Las plantas de energía nuclear no emiten gases de efecto invernadero, pero tienen inconvenientes de costo y seguridad.
La mayoría de los niños probablemente saben cómo es una planta de energía nuclear por el videojuego Fortnite o el programa de televisión “Los Simpson”. Pero, ¿cuántos saben lo que sucede dentro de esas instalaciones, o cómo se traduce en la electricidad que alimenta nuestros hogares?
En el corazón de cualquier planta de energía nuclear, hay pequeñas piezas de uranio llamadas átomos. Con cuidado y bajo control, los técnicos rompen estos átomos usando una reacción llamada fisión nuclear (rima con visión). Cuando eso sucede, se liberan toneladas de energía en forma de calor, que hierve el agua y crea vapor. Esto hace que otro dispositivo, conocido como turbina, gire muy rápidamente.
“La turbina está acoplada a un generador eléctrico, lo que hace que también gire”, dijo William C. Evans, un científico nuclear jubilado. “Cuando el generador gira, se produce energía eléctrica y luego se nos envía para que la usemos a través de cables largos”.
Hoy existen 55 centrales nucleares en 28 estados, según la Oficina de Energía Nuclear del Gobierno de Estados Unidos. Juntas, estas instalaciones, algunas de las cuales usan un proceso ligeramente diferente para generar vapor, producen alrededor de una quinta parte de la electricidad que se usa en los Estados Unidos.
“De hecho, hay una planta nuclear [Calvert Cliffs] no lejos de Washington, DC, cerca de la bahía de Chesapeake, que genera energía eléctrica limpia y confiable desde mediados de la década de 1970”, dijo Evans.
Por supuesto, existen serios riesgos asociados con la energía nuclear. En 1986, un accidente en la planta de energía nuclear de Chernobyl en un lugar ahora llamado Ucrania provocó 31 muertes en unos pocos días y miles de enfermedades relacionadas en los años posteriores para las personas que vivían cerca. Y en 2011, un terremoto y un tsunami provocaron otro accidente mortal en la planta de energía nuclear Fukushima Daiichi en Japón. La fisión nuclear también produce desechos radiactivos, que pueden dañar a personas y animales si no se almacenan adecuadamente.
Otro gran inconveniente de la energía nuclear es el costo que requiere construir una de las instalaciones. Aunque cuestan varios miles de millones de dólares cada uno, estos precios no son nada comparados con lo que le costará al mundo dejar que continúe el cambio climático, dice Evans.
Las plantas de energía nuclear crean enormes cantidades de energía eléctrica que no emiten gases de efecto invernadero al aire, dijo Evans. Esto es importante, porque los gases de efecto invernadero producidos por el carbón, el gas natural y el petróleo empeoran el cambio climático.
La energía nuclear por sí sola no puede solucionar el cambio climático, pero según Evans, junto con energías alternativas como la eólica y la solar, podría ser parte de la solución.
Noticia tomada de: The Washington Post / Traducción libre del inglés por World Energy Trade
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