España espera que la reactivación de una instalación de importación de gas, tras una década sin funcionar, contribuya a paliar la crisis energética sin precedentes que sufre Alemania.
España dispone de un tercio de la capacidad de almacenamiento de gas natural licuado en Europa y cerca de un 25% de regasificación. Con esta infraestructura, junto al desarrollo de nuevas conexiones, el país podría desempeñar un papel clave en la seguridad de suministro de la UE.
El país ibérico, que ya cuenta con seis terminales de gas natural licuado (GNL) en funcionamiento, tiene previsto reactivar, en enero, la planta de regasificación de GNL del puerto de El Musel. Esto permitirá a los comerciantes traer el combustible, almacenarlo en tanques in situ y, cuando sea necesario, transportarlo potencialmente por barco a las terminales de GNL que Alemania está creando.
“Nuestra prioridad ahora es tratar de ampliar al máximo nuestra capacidad de exportar gas al resto de Europa, aprovechando la gran infraestructura gasística que tenemos”, dijo Arturo Gonzalo Aizpiri, director general del operador español de redes de gas Enagas SA.
El proyecto para la planta de regasificación de El Musel se paralizó por orden judicial hace 10 años, apenas se culminó su construcción, ante el exceso de plantas regasificadoras y la falta de demanda.
El primer tanque de almacenamiento de El Musel entrará en funcionamiento en enero, y el segundo en marzo, dijo Gonzalo Aizpiri en una entrevista en la conferencia Gastech de Milán, donde su empresa comprobó el interés del mercado por el suministro de gas desde las terminales españolas. Es probable que el gas reexportado se dirija principalmente a Alemania, dijo.
Si las unidades de almacenamiento flotante de GNL alemanas van a estar muy ocupadas, “probablemente les sería útil tener esta capacidad de almacenamiento intermedio en nuestras plantas”, dijo Aizpini. “Esto dará flexibilidad y capacidad de almacenamiento a los operadores europeos, principalmente en Alemania”.
GNL Fast-track
Alemania, tradicionalmente muy dependiente del gas ruso, es uno de los países más afectados de Europa, ya que la crisis energética aumenta el riesgo de racionamiento drástico, recesión económica y malestar social.
En este sentido, Alemania pondrá en marcha este invierno, por la vía rápida, hasta tres terminales flotantes de importación de GNL, pero se necesitan más para garantizar un suministro suficiente, sobre todo si el invierno resulta más frío de lo habitual.
La Unión Europea apenas produce gas natural (un 10%), así que cada año tiene que importar unos 390 bcm de este commodity, según la AIE, y de ahí, 150 bcm provienen de Rusia (alrededor del 40%).
Otras medidas para ayudar al resto de Europa
Enagas también está tomando otras medidas para aumentar la capacidad de envío de gas a Europa:
- Aumentar la capacidad de compresión del actual gasoducto a Francia en 1.500 millones de metros cúbicos al año, hasta alcanzar los 8.500 millones anuales antes de finales de 2022.
- Aumentar el suministro a Italia hasta en 2.500 millones de metros cúbicos mediante el envío de gas a través de pequeños buques de GNL.
- Planes para construir nuevos gasoductos a Francia e Italia. “Estamos convencidos de que Europa debe seguir adelante con esto”, dijo Gonzalo Aizpiri.
Mientras continúan los debates políticos sobre la conexión transfronteriza, el gasoducto a Francia está en una fase avanzada y podría estar listo para empezar a enviar gas el próximo otoño, en función de los acuerdos.
El otro gasoducto a Italia puede tardar más, ya que el proyecto no está tan avanzado. Este proyecto podría transportar entre 10.000 y 15.000 millones de metros cúbicos anuales, y se calcula que costará unos 3.000 millones de euros (3.000 millones de dólares).
Gonzalo Aizpiri afirmó “estamos en mejor posición que otros países y nos sentimos cómodos”, dijo el director general. “Estamos convencidos de que no tendremos que afrontar apagones o restricciones, pero eso no significa que seamos inmunes, porque también estamos expuestos a los precios que vive Europa”.
España está muy bien posicionada en su capacidad de almacenamiento de gas natural, está muy por encima de la media histórica y muy por encima de la media europea. También los almacenes subterráneos han experimentado una inyección extraordinaria de gas.
Este contexto, junto con el gasoducto que conecta a España con el gas de Argelia, y los puertos marítimos bien situados para recibir el GNL estadounidense, posiciona a España como uno de los países que podría enfrentarse, sin mucha complicación, a un invierno sin gas ruso.
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