Hay quienes afirman que el Covid-19 ha provocado un retroceso en los últimos avances obtenidos en la transición hacia las energías sostenibles. Sin embargo, hay países que están preparados para enfrentar la transición energética.

Cuando se inicie el proceso de salir de esta pandemia, la humanidad tendrá una oportunidad única para construir un mundo mejor, creando sistemas más sostenibles que ofrezcan más resiliencia a las comunidades de todo el mundo y reduzcan las emisiones que están impulsando el cambio climático.
Si bien, los bloqueos han provocado una caída temporal de las emisiones de CO2, la pandemia impulsa el riesgo de descarrilar el progreso reciente para abordar los desafíos energéticos del mundo. Con la presión de que las economías inactivas vuelvan a la normalidad, el cambio a corto plazo hacia un sector energético más sostenible podría estar en duda.
Energías sostenibles – Cambio positivo
La última década ha visto transformaciones rápidas y los países avanzan hacia la generación, el suministro y el consumo de energía limpia. Las centrales eléctricas de carbón se han retirado, a medida que aumenta la dependencia del gas natural y las fuentes de energía renovables libres de emisiones.
Desde 2015, 94 de 115 países han mejorado su puntaje combinado en el Índice de Traducción de Energía (ETI), que analiza la disposición de cada país para adoptar energía limpia utilizando tres criterios: acceso a la energía y seguridad; desarrollo económico y crecimiento y por último sostenibilidad del medio ambiente.
Pero el grado de cambio y el calendario para alcanzar las emisiones netas cero difieren mucho entre países, y en su conjunto, los avances actuales son insuficientes para cumplir con los objetivos climáticos establecidos por el Acuerdo de París.
Avance de las energías sostenibles en el mundo
Suecia encabeza el ranking general por tercer año consecutivo como el país más preparado para la transición hacia la energía limpia, seguido por Suiza y Finlandia. Francia y Reino Unido son los únicos países del G20 que se encuentran entre los 10 primeros.
Fuera de los 10 principales, el progreso ha sido moderado en Alemania. En el puesto 20, el país se ha comprometido a eliminar gradualmente las centrales eléctricas de carbón y trasladar la producción industrial a combustibles más limpios como el hidrógeno, pero hacer que los servicios de energía sean asequibles sigue siendo una lucha.
China, que ocupa el puesto 78, ha logrado grandes avances en el control de las emisiones de CO2 al cambiar a vehículos eléctricos e invertir fuertemente en energía solar y eólica: actualmente tiene la mayor capacidad de energía solar fotovoltaica y eólica terrestre del mundo.
Junto con China, países como Argentina, India e Italia han mostrado fuertes mejoras consistentes cada año. Bangladesh, Bulgaria, Kenia y Omán, entre otros, también han registrado ganancias a lo largo del tiempo. Pero los países que consumen mucha energía, incluidos los EE. UU., Canadá y Brasil, muestran poco o ningún progreso hacia una transición energética.
En los Estados Unidos, puesto 32, las decisiones de política obstaculizaron los movimientos para establecer un sector energético más sostenible. El vecino Canadá lidia con las demandas conflictivas de una economía en crecimiento y la necesidad de descarbonizar el sector energético. El hecho de que solo 10 de 115 países hayan mejorado de manera estable sus calificaciones desde 2015 demuestra la complejidad de la transición energética.
Más del 80 % de los países han mejorado sus resultados, pero el avance de países en Asia y África sigue presentando dificultades. Los programas de acceso energético en estas regiones deben priorizar servicios comunitarios como alumbrado público, calefacción y aire acondicionado urbano, refrigeración alimentaria y conservación de productos farmacéuticos, saneamiento urbano y gestión del tráfico.
Conclusión – Vulnerabilidad de la seguridad energética
En economías avanzadas, el “acceso” viene determinado por la asequibilidad. Las facturas de servicios suponen una parte cada vez mayor del gasto de los hogares, una dificultad que podría verse exacerbada por la incertidumbre económica generada por Covid-19. Además, la seguridad energética es cada vez más vulnerable a fenómenos meteorológicos extremos como huracanes, inundaciones e incendios, que cada vez ocurren con más frecuencia e intensidad, así como a los ciberataques.
En el tema de energías sostenibles existe una gran distancia entre lo que se necesita, lo que se promete y lo que es probable que se consiga, las alteraciones combinadas de Covid-19 han desestabilizado el sistema energético global, lo que conlleva posibles retrocesos a corto plazo. En última instancia, se requieren grandes esfuerzos para garantizar no solo el mantenimiento de los impulsos recientes, sino su aceleración, con el fin de conseguir los ambiciosos objetivos que se requieren.
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