Hoy más que nunca los gobiernos e instituciones de todo el mundo están poniendo su mirada sobre las energías renovables. Se ha visto un gran avance en la energía solar fotovoltaica, pero ¿se ha pensado cómo pudiera afectar a las generaciones futuras?
La procreación de residuos es solo una parte del impacto ambiental que genera cualquier fuente de energía, y todas las acciones propias de un proyecto generan huellas específicas, según los factores ambientales afectados del ecosistema.
A medida que crecen las instalaciones de paneles fotovoltaicos, también lo hace la necesidad de pensar en el futuro, porque ¿qué pasa si se desea cambiar a otra fuente de energía o si los paneles ya cumplieron su misión? ¿Se convertirán en materiales de desecho, más basura?
Buscando las estrategias a aplicar
La solución que muchos buscan es el reciclaje. Pero parte del problema es que los paneles solares son complicados de reciclar. Están hechos de muchos materiales, algunos peligrosos, además, se ensamblan con adhesivos y selladores que dificultan su separación.
“La longevidad de estos paneles, la forma en que se unen y cómo se construyen, hace que sea inherentemente difícil usar un término, desmantelar“, dijo Mark Robards, director de proyectos especiales para ECS Refining, uno de los recicladores de electrónica más grandes de los EE. UU.
Los paneles se separan mecánicamente y se descomponen con ácidos para separar el silicio cristalino, el material semiconductor utilizado por la mayoría de los fabricantes fotovoltaicos. Los sistemas de calor se usan para quemar los adhesivos que los unen a sus armaduras, y los sistemas hidro-metalúrgicos ácidos se usan para separar los metales preciosos.
Ahora bien, desde principios del año 2000, la cantidad de paneles solares instalados en todo el mundo ha crecido exponencialmente, y se espera que continúe haciéndolo durante décadas. Su vida útil es de unos 25 a 30 años, lo que significa que algunos de los paneles instalados, no tardan en ser retirados. Y cada año que pasa, se irán sumando más. Serán módulos fotovoltaicos de vidrio y metal que pronto comenzarán a sumar millones, y luego decenas de millones de toneladas métricas de material.
Estamos ante una coyuntura que debe ser resuelta, no es posible dejar este problema para las generaciones futuras, el tema es de vital importancia, pero ¿cuál es el número estimado de paneles que pudieran ser reciclados en todo el mundo? Existe un informe emitido por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés), el cual refleja el gran trabajo que supondrá reciclar miles de placas solares.
Fig. 1 – Países que para el 2050 tendrán millones de toneladas de residuos de paneles fotovoltaicos
Como se observa en la figura 1, para el 2050 se tendrá aproximadamente entre 60 – 78 millones de toneladas de residuos en paneles fotovoltaicos por todo el mundo. Es necesario tomar acciones. En la actualidad, solo la Unión Europea ha adoptado regulaciones específicas en el campo del reciclaje. La mayoría de países de todo el mundo los clasifican cómo basura o material industrial.
En casos excepcionales, cómo Japón o Estados Unidos disponen de normas generales que afectan a los paneles por contenido de material peligroso, y los procesos de tratamiento o destrucción de los mismos, pero mediante una legislación muy pobre.
El problema ya no es la intención de reciclar, sino que es complicado realizar esta actividad con los paneles solares. Aunque aún falta mucho camino que recorrer desde la perspectiva legislativa, los objetivos de las empresas a largo plazo, serán asegurarse de que los procesos sean lo suficientemente baratos y eficientes para hacer frente a la oleada de paneles desmantelados que nos vamos a encontrar alrededor del mundo. Definitivamente, el coste total tiene que ser atrayente, el objetivo es que nadie tenga que pensar en otra opción que no sea reciclar.
Es cierto que las energías limpias o verdes no generan emisiones y aprovechan energía de fuentes naturales para hacerla útil, pero también tienen sus desventajas en cuanto a otros factores ambientales. La emisión de contaminantes afecta principalmente al agua y al aire, pero las energías limpias se saltan estos factores para afectar a otros de segundo orden.
Para finalizar, es conveniente recordar que la energía solar fotovoltaica es una de las que más auge ha tenido en el mundo, aunque haya que prepararse para atenuar sus efectos en el futuro. Con una buena planificación y ejecución de medidas efectivas de mitigación, estos daños potenciales se verían disminuidos. Por ello, es necesario enfatizar que la mejor energía es aquella que genere el mayor número de impactos mitigables, tanto como sea posible.
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