El presidente Trump se ha acreditado los méritos de lograr que se materializara el acuerdo en el cual Rusia y Arabia Saudita pusieron fin a la guerra de precios que habían iniciado en marzo pasado.
Aunque EE.UU. no pactó reducir formalmente su producción, pareciera que será necesario que también haga un aporte al acuerdo cuyo objetivo principal es recortar la producción e intentar estabilizar el mercado petrolero mundial.
El pasado 9 de abril en el marco de una reunión de la OPEP +, Rusia y Arabia Saudita pusieron fin a la guerra de precios y llegaron a un acuerdo amplio para recortar la producción.
La situación del mercado mundial de petróleo no ha cambiado mucho luego de este histórico acuerdo, los precios siguen en franca caída básicamente por la caída de la demanda, no tanto por la sobreoferta en el mercado. Esto posiblemente lleve a la OPEP+ a acordar mayores recortes de producción.
Los futuros del petróleo crudo del oeste de Texas para mayo subieron alrededor de 20 centavos a US$ 20.42 por barril luego de las noticias del acuerdo. Sin embargo, en los días posteriores los futuros del crudo se estabilizaron por debajo de US$ 20 por barril por primera vez en 18 años.
Figura 1. Precio del WTI en la semana del 13 al 17 de abril
El Presidente Trump tiene interés en lograr la estabilización de precios que ha puesto en riesgo de bancarrota a la industria petrolera estadounidense. Por ello, es posible que esté considerando pagar a los perforadores para que parte de la producción se quede en el subsuelo y así contribuir a aliviar el exceso de crudo en el mercado.
El plan de compensación
El Departamento de Energía elaboró un plan para compensar a las compañías por tener reservas de petróleo de hasta 365 millones de barriles al hacer que ese crudo sin explotar sea parte de las reservas de emergencia del gobierno de EE.UU.
La ley federal ya le otorga al Departamento de Energía la autoridad para reservar hasta mil millones de barriles de petróleo para emergencias, sin dictar a dónde deben ir. Eso crea una apertura legal para almacenar crudo fuera de la reserva existente del gobierno e incluso bloquear su extracción. En este caso, el gobierno esencialmente compraría el petróleo encerrado bajo tierra, pero pediría a los productores que esperen en extraerlo o entregarlo.
Un acuerdo como este no tiene precedentes y refleja el interés del gobierno federal por dar un impulso a la industria y ayudar a los perforadores domésticos golpeados por un aumento de la producción de petróleo y un colapso de la demanda vinculado al coronavirus.
El plan de mantener el crudo en el subsuelo requeriría miles de millones de dólares en asignaciones que deben ser aprobadas por el Congreso.
Las consecuencias para los productores de la poca demanda de crudo
Los analistas, incluidos los expertos de Wood Mackenzie e IHS Markit, esperan que los tanques de almacenamiento se llenen para junio, cuando inicia el verano, si no antes. Si esto sucede, los productores de petróleo que no tienen dónde colocar su crudo se verían obligados a detener la producción y despedir trabajadores.
Algunos ya están inactivos en las plataformas de perforación y almacenan el exceso de suministros en los vagones de ferrocarril, mientras que los operadores de oleoductos están invirtiendo los flujos para transportar crudo a los sitios de almacenamiento que están subutilizados.
El 3 de abril, el presidente Donald Trump le pidió a su secretario de energía que “revise otras áreas donde puede almacenar petróleo” y busque lugares más grandes de los que tienen hasta ahora.
El Departamento de Energía está evaluando alternativas, incluido el almacenamiento de petróleo en petroleros flotantes, tanques de almacenamiento de refinería no utilizados y cavernas de sal subterráneas, dijeron los funcionarios. Pero esos enfoques pueden tomar demasiado tiempo para ayudar a medida que los inventarios de crudo de los EE.UU. avanzan hacia un punto de crisis.
La alternativa más viable
La solución más rápida sería recompensar efectivamente a los perforadores por tomarse un tiempo de espera. Según el enfoque que está desarrollando el Departamento de Energía, la agencia contrataría a las empresas a las cuales comprar reservas probadas de petróleo, pero retrasaría su producción por varios años, si no indefinidamente. Cuando ese crudo finalmente se extraiga y se venda, los ingresos irán al Tesoro. Las compañías serían seleccionadas a través de una subasta, y el gobierno elegiría a los postores de menor precio.
Altos funcionarios de la administración dijeron que el esfuerzo beneficiaría a las compañías petroleras independientes en los EE.UU., y se centraría en sitios que están produciendo hoy o aquellos con infraestructura en funcionamiento para que puedan producir rápidamente petróleo.
Los funcionarios del Departamento de Energía desarrollaron el plan después de afirmar que tienen la autoridad legal para realizar esta jugada y estudiar alternativas.
El Departamento de Energía ya ha tomado medidas para absorber el exceso de crudo alquilando espacio en la Reserva Estratégica de Petróleo de los EE.UU. para almacenamiento privado. La agencia dijo el martes que está en negociaciones con nueve compañías para almacenar unos 23 millones de barriles de crudo en las cavernas de sal subterráneas que conforman la reserva de emergencia.
Un intento reciente de la administración de invertir US$ 3 mil millones para comprar petróleo estadounidense para la reserva estratégica fue bloqueado en el Congreso, ya que los demócratas buscaron compensar la compra con inversiones en energía limpia.
Una oposición similar pudiese también anular el nuevo plan. Los líderes demócratas han dicho que se oponen a todo lo que parezca un “gran rescate de petróleo”. Y aunque los ambientalistas han favorecido un enfoque de “mantenerlo en el terreno” para eliminar gradualmente la producción de combustibles fósiles, el objetivo del presidente Trump está dirigida a mantener la industria y no a ponerle fin.
Con una reserva estratégica de unos 635 millones de barriles ya almacenados dentro de las cavernas de sal subterráneas en Texas y Louisiana, el gobierno tiene la autoridad para aumentarla y obtener 365 millones más mientras el Congreso dispensa el dinero para la transacción. A los precios actuales, podría costar al menos US$ 7 mil millones.
Una oportunidad de negocio indirecta
A los precios bajos de hoy, el gobierno de los Estados Unidos podría tener buenos resultados en el acuerdo. Comprar 365 millones de barriles al precio actual de US$ 19.87 por barril y vender al precio promedio de 2019 de $ 57.04 generaría más de US$ 13 mil millones de ganancias. Incluso vender a solo US$ 30 por barril podría generar casi US$ 4 mil millones, luego de restar los costos de transporte y mantenimiento.
Es una idea que el presidente Trump mantiene, así lo hizo saber en una reunión del 3 de abril con ejecutivos petroleros, en donde se preguntó por qué todos no estaban ahorrando crudo barato para venderlo más tarde.
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