crisis energética, con los precios de la energía alcanzando máximos históricos casi a diario en los últimos meses. El número de ciudadanos en riesgo de pobreza energética está creciendo en paralelo: según cifras de Eurostat, el 10,9% de los ciudadanos en España no pudo calentar adecuadamente sus hogares en 2020, frente al 7,5% en 2019.
España ocupa el sexto lugar en pobreza energética en la UE, por detrás de Bulgaria (27,5%), Lituania (23,1%), Chipre (20,9%), Portugal (17,5%) y Grecia (16,7%). Sin embargo, es el estado miembro de la UE que ha visto el aumento más pronunciado de la pobreza energética en los últimos años.
España ocupa el sexto lugar en pobreza energética en la UE, por detrás de Bulgaria (27,5%), Lituania (23,1%), Chipre (20,9%), Portugal (17,5%) y Grecia (16,7%). Sin embargo, es el estado miembro de la UE que ha visto el aumento más pronunciado de la pobreza energética en los últimos años.
En la última reunión de ministros de Medio Ambiente de la UE del 20 de diciembre de 2021, la Vicepresidenta del Gobierno y Ministra de Medio Ambiente de España, Teresa Ribera, fue clara: la transición energética debe verse “como una agenda de oportunidades, pensando en nuestros ciudadanos”.
Aunque la capacidad de las energías renovables ha aumentado en toda España, el gas todavía representa alrededor de una cuarta parte de la combinación de energía del país. Eso explica en gran medida por qué España ha sido uno de los países más afectados por la subida del precio del gas: en los mercados eléctricos marginales de la UE, todas las fuentes de energía generan electricidad al mismo precio, pero es la fuente de generación más cara la que dicta ese precio
España tiene como objetivo deshacerse del carbón para 2030 y la energía nuclear solo cinco años después, por lo que probablemente seguirá dependiendo del gas, importado del norte de África o a través de sus seis terminales de GNL, durante muchos años. Su Plan Nacional de Energía y Clima (NECP, por sus siglas en inglés) estima que las turbinas de ciclo de gas combinado aún representarían alrededor del 17% de su capacidad de generación de energía instalada en 2030.
Noticia tomada de: Energy Monitor / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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