En las próximas décadas, el mundo consumirá mucha más energía y si es confiable y asequible, la gente disfrutará de niveles de vida más altos. Eso es fantástico, pero al mismo tiempo, hay una gran población en el mundo que incluso carece de acceso a la mayoría de los servicios básicos de energía. No solo esto, sino que el cambio climático sigue siendo un desafío a enfrentar.
Esta necesidad, dio lugar a la demanda de generar algunas innovaciones que puedan ayudar a ambas a coexistir de una manera que sea suficiente para la creciente necesidad de los seres humanos, así como para contribuir al control del clima. Hoy en día el uso de las energías renovables ha ido creciendo y hay países que prácticamente han cumplido con la cuota del Acuerdo de París. Sin embargo, este año 2019 marca un hito en esta materia.
Por ejemplo, en Estados Unidos, según la Administración de Información de Energía, la generación de electricidad en 2018 fue de 63.5% a partir de combustibles fósiles, 19.3% de energía nuclear y 17.1% de fuentes de energía renovable. Entre las energías renovables, las fuentes principales fueron el 7% de energía hidroeléctrica, el 6,6% de energía eólica y el 1,6% de energía solar, ver figura 1. De los combustibles fósiles, el gas natural alcanzó un nivel récord del 35%, mientras que el carbón registró un mínimo histórico de 27% en 2018, después de la Segunda Guerra Mundial.
Los países desarrollados como los Estados Unidos y el continente europeo ya están dispuestos a cambiar sus patrones de consumo para incorporar energía limpia. Para esto, han surgido varias tendencias que pueden permitir que muchos países adopten soluciones de energía sostenible de una manera que incluso demuestren ser un ahorro.
La innovación en todo, incluidas las tecnologías de almacenamiento de energía, redes inteligentes y generación de electricidad, afectará a todos y cada uno de los sectores
El reto que los especialistas prevén es el almacenamiento de la energía, debido a que facilitará las viabilidades de la eólica y solar, las dos fuentes que son demasiado caras, debido a los costos relacionados con las baterías que almacenan la energía generada.
Afortunadamente, Europa está en la ejecución del proyecto AGERAR, almacenamiento y gestión de energías renovables en el sector residencial y comercial. Su objetivo principal es promover la eficiencia energética y criterios de sostenibilidad en microredes comerciales y residenciales, incrementando el uso y mejorando la gestión de energías renovables gracias a su almacenamiento y a la utilización de tecnologías de información y comunicación.
El almacenamiento de energía desempeña un papel importante para equilibrar la oferta y la demanda y es clave para abordar los problemas de intermitencia de la energía renovable. La combinación de un sistema de almacenamiento con una fuente de energía limpia, garantiza un suministro uniforme y estable, incluso, cuando las condiciones climáticas no son óptimas para su generación.
Las baterías son los dispositivos de almacenamiento más comunes que se utilizan con este fin actualmente, y su uso está aumentando tanto a escala residencial como a nivel de la red. Se espera que las tecnologías de almacenamiento de energía continúen mejorando, haciendo que su empleo sea más viable y asequible.
“La necesidad de almacenar energía surge cuando comprendes cuán increíblemente difícil es generar electricidad”, dice Benjamin Sovacool, profesor de Política Energética de la Universidad de Sussex (Reino Unido).
La tecnología de almacenamiento es crucial y el continente americano, por su parte, puede valerse de la oportunidad. Según el Global WindEnergy Council (GWEC), en 2018 el sector eólico instaló en el continente americano 11.900 megavatios (MW) de nueva potencia, un 12% más que en 2017. El mercado más maduro, el del norte, creció 10,8 puntos. El más joven, el latinoamericano, instaló un 18,7% más potencia que el año anterior.
Según el presidente ejecutivo de GWEC, Ben Backwell, “el mercado eólico norteamericano es uno de los más maduros y competitivos del mundo. De sus éxitos se pueden extraer muchas experiencias y muchas lecciones, que pueden ser usadas en otros mercados”.
Sobre Latinoamérica, Backwell también ha dejado un mensaje de optimismo: “el desarrollo del mercado eólico en Latinoamérica es también muy positivo”, ha dicho. El responsable máximo del Consejo Global de la Energía Eólica ha repasado las grandes subastas que han tenido lugar en Brasil durante el año. Además, ha destacado las importantes inversiones que líderes del sector como son Vestas y Nordex han hecho en Argentina, “lo que prueba el potencial, a largo plazo, del mercado regional”.
Por todo esto, las innovaciones tecnológicas en almacenamiento pueden dar un rumbo positivo al incremento de proyectos de energías renovables en el mundo. Un factor que es primordial para darle continuidad a las estrategias de cumplimiento del Acuerdo de París.
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