En medio de la bonanza petrolera, la mayoría de las empresas de shale estadounidenses han mantenido la disciplina de gasto y están devolviendo el efectivo a los inversores en lugar de endeudarse para perforar más.
Como consecuencia, la era de crecimiento exponencial en la industria del petróleo y gas parece haber terminado, según afirma Halliburton, el proveedor de servicios de fracking más grande del mundo.
“Veremos una inversión creciente, pero, francamente, nada que se acerque a lo que vimos entre 2008 y 2014”, dijo el director ejecutivo de Halliburton, Jeff Miller, en un panel en la conferencia de energía ADIPEC en Abu Dhabi el martes.
“Las empresas gastaban a una tasa del 120% de su flujo de efectivo y eso no podía continuar indefinidamente”, dijo Miller.
Sin embargo, desde el colapso de la pandemia, el parche de shale de EE.UU. se ha centrado en devolver dinero a los accionistas, pagar deudas y sanear los balances.
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La producción de petróleo y gas de EE.UU. se ha recuperado, no obstante, la tasa de crecimiento no se acerca al crecimiento récord de 2018 o 2019.
Este año, los retrasos en la cadena de suministro y la inflación de costos se combinaron con la nueva disciplina de gasto del shale estadounidense para frenar el crecimiento de la producción.
Por su parte, el CEO de Pioneer Natural Resources, Scott Sheffield, ha dicho que el crecimiento de la producción de petróleo de EE.UU. probablemente decepcionará tanto este año como el próximo.
Sheffield ha pronosticado que la producción de petróleo de EE.UU. agregará 500.000 bpd este año, pero en 2023 las ganancias de producción pueden ser inferiores debido a las limitaciones.
En su Perspectiva energética a corto plazo de octubre, la Administración de Información del a Energía estadounidense (EIA) sugiere que la producción de petróleo crudo promediará 11,7 millones de bpd en 2022 y 12,4 millones de bpd en 2023, lo que superaría el récord establecido en 2019.
La EIA ha revisado a la baja sus pronósticos de crecimiento desde principios de este año, mientras que los analistas dicen que sus estimaciones actuales son demasiado optimistas.
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La industria del petróleo y el gas en Estados Unidos continúa frustrada con los mensajes mixtos de la Administración Biden, que continúa culpando a las compañías petroleras por los altos precios de la gasolina y exige que las empresas petroleras “bajen los precios para los consumidores en las gasolineras”.
Respecto a los últimos comentarios del presidente Biden sobre los precios de la gasolina y la amenaza de que las empresas petroleras “pagarán un impuesto más alto sobre sus ganancias excedentes y enfrentarán otras restricciones” si no aumentan la producción, el presidente y director ejecutivo del Instituto Americano del Petróleo (API, por sus siglas en inglés), Mike Sommers dijo esta semana: “En lugar de atribuirse el mérito de la caída de los precios y echar la culpa por los aumentos de precios, la administración Biden debería tomarse en serio abordar el desequilibrio entre la oferta y la demanda que ha causado precios más altos del gas y ha creado desafíos energéticos a largo plazo”.
Sommers dijo que las compañías petroleras no fijan los precios, lo hacen los mercados mundiales de materias primas.
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