El sistema energético europeo tendrá que estar completamente descarbonizado para 2050, si continúan en la lucha contra el cambio climático. Sería interesante saber ¿cómo sería un sistema de energía completamente libre de CO2?
Lamentablemente, aunque se detenga súbitamente las emisiones excesivas de dióxido de carbono, no se podrá mitigar los efectos de los gases de efecto invernadero. El calentamiento global es un hecho, así que solo queda buscar soluciones que se adapten al entorno.
Para reducir el impacto no vale solo con detener y controlar las emisiones actuales. Sería necesario retirar de la atmósfera un billón de toneladas de CO2 correspondientes a casi 200 años de emisiones.
Si no, el calentamiento global, aunque podría reducir su progresión, seguirá aumentando durante miles de años, con todas las consecuencias. El dióxido de carbono es el gas que más preocupa actualmente a los expertos, debido a su gran cantidad procedente de la acción humana.
¿Qué opciones existen para un sistema energético libre de CO2?
Dejando aparte la energía nuclear, de la que muchos países de la UE han optado por alejarse, hay básicamente dos opciones:
1.- Electricidad renovable
Gracias a la decisión de la UE en 2009 de invertir masivamente en energías renovables, el coste de estas tecnologías se ha desplomado y cada vez son más competitivas respecto a las fuentes tradicionales, como el carbón y el gas. Sería tentador imaginar un futuro energético en el que se utilice únicamente electricidad renovable, biocombustibles y biogás.
Inevitablemente el panorama es más complicado que eso. Los biocombustibles sólo pueden proporcionar una parte limitada de nuestras necesidades en el transporte y la electricidad de origen renovable, aunque se espera que proporcione la mayor parte de las carencias de energía a largo plazo, no puede hacerlo todo.
Por ejemplo, la electricidad no puede suministrar de forma razonable a la industria intensiva en energía, como la del acero o la de muchos procesos químicos, y no se espera que la tecnología de baterías llegue a ser lo suficientemente ligera y potente para ser usada en los vehículos de transporte de mercancías pesadas o para el almacenamiento de energía con carácter estacional.
La electricidad utilizada para la calefacción de edificios a través de bombas de calor es eficiente a temperaturas normales, pero no cuando hace frío. Pero incluso, si teóricamente se pudiera utilizar la electricidad para todas estas necesidades, es muy cuestionable que seamos capaces de construir las líneas eléctricas adicionales que necesitaríamos para ello.
2.- Gas verde o bajo en carbono
El hidrógeno puede utilizar las redes de gas existentes, con pequeñas adaptaciones y a un coste mucho menor comparado con la construcción de nuevas líneas de transmisión de electricidad. Es muy improbable que la producción con energía eólica y fotovoltaica sea capaz de proporcionar toda la electricidad que se requiere de una manera efectiva, debido a que solo producen energía cuando el sol brilla y el viento existe. La solución más eficiente será una gran parte de la electricidad renovable complementada con la electricidad producida a partir de gas verde o bajo en carbono.
A partir de gas natural, es posible separar el hidrógeno y dióxido de carbono, almacenando el CO2, por ejemplo, en campos de gas vacíos, o solidificándolo y utilizando el grafito resultante en procesos industriales. También se puede producir con electricidad renovable, separando el agua en hidrógeno y oxígeno, aunque, al menos en la actualidad, esto parece ser una opción todavía costosa.
Es imposible predecir con certeza cuánta electricidad renovable se necesitará en 2050, y cuánto gas verde o bajo en carbono. Pero en cualquier caso, se va a necesitar una gran cantidad de gas, tanto natural como bajo en carbono, en el periodo hasta 2050, no sólo para reemplazar la generación con carbón.
Muchos observadores de la industria ven la demanda de gas estable durante al menos otros 20 años. Y está igualmente claro que una gran cantidad de hidrógeno es imprescindible en las últimas etapas de la descarbonización que provendrá, al menos en parte, del gas natural.
Visión energética
Nada es seguro, por supuesto, porque finalmente será la fuente de energía más barata y limpia la que deberá prevalecer en el sistema energético, sin embargo, es esencial mantener bajos los precios de la energía durante el proceso de descarbonización.
Lo que sí está claro, es que, el gas natural sigue siendo una importante parte del futuro energético de Europa y las redes de gas con las que se cuenta, representan un activo que es esencial cuidar, porque parece que se deberá usar para las generaciones venideras.
Te puede interesar: Enel inicia la construcción de un parque eólico de 51 MW en España