El interés por el hidrógeno está creciendo y la demanda está aumentando rápidamente. En la actualidad, se producen 80 millones de toneladas de hidrógeno cada año, y se espera que aumente en unos 20 millones de toneladas para finales de la década.
Básicamente, esta nueva ola de ‘economía verde’, se basa en tres pilares: una mayor mercantilización y privatización de la naturaleza y los ecosistemas, integrando sus funciones, -redefinidas como ‘servicios’ a los mercados financieros; la promoción de nuevas tecnologías y la vasta expansión del uso de biomasa; y un marco de políticas que permitan y subsidien con recursos públicos esos desarrollos privatizadores.
Caso estudio del Hidrógeno
El interés por el hidrógeno está creciendo y la demanda aumenta rápidamente. Está claro que la próxima transformación significativa en la transición energética se basará en la economía del hidrógeno, transformando electrones verdes en moléculas verdes a través de la electrólisis del agua para crear hidrógeno verde.
En este momento, se producen 80 millones de toneladas de hidrógeno cada año, y se espera que aumente en unos 20 millones de toneladas para fines de la década. Mirando aún más adelante, para el 2050, muchos estudios sugieren que la producción habrá crecido a alrededor de 600-700 millones de toneladas. Hoy en día, la mayor parte del hidrógeno se consume cerca de donde se produce, con mayor frecuencia en una planta química, pero en el futuro esa demanda será más amplia con el hidrógeno azul formando un puente hacia lo que será un futuro de hidrógeno verde.
Ninguno de los escenarios descritos trata de revisar las causas de las crisis, ni de cuestionar los patrones de producción y consumo que están en sus raíces. Y las ‘ganancias-ganancias’ a las que se refieren, son para los mismos que ha provocado las crisis y se han lucrado con ellas. Son las mismas viejas empresas transnacionales contaminantes, las que ahora también controlan las tecnologías y los nuevos mercados, las que abren esta llamada ‘economía verde’ buscando nuevas fuentes de negocios con los desastres.
Para un gas que es incoloro, el Hidrógeno, insípido e inodoro
Es irónico que se designe como gris, azul y verde; el color designado según el método de producción. Para que el hidrógeno alcance su potencial como fuente de energía respetuosa con el medio ambiente, es vital que la cadena de suministro esté libre de emisiones. El método convencional actual para producir hidrógeno es a partir de combustibles fósiles como el metano, el gas natural o el carbón. Este tipo de hidrógeno, denominado hidrógeno gris, comprende más del 95% de la cantidad producida hoy, y es un proceso intensivo en emisiones, con ~ 10 kilogramos de CO2 emitidos para producir cada kilogramo de hidrógeno. Si se agrega un proceso de captura y almacenamiento o uso de CO2 (CCUS), este hidrógeno, aunque producido a partir de hidrocarburos, está libre de emisiones y, a menudo, se lo denomina azul.
Sin embargo, para muchas personas y organizaciones, ‘economía verde’ tiene un significado positivo, asociado a producción agrícola orgánica, energías renovables, tecnologías limpias. En efecto, existe una diversidad de propuestas de economías alternativas, socialmente justas, culturalmente apropiadas y ecológicamente sustentables. Pero esta nueva noción de ‘economía verde’ que se está manejando desde los gobiernos y empresas, va por un camino distinto. Se trata básicamente de renovar el capitalismo frente a las crisis, aumentando las bases de explotación y privatización de la naturaleza.
Capacidad de la cadena de suministro
Una clave para habilitar el potencial de la economía del hidrógeno es una cadena de suministro que pueda producir hidrógeno verde a escala y a un precio que pagará el mercado. Durante los últimos 10 años, ese ha sido un enfoque en Siemens, y la compañía se encuentra en las etapas formativas de entregar esa tecnología para la industrialización a gran escala del hidrógeno.
Un gran hito se produjo hace cinco años con el lanzamiento al mercado del “Silyzer 200 de Siemens”. Desde entonces, la empresa ha realizado pilotos comerciales con clientes para diferentes aplicaciones. Hace dos años, amplió el portafolio con una versión de 10 MW. El año pasado, junto con sus socios Verbund y Voestalpine, Siemens construyó su primera instalación en una planta de acero en Linz, Austria.
Como sucede con todas las tecnologías emergentes, la base de costos inicial era alta, con prototipos y fabricación a medida, pero a medida que la tecnología madura y la adopción aumenta, los costos continúan reduciéndose. A medida que crecen los volúmenes de producción, se puede introducir la automatización avanzada en el proceso de fabricación junto con el aprovechamiento de la digitalización, como los gemelos digitales y la modularización, donde la empresa utiliza bloques de construcción modulares estandarizados que se desarrollan para servir para los casos de uso de los clientes.
Te puede interesar:
- Hidrógeno, baterías, captura de carbono: la ruta para reducir las emisiones de carbono en Australia
- Airbus presenta diseños de hidrógeno para vuelos sin emisiones
- Hyundai llevará camiones de hidrógeno al mercado estadounidense en 2022