Una de las mayores empresas de energía de Francia retrasó la decisión sobre un acuerdo de US$ 7,000 millones para importar gas natural licuado de Estados Unidos tras la presión del gobierno de París para buscar suministros más limpios del combustible.
Engie SA dijo que pospuso el trabajo en un contrato para tomar GNL de la operación de NextDecade Corp., que se alimenta de campos de shale gas que utilizan la controvertida tecnología de fracking.
La junta directiva de Engie ha decidido considerar para una etapa posterior el contrato con NextDecade, ya que necesita un examen más profundo, dijo un portavoz de la empresa.
El contrato entre Engie y Nextdecade se extendería hasta 2045 y es clave para iniciar la construcción de la terminal de exportación de GNL Rio Grande de la empresa estadounidense en Texas, según el grupo ambientalista Les Amis de la Terre.
NextDecade aún necesita agregar contratos a largo plazo para respaldar la decisión final de inversión para su proyecto Rio Grande LNG.
El retraso es el último ejemplo de un escrutinio adicional de la contaminación proveniente de la industria del gas natural y el GNL. Una vez promocionado como un combustible puente para suavizar la transición desde el carbón, los grupos de presión ambiental y los gobiernos apuntan cada vez más al gas por su contribución a los gases de efecto invernadero que dañan el clima.
La reducción de las fugas de metano, un gas de efecto invernadero con más de 80 veces el potencial de calentamiento climático del dióxido de carbono en sus primeros 20 años en la atmósfera, se ha convertido cada vez más en un foco de atención de reguladores, productores e inversores.
A principios de este mes, Les Amis de la Terre France, instó a Engie a no firmar el contrato con NextDecade, culpando al shale gas estadounidense por los desastres ambientales y sanitarios.
El gobierno francés posee una participación del 23.6% en Engie y ha pedido a la empresa que se abstenga de firmar el contrato por motivos de contaminación, dijeron a Bloomberg personas familiarizadas con el asunto.
Francia es una de las primeras naciones en adoptar una ley con objetivo hacer que su economía fuera neutral en carbono para 2050 para combatir el cambio climático en medio de la creciente preocupación entre los votantes.
El presidente Emmanuel Macron se encuentra entre los líderes de la Unión Europea que pidieron este mes un recorte mayor de emisiones para 2030 de lo que ya está planeado.
La Unión Europea es el mercado de importación de gas más grande del mundo y Estados Unidos está compitiendo por una participación de mercado con gasoductos más baratos procedentes de Rusia.
Las flexibilizaciones de la administración Trump relacionada con los límites de emisiones de metano, además de la falla general de la industria para controlar las emisiones, están haciendo más difícil vender el producto en el extranjero como una alternativa más limpia al petróleo o al carbón.
La administración de Donald Trump flexibilizó las regulaciones que se habían impuesto durante la era del presidente Brack Obama.
Estados Unidos comenzó a exportar GNL en 2016, y el presidente Donald Trump ha presionado a países como Alemania y Polonia para que reciban más cargamentos de Estados Unidos como contrapeso a los mayores volúmenes de gas que llegan a Europa procedentes de Rusia.
Los funcionarios de Trump también presionaron a las empresas europeas para que abandonen el apoyo a la construcción del gasoducto Nord Stream 2 desde Rusia, que está financiado en parte por Engie.
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