El Gobierno español rechaza el plan anunciado por la Comisión Europea de recortar el consumo de gas en un 15%, entre agosto y marzo de 2023, ante la posibilidad de que Rusia suspenda el suministro de gas a Europa.
La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha adelantado lo que sería el voto de España sobre esta propuesta en el Consejo de Energía del 26 de julio al considerar que una reducción homogénea de tal magnitud no tiene en cuenta las circunstancias españolas, cuyos hogares e industria han hecho un esfuerzo para reducir su dependencia del gas que no han hecho en otros Estados miembros y por su capacidad para importar gas natural licuado, que termina después en buena medida reconducido a otros países.
El Gobierno español no ordenará a los consumidores que limiten su consumo de gas, dijo el jueves la ministra Ribera, después de que España dijera que se opondría a una propuesta de la Unión Europea para reducir el uso del gas.
“Pase lo que pase, las familias españolas no sufrirán cortes de gas ni de electricidad en sus hogares y el Gobierno defenderá la posición de la industria española, que ha pagado un precio especial para garantizar la seguridad del suministro”, dijo la ministra.
“No vamos a introducir en una ley la obligación de ajustar la temperatura de los termostatos de los hogares”, dijo en una entrevista en la radio local Cadena SER. Sin embargo, el Gobierno recomendará a los ciudadanos que ahorren energía, dijo.
Ribera dijo que el consumo en España había estado dentro de los límites razonables. “Queremos ayudar, pero también queremos que se nos respete”, dijo. Añadió que “no se nos puede imponer un sacrificio desproporcionado”, especialmente cuando “no se nos ha pedido opinión”.
La ministra dijo que su gobierno se opondría a la propuesta de la Unión Europea ya que el país no depende del gas ruso después de haber hecho esfuerzos en el pasado para invertir en infraestructuras de almacenamiento y licuefacción de gas.
“La lógica dice que si nuestro papel en términos de solidaridad es ser la referencia en el almacenamiento y reexportación de gas es absurdo pensar que tenemos capacidad para reducir en términos absolutos nuestras importaciones de gas”, dijo Ribera.
La propuesta de la Comisión Europea apunta a una reducción voluntaria del 15% del consumo medio en los últimos cinco años. En el caso de España, serían 55 teravatios hora (TWh) de una media de 367,28 TWh.
La propuesta permitiría a Bruselas hacer obligatorio el objetivo en caso de emergencia de suministro, si la UE declara un riesgo sustancial de escasez grave de gas debido a que Moscú restringe aún más los suministros a Europa.
Menos margen de recorte en España
España se opone al recorte línea del 15% del consumo de gas natural porque este recorte significaría mucho más en los hogares e industrias españolas que en otros países.
El motivo es que el mix energético español ha ido desprendiéndose en mayor medida del gas en los últimos años que en otros países que siguen siendo muy dependientes de él. Por tanto, hogares e industria española tienen “menos margen” para reducir un consumo de gas que ya es mucho menor que en otros países.
La vicepresidenta ha criticado que en las últimas décadas la Comisión no haya querido invertir en el despliegue de más interconexiones y ha afirmado que aun así España tiene un tercio de toda la capacidad de la UE para importar gas natural licuado (GNL).
Portugal y Grecia también se oponen
Portugal también se ha opuesto a las reducciones obligatorias por considerarlas que son injustas, sobre todo si se tiene en cuenta que el país utiliza mucho menos gas ruso que otros Estados miembros de la Unión Europea.
El secretario de Medio Ambiente y Energía de Portugal, João Galamba, dijo que la medida propuesta era “insostenible” y “desproporcionada”.
“Toda la lógica del racionamiento presupone sistemas (europeos de distribución de gas) interconectados, y parece que la Comisión Europea se ha olvidado de ello”, declaró Galamba al diario portugués Publico.
Añadió: “Portugal estuvo durante años y años en desventaja porque no tenía enlaces” con el resto de la red de distribución de energía europea y el país siempre ha tenido que comprar “gas más caro”.
Grecia, que depende de Rusia para un 40% de su gas, también se ha opuesto al plan de la UE, dictando sus propias medidas de contingencia.
Grecia se ha librado de cualquier interrupción en el suministro de gas natural, en gran parte gracias a los esfuerzos por importar grandes volúmenes de GNL, informó Reuters.
En su lugar, Grecia propone un mecanismo de limitación de los precios del gas al por mayor en la UE y compras conjuntas de gas como “solución europea”, según dijo el jueves el portavoz del Gobierno, Giannis Oikonomou.
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