El gobierno francés dijo que nacionalizaría la compañía eléctrica EDF, diciendo que el paso es necesario para gestionar la transición fuera de los combustibles fósiles en un momento de crisis energética y la guerra en Ucrania.
La primera ministra Élisabeth Borne, dirigiéndose a la Asamblea Nacional por primera vez desde que el presidente Emmanuel Macron la nombró para el cargo, dijo el miércoles que el gobierno tenía la intención de poseer el 100% de las acciones de EDF, frente al 84% que posee actualmente.
Borne no proporcionó detalles específicos de los planes del gobierno, más allá de decir que el Estado aumentará su participación en EDF al 100%. Por el momento no se ha tomado ninguna decisión sobre las modalidades de la operación, dijo un portavoz del Ministerio de Hacienda.
EDF es una de las mayores empresas de servicios públicos de Europa y es fundamental en la estrategia nuclear de Francia, por la que el Gobierno apuesta para amortiguar el impacto de la subida de los precios de la energía exacerbada por la guerra de Ucrania.
En medio de la peor crisis energética de Europa en una generación, el gobierno francés quiere que la empresa, cargada de deudas, mantenga bajo control las facturas de electricidad de los hogares, a la vez que realiza grandes inversiones para reducir la dependencia de las importaciones de Francia.
La propiedad total del Estado podría hacer que esto sea más factible en términos financieros, pero hará poco para resolver los problemas operativos que están socavando la producción atómica.
Los diferentes problemas de EDF
EDF ha tenido que lidiar en los últimos años con diversos problemas en su envejecido parque de reactores y con los sobrecostos en la construcción de otros nuevos. Sus problemas se ven agravados por el límite impuesto por el gobierno a los precios de la electricidad y por la invasión rusa de Ucrania, que está haciendo más costoso para la empresa cubrir su propio déficit de producción de electricidad.
La nacionalización de EDF sería una medida ampliamente consensuada en la política francesa, que probablemente vería una cámara baja dividida en torno a Macron, que perdió su mayoría absoluta en las elecciones del mes pasado. Sin embargo, algunos legisladores de la oposición, entre ellos el líder del Partido Republicano en la Asamblea Nacional, Olivier Marleix, advirtieron del peligro de “desmantelar” la empresa tras su nacionalización.
La decisión de renacionalizar EDF no ha sido una sorpresa. Durante la campaña para su reelección, en marzo, el presidente Emmanuel Macron defendió la nacionalización de la compañía para reforzar la independencia energética francesa y su ambición de cero emisiones mediante la construcción de nuevas plantas nucleares.
El plan es también una señal de que los gobiernos europeos pueden verse cada vez más obligados a proteger a sus empresas energéticas de la agitación que ha provocado la guerra de Rusia.
La nacionalización de EDF finaliza con una subida del 15%
Macron dijo a principios de este año que EDF necesitará una amplia reorganización y decenas de miles de millones de euros de financiación pública para ayudarle a construir entre seis y 14 nuevas centrales nucleares para 2050. Las nuevas centrales, junto con una serie de nuevos proyectos eólicos y solares y unos objetivos de ahorro energético muy ambiciosos, forman parte del plan de Francia para conseguir la neutralidad de carbono en 2050.
Las acciones de EDF se dispararon tras el anuncio de Borne y cerraron con una subida del 15% en París, después de haber sufrido una fuerte caída antes de sus comentarios.
La nacionalización de la compañía podría tranquilizar a los acreedores, preocupados por la deuda financiera neta de la empresa, que ascendía a 43.000 millones de euros a finales del año pasado y que va a aumentar aún más a pesar de una ampliación de capital de 3.200 millones de euros realizada en abril.
El anuncio de la primera ministra coincide con el apoyo del Parlamento Europeo, este mismo miércoles, a que tanto el gas como la nuclear sean consideradas energías verdes, una decisión que ha desatado controversia, pero que permitiría a ambas energías contar con una etiqueta verde gracias a la cual pueden atraer inversiones multimillonarias.
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