Lamentablemente, el mundo está atravesando por uno de los desafíos más grandes en los últimos tiempos. Ningún sector se escapa de las consecuencias económicas que pudiera afrontar y el de las energías renovables causa preocupación por el avance obtenido.
La lucha que muchas organizaciones han bregado para que los países se plieguen al Acuerdo de París, puede verse afectado por la proliferación del coronavirus. Una pandemia decretada que la industria de las energías limpias ha tratado de suavizar el impacto, ¿lo lograrán? Un camino incierto a recorrer, pero probablemente los esfuerzos no sean en vano. Veamos el análisis de entes expertos en la materia.
El análisis de los datos del Departamento de Trabajo, publicado por Environmental Entrepreneurs (E2), el Consejo Americano de Energía Renovable, E4TheFuture y BW Research Partnership, presenta una imagen desafiante para la industria. A los fines del análisis, el término “energía limpia” abarca una gama de áreas que incluyen: energías renovables como la solar y la eólica; almacenamiento de energía; eficiencia energética; y combustibles limpios
Muestra que, el mes pasado, 106.472 personas que trabajaban en puestos de energía limpia solicitaron beneficios de desempleo. Mirando más adelante, el análisis proyecta que más de 500.000 personas que trabajan en energía limpia, el 15 % de la fuerza laboral del sector, perderán sus empleos en los próximos meses, a menos que la administración del presidente Donald Trump y el Congreso tomen medidas rápidas.
Energías renovables: consecuencias económicas
Las consecuencias económicas de Covid-19 son históricas. Las actividades, desde la fabricación de vehículos eléctricos hasta la instalación de paneles solares, están siendo afectadas y todo indica que esto solo puede ser el comienzo.
Las cifras son un duro golpe para una industria que agregó más de 70.000 empleos en 2019. La fuerza laboral de energía limpia en los EE. UU. creció a casi 3.4 millones de personas a fines del año pasado, según el informe Clean Jobs America 2020 de E2.
Parece que este año planteará una serie de desafíos para el sector de las energías renovables, muchos de ellos relacionados con la pandemia de coronavirus, que ha causado problemas con las cadenas de suministro y ha obligado a algunas fábricas a cerrar.
En una publicación a fines de marzo, Abigail Ross-Hopper, presidenta y directora ejecutiva de la Asociación de Industrias de Energía Solar (SEIA) con sede en los Estados Unidos, escribió que la industria solar estaba “en riesgo”. Citando una encuesta, Ross-Hopper enfatizó: “los datos mostraron que las empresas y los trabajadores de la energía solar están perdiendo negocios y Covid-19 les está dejando sin trabajo”.
Por otro lado, la firma de investigación y consultoría Wood Mackenzie dijo que las instalaciones solares globales para 2020 habían sido revisadas a la baja de 129.5 gigavatios (GW) a 106.4 GW, lo que representa una caída del 18 % en comparación con los niveles previos al coronavirus.
En el sector de la energía eólica, el fabricante danés de turbinas eólicas Vestas suspendió la orientación para 2020, señalando que la difusión global de Covid-19 y las medidas nacionales tomadas para contenerlo habían causado interrupciones en las instalaciones, la fabricación y su cadena de suministro.
Conclusión – ¿Pronóstico claro?
Los pedidos de quedarse en casa, probablemente afectarán el consumo de electricidad, y el mayor impacto se producirá en el sector comercial debido al cierre de negocios, según las perspectivas. También se estima que las ventas de electricidad a la industria caerán a medida que las fábricas reduzcan la producción.
Desafortunadamente, la pandemia continúa extendiéndose y sin un pronóstico claro sobre cuándo se recuperarán los mercados eólicos clave como Estados Unidos, Brasil e India. Hay poca visibilidad para el resto del año. Aunque es necesario esperar, es preciso tener cautela y planificar actividades en pro del resurgimiento, porque es seguro que llegará y de los momentos de crisis salen ideas excelentes.
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